Revista Nómadas
Dirección de Investigación y Transferencia de Conocimiento
Carrera 5 No. 21-38
Bogotá, Colombia
Correo electrónico: nomadas@ucentral.edu.co
![]() |
Versión PDF |
María Angélica Garzón**
* Este artículo es producto de la investigación "Gestión cultural y políticas de lugar: enfoques alternativos al desarrollo", realizada gracias al apoyo del Instituto de Estudios Sociales Contemporáneos de la Universidad Central, IESCO, y de Colciencias.
** Socióloga de la Universidad Nacional de Colombia y Magíster en Sociología de la misma universidad. Investigadora del Instituto de Estudios Sociales Contemporáneos de la Universidad Central, IESCO. E-mail:Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla.
El presente artículo señala la forma en que las políticas de lugar movilizadas por el Cineclub Itinerante La Rosa Púrpura del Cairo, entran a confrontar las lógicas de guerra (geografías de terror) impuestas por los actores del conflicto armado en la región de los Montes de María. Esta experiencia cultural resulta interesante porque pone de manifiesto las relaciones entre territorio, cultura, identidad y política en el momento de desplegar acciones territoriales que buscan proponer nuevos proyectos colectivos.
Palabras clave: lugar, políticas de lugar, geografías de terror, prácticas culturales, territorio, cineclub itinerante, Montes de María, Colombia.
O presente artigo sinala a forma na qual políticas de lugar mobilizadas pelo Cineclube Intineirante La Rosa Púrpura do Cairo, entram a confrontar as lógicas de guerra (geografias de terror) impostas pelos atores do conflito armado na região dos Montes de Maria. Esta experiência cultural resulta interessante porque põe em manifesto as relações entre território, cultura, identidade e política no momento de entender ações territoriais que procuram propor novos projetos coletivos.
Palavras-chaves: lugar, políticas de lugar, geografias de terror, práticas culturais, território, Cineclube Intineirante, Montes de Maria, Colômbia.
This article points out the way in which the policies of place that are mobilized by the Cineclub Itinerante La Rosa Púrpura del Cairo, confront the logics of war (terror geographies) imposed by the actors of the armed conflict in the Colombian region of Montes de María. This cultural experience shows the relations among territory, culture, identity, and politics, when unfolding territorial actions that new collective projects are proposing.
Key words: place, policies of place, terror geographies, cultural practices, territory, itinerant movies club, Montes de María, Colombia.
Imagina el día nueve de octubre de 2002, el día que dicen: que van a dar una película en pantalla gigante, imagina la alegría que yo tenía; tenía casi diez años que no veía cine aquí en El Carmen.
José Solórzano
Indiscutiblemente, los Montes de María1 es hoy una de las zonas de Colombia que ha vivido con mayor fuerza los rigores del conflicto armado. De hecho, en los últimos veinte años esta región se ha configurado como una de las más violentas del país. Actualmente, la violencia no cesa, ya que la necesidad de controlar dicho territorio, estratégico para la movilizarse desde el centro del país hasta su Costa Caribe, genera constantes enfrentamientos entre diversos grupos armados (AUC, FARC2 y Ejército Nacional). Lo anterior convierte los Montes de María en un botín de guerra, que representa para sus pobladores/as constantes amenazas contra sus vidas y para el territorio en general, su catalogación como "zona roja", de intenso conflicto armado. En efecto, los Montes de María son reconocidos –en mayor medida– por las cifras de desplazamientos, asesinatos, secuestros y acciones de guerra que se producen en ellos, y –en menor medida– por las acciones que cuestionan y retan las lógicas del conflicto armado.
Así, la lectura hegemónica de los Montes de María es la de un escenario de conflicto en el que la guerra ha desdibujado el territorio entre los tránsitos prohibidos, el desplazamiento y el temor. Entonces, ¿cómo realizar lecturas diferentes de este espacio?, ¿es viable resistirse a la guerra sin incurrir en su lógica y sus prácticas?, ¿es posible configurar los Montes de María como otro territorio?, en últimas, ¿qué pertinencia tiene indagar por la construcción del lugar en un contexto de conflicto armado?
Estas preguntas me condujeron al proyecto del Cineclub Itinerante La Rosa Púrpura del Cairo del Colectivo de Comunicaciones Montes de María Línea 21 (en adelante CCMMa). Elegí este proyecto porque creo que su experiencia en el territorio y con él, es una muestra de la forma en que el CCMMa está contribuyendo a construir una nueva región. Concretamente, indagaré esta reconfiguración desde la noción de políticas de lugar, es decir, a partir de las acciones que retan las lógicas que sobre el lugar tiene la confrontación armada. Por lo tanto, mi propósito puntual en este artículo es exponer cómo las políticas de lugar producidas por el Cineclub Itinerante están retando las geografías de terror (Oslender, 2006), proponiendo la imaginación, vivencia y re-apropiación del lugar o del territorio de los Montes de María.
Para ello, comenzaré haciendo una reseña de lo que es el proyecto del Cineclub Itinerante La Rosa Púrpura del Cairo; luego, expondré la forma en la que entiendo las políticas de lugar y las geografías de terror; y, finalmente, ofreceré tres ejemplos de cómo las políticas de lugar derivadas del Cineclub, están retando las geografías de terror impuestas por la guerra en los Montes de María.
El Cineclub Itinerante La Rosa Púrpura del Cairo hace parte del CCMMa, corporación que a través de diversos procesos de educación-comunicación, propone un proyecto de paz y reconstrucción social en la región. El Colectivo cuenta con una trayectoria de trece años de trabajo y con diversos reconocimientos en los niveles nacional e internacional3. Su trabajo vincula diversos temas como la cultura, el uso del tiempo libre, la participación, etc. con la comunicación y la formación de niños/as y jóvenes en lenguaje radial y audiovisual y en comunicación para el cambio social. De allí que el Cineclub sea más que una actividad de esparcimiento, actualmente es un proceso pedagógico: "[…] Que nace como constructor de opciones lúdicas y educativas para los jóvenes de la región de los Montes de María, extendiendo sus alternativas de vida por un lado y por otro, recuperando la calle como escenario para construir lo público con la participación de toda la comunidad" (Vega y Bayuelo, 2007: 7).
El origen del Cineclub se remonta a la noche del 8 de octubre de 2002. En esta fecha se presentaron cuatro atentados dinamiteros en el municipio de El Carmen de Bolívar. Esta acción buscaba intimidar a la población civil e imponer el toque de queda, es decir, obligar a los moradores a permanecer en sus casas a determinadas horas de la noche. Sin embargo, la respuesta de la población fue diferente: al menos trescientas personas asistieron a la proyección de cine auspiciada por el CCMMa que se realizó como un acto de rechazo a estos hechos violentos: "aquella misma noche, se decide proyectar una película sobre un mantel blanco en la Plaza Central" (Bayuelo, 2005: 2). Este hecho, vital para las apuestas del CCMMa, podría pasar inadvertido si no se examina a la luz de la situación de orden público que se vivía en este momento en los Montes de María.
En ese período, la región padecía la intensificación del conflicto armado a causa de la incursión definitiva de grupos de autodefensas en la zona y su confrontación directa con la guerrilla de las FARC. Al respecto, el Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario, comenta:
Durante estos años (1990-2002), el 69% de las acciones armadas fue realizado por las FARC, el 14% por el ELN, 9% por los grupos de autodefensas, 2% por el ERP y 6% por guerrilleros que no fueron identificados. Así mismo, se pudo establecer que de las 485 acciones registradas en los últimos trece años, el 45% se produjo en los diez municipios de Bolívar pertenecientes a los Montes de María, mientras que el 55% se distribuyó entre los veintiséis municipios de Sucre. La concentración del accionar armado es muy marcada en El Carmen de Bolívar, San Jacinto, Zambrano y María la Baja (municipios de Bolívar) donde se aglutina el 36% de las acciones más recurrentes en el conflicto. En Sucre, donde comparativamente la concentración de acciones por municipio tiende a ser menor que en Bolívar, sobresalen Ovejas y San Onofre (Oppddh, 2003: 12).
A esta situación se le sumaba también la respuesta militar del Estado colombiano, mediante el incremento de la fuerza armada y la denominación de los Montes de María como zona de rehabilitación y consolidación, es decir, una zona en la que según el artículo 11 del Decreto 2002 del 2002 regirían: "medidas específicas para conjurar las causas de perturbación del orden público e impedir la extensión de sus efectos". Todo esto mantenía sumergida a la región en una guerra que a través de acciones como atentados dinamiteros, secuestros, desapariciones, etc., imponía el miedo a los pobladores/as y generaba la desarticulación de las organizaciones sociales y la pérdida del encuentro cara a cara y de lo público. Así fue como la noche del 8 de octubre de 2002 en la plaza de El Carmen de Bolívar, el CCMMa ofreció algo más que una proyección de cine; brindó la oportunidad para que la población local diera una respuesta masiva frente a las lógicas de guerra y su prohibición de celebrar lo colectivo y lo público.
De esta forma, el Cineclub Itinerante La Rosa Púrpura del Cairo aparece bajo la excusa del encuentro entre pobladores por medio de la apreciación cinematográfica, y, sin embargo, va más allá, realizando un llamado a la recuperación del espacio público y a una apropiación diferente del territorio en los municipios que conforman los Montes de María. Adicionalmente, el Cineclub apoya la escuela audiovisual del CCMMa que ha formado (entre 2004 y 2006) a más de doscientos setenta y cinco jóvenes en lenguaje audiovisual y ha realizado cuatro documentales y cinco cortometrajes, ampliando las expectativas profesionales, laborales y vitales de estos jóvenes.
En la actualidad, el Cineclub Itinerante sigue tan vigente como desde su inicio. Incluso sus objetivos se han ampliado para responder a las nuevas exigencias del contexto: no sólo apunta al rescate de la calle y de la noche, sino también a la formación de público, al fomento a las organizaciones sociales en torno a la cultura, a la construcción de una memoria colectiva y a la promoción de las prácticas culturales propias de la región.
El accionar de diferentes grupos armados4 en la región de Montes de María, produjo en este territorio la misma consecuencia: la implementación de geografías de terror. Las geografías de terror son el resultado de la convergencia de elementos patrocinados desde el terror y la guerra: desplazamientos forzados, tránsitos prohibidos, imposibilidad de encuentros y el surgimiento de paisajes de miedo: casas abandonadas o quemadas, trincheras, grafitis alusivos a grupos armados, etc. En general, las geografías de terror pueden definirse siguiendo a Oslender como: "la transformación de lugares y regiones en paisajes de miedo con unas articulaciones espaciales específicas que rompen de manera dramática, y frecuentemente imprevisible, las relaciones sociales locales y regionales" (Oslender cit. Herrera y Piazzini, 2006: 161). Considero las geografías de terror igualmente como la desarticulación de rutinas cotidianas, de tránsitos, encuentros y vivencias, sumado al deterioro tanto del tejido social como de los proyectos colectivos basados en un territorio: "El miedo trunca mucho a las personas, su desarrollo vital, le da a uno desesperanza, desconfianza, intranquilidad, uno ya no habla con nadie y piensa: ¿para qué me quedo aquí?" (conversación personal con Julio García, CCMMa, 2007).
Ahora bien, frente a estas desarticulaciones aparecen formas de resistencia que entran a confrontar directamente las geografías de terror: las estrategias dirigidas a revertir las lógicas territoriales implementadas por la guerra. Ejemplo de ello son las políticas de lugar propuestas por el Cineclub Itinerante La Rosa Púrpura del Cairo, que mediante su práctica re-dibuja unos Montes de María diferentes a los planteados por la guerra.
La pregunta por el lugar y sus posibilidades analíticas y políticas viene realizándose en las últimas décadas gracias a las discusiones que problematizan la hegemonía de la globalización. Contrario a los debates sobre la modernidad que privilegian lo global frente a lo local, estas discusiones controvierten la relación unidireccional global- local, permitiendo una concepción diferente del lugar. Éste ya no es entendido como marco de la vida social sino como un producto cultural y de relaciones de poder en el que se ponen en juego proyectos colectivos (Escobar, 2005: 130). Ciertamente, desde el horizonte de estas discusiones, pensar en términos de lugar es hacerlo en términos de cultura local y política localizada en un marco de redes globales.
Varios son los referentes teóricos que han contribuido a dirigir el debate en esta dirección, ampliando las posibilidades analíticas y políticas del lugar; entre ellos privilegio la geografía feminista, particularmente la de Doreen Massey (1994) y tres de sus postulados clave: 1) el lugar no es sólo escenario de las vivencias cotidianas sino que hace parte de ellas, 2) la estructuración, gestión y uso del lugar se realiza a partir de atributos identitarios, y 3) la localidad es un nivel de análisis crucial en el estudio de la dinámica social. Desde mi perspectiva, estos postulados son fundamentales en el momento de definir el lugar como la convergencia de lo geográfico, lo vivencial, lo imaginario y lo identitario en un espacio y en un tiempo determinados. También como el producto de la relación entre afectos, subjetividades, sueños, etc.
Adicionalmente, estos postulados entienden el lugar ya no sólo como el marco de la acción social sino desde su dimensión política y cultural, lo que invita a pensar la construcción del lugar en términos de interacciones sociales. Es decir, la apropiación y vivencia del lugar es concebida como una apuesta política que se realiza por medio de acciones basadas-en-lugar que vinculan la identidad con la cultura y el territorio (Escobar, 2005: 139) entrando en disputa con proyectos antagónicos. Ahora bien, ¿cómo se dan esas acciones basadas en el lugar?, ¿cómo ocurre en la práctica la construcción, apropiación y vivencia del lugar? Para responder a estas preguntas, Arturo Escobar y Wendy Harcourt sugieren la noción de políticas de lugar. Entiendo que las políticas de lugar son acciones movilizadas desde prácticas culturales que interpelan, retan y controvierten lógicas homogeneizantes respecto al lugar. En el caso de esta investigación, las políticas de lugar hacen referencia a las acciones desplegadas por el Cineclub Itinerante que logran interpelar, retar y controvertir las lógicas territoriales impuestas por las geografías de terror.
Para entender mejor la forma en que operan las políticas de lugar y su interpelación a las lógicas territoriales de la guerra, a continuación examinaré tres de éstas políticas desplegadas por el Cineclub por ser las más representativas: apropiar, sentir e imaginar el lugar.
La itinerancia es entendida como una estrategia para estar y circular en el lugar sin permanecer cotidianamente en él, es decir, ir, venir y volver dejando en cada visita un mensaje que invita a las personas a pensar, vivir y construir su territorio:
La itinerancia es la posibilidad de estar en otros lugares que no son exactamente la casa. Itinerancia implica movimiento, versatilidad, adaptación, estar aquí hoy y mañana en otro lado llevando de manera comunitaria nuestros mensajes hasta donde por limitaciones tecnológicas, pero también por características del contexto, no podrían llegar de otro modo (entrevista con Carmen Pacheco, CCMMa, 2007).
El lugar, entendido como una construcción colectiva que es posible a través de la interacción cotidiana, se había perdido en los Montes de María en medio de la guerra y la prohibición del encuentro. Así que para realizar acciones culturales en este contexto –uno de los objetivos del CCMMa– se debía comenzar con "preparar el terreno", es decir, generar las condiciones para que dichas acciones tuvieran resonancia e impacto. El Cineclub Itinerante y sus proyecciones gratuitas y bajo las estrellas fueron una de las estrategias utilizadas para invitar a la población a tomarse de nuevo la noche, las plazas y las calles y de esta forma re-construir el lugar. Entonces, la itinerancia comienza a convertirse en una de las potencias del Cineclub en vez de una condición efecto de las dificultades técnicas, presupuestales, de movilidad (estado de algunas vías de acceso a corregimientos o veredas) y de seguridad. La estrategia de auto-desdoblamiento (Martín-Barbero cit. Herrera y Piazzini, 2006: 24) o de estar y desplazarse simultáneamente deviene en política de lugar:
Es nuestra apuesta por simbolizar la recuperación de nuestro derecho a la movilización, a ocupar y vivir los espacios públicos, a compartir con el otro y la otra un mismo escenario, en un momento histórico para los Montes de María, cuando la pelea por el territorio sigue cobrando tantas víctimas, todo es una estrategia de convivencia pacífica y de participación ciudadana (entrevista con Carmen Pacheco, CCMMa, 2007).
La itinerancia es política de lugar porque pone en el escenario público la necesidad de apropiarse nuevamente del lugar (lo territorial, cultural, público, colectivo y vivencial) como punto de partida para iniciar un proyecto de región diferente, además porque "es participativa, masiva, invita al diálogo, genera reflexión, su mismo carácter de callejero e itinerante nos da matices democráticos" (entrevista con Carmen Pacheco, CCMMa, 2007). Lo anterior, sumado a la circulación que se realiza en todos los municipios de los Montes de María, garantiza que las apuestas por la conformación de un escenario cotidiano diferente al propuesto por la guerra se hagan visibles y se extiendan por toda la región:
—¿Ustedes hacen una reconfiguración de la región?
—Totalmente […] claro, hemos ido a todos los municipios e incluso a algunas veredas […] es como reafirmar desde los medios de comunicación los sentidos de pertenencia hacia el lugar (entrevista con José Luis Oviedo, CCMMa, 2007).
En suma, la itinerancia como política de lugar, resiste las lógicas de guerra que intentan negar la construcción de lo público. Ella posibilita la re-apropiación del lugar mediante un movimiento constante que la hace fluida, rápida y directa, y en consecuencia, inaprensible para el conflicto armado pero con repercusiones importantes en la población que aprovecha la proyección de cine para encontrarse, dialogar y ejercer su derecho al espacio público.
Esta política toma el nombre acuñado por el sociólogo Jair Vega Casanova (2007) para describir el principal elemento que caracteriza el proyecto del Colectivo:
Este elemento se basa en la estrategia que utiliza el director Woody Allen en la película que da nombre al Cineclub, en la que los personajes salen de la pantalla de cine para interlocutar con la audiencia. En este caso, la estrategia funciona al revés, es la audiencia la que entra a la pantalla de cine no sólo como interlocutores sino como protagonistas de su propia historia (Vega y Bayuelo, 2007: 11).
De hecho, tomar para el Cineclub el nombre de una de las películas de este director norteamericano es más que un homenaje a su obra; en realidad, es una apuesta por generar un sentido de lugar (Agnew cit. Oslender, 2000), aquél derivado de la experiencia de vivir en un lugar particular –los Montes de María– afectado por la guerra y por las geografías de terror. En efecto, la ruptura de los lazos vecinales, municipales y regionales produce una ruptura en el nivel simbólico en el que se comienza a estigmatizar al otro, ya sea persona o municipio, como algo peligroso y generador de desconfianza. Esto se materializó en los Montes de María en el aislamiento entre municipios, en evitar ciertos lugares porque eran refugios de guerrilleros o de paramilitares y en asegurar que cierta población pertenecía a un bando o a otro.
Lo anterior deslegitima y desdibuja proyectos colectivos asociados a un territorio y los sentimientos derivados de allí. No obstante, con la metáfora de Woody Allen, el Cineclub Itinerante cuestiona las formas que rompen el sentido de lugar a través de la promoción de un reconocimiento propio diferente a los percibidos desde afuera:
El Cineclub tiene una doble intencionalidad frente a lo que significa para la región como tal: reconstruir la imagen parcializada que los medios de comunicación han creado sobre la región hacia fuera, pero también hacia adentro […] o uno va a Salado y te dicen: pa´ El Carmen de Bolívar no voy ni llorando […] pero con este tipo de cosas tú le muestras a la gente otro Carmen de Bolívar que no es el que te muestran los medios de comunicación nacional (conversatorio con el equipo del Cineclub, Carmen Pacheco, 2007).
Entonces, la metáfora de Woody Allen puede ser entendida como una acción simbólica dirigida al espectador con el fin de animar en él/ella una reflexión respecto a lo que significa vivir en un lugar. Dicha acción es intencionada, puesto que en todas las proyecciones del Cineclub Itinerante se busca generar esta reflexión mediante la interlocución que dentro de la pantalla y fuera de ella pueden hacer los espectadores con los personajes, situaciones y elementos del contexto que les son mostrados:
Se confiaba plenamente en que los personajes saldrían de la pantalla y establecerían diálogos e interacción con el público, acto que a lo mejor podría ser imperceptible para los personajes de la guerra. ¿De qué conversarían con estos nuevos personajes? No importa […] Lo cierto es que en ese regreso silencioso del público del cine a su casa, cada quien con su silla en la mano, la compañía de los personajes de la película, invisibles para otros ojos, ya estaban haciendo su trabajo (Vega y Bayuelo, 2007: 11).
Esta política se dirige a la convergencia entre vivir en el lugar y vivenciar el lugar, a la identidad, para este caso, al ser montemariano/a. Tal identidad no debe ser entendida como esencial y estática, es más bien, relacional y dinámica. Es decir, que a partir de los diversos sentimientos de lugar, identificaciones, tránsitos, imaginaciones y vivencias del territorio, se va configurando el ser montemariano/a como una marca particular en el proyecto de región que se pretende movilizar. Entonces, esta política se dirige a generar dicha identidad por medio de la exaltación, reconocimiento y puesta en práctica de diferentes elementos posibilitados por la región misma: "Lo que he percibido es el color de la tierra, las características de las personas, el mismo sabor, las mismas ganas, los mismos sueños: construir unos Montes de María diferentes […] las artesanías, la música, sobretodo las gaitas" (entrevista con José Luís Oviedo, 2007).
En los Montes de María, las geografías de terror no sólo han producido limitaciones obligadas en los tránsitos y encuentros. También han dejado inscripciones en las formas en que la población vive, siente e imagina su lugar. Al igual que en el caso del Pacífico colombiano, señalado por Oslender, estas geografías han restringido a la población, en términos espaciales y en términos vivenciales, la imaginación y la experiencia del territorio (Oslender cit. Herrera y Piazzini, 2006: 163). Así, las lógicas de la guerra repercuten en los niveles de movilidad, de espíritus, corazones, creencias y proyectos colectivos. Por todo esto, la identidad entendida como el resultado de vivir y vivenciar el lugar, no es ajena al conflicto armado: "si alguien afirma hoy: yo soy montemariano, estaríamos frente a un mensaje vacío que no puede traducirse en referentes concretos, salvo en una alusión a la violencia y el conflicto armado" (PNUD et al., 2003: s/p, subrayado mío).
De este modo, el llamado a recuperar tradiciones, bailes, creencias, fiestas, celebraciones de la región como formas para imaginarla y sentirla, se convierte en algo más que una acción para preservar el patrimonio cultural. Es una práctica movilizada desde los mensajes transmitidos por el Cineclub Itinerante, que busca rehacer el tejido social y fortalecerlo mediante el reconocimiento de lo "nuestro", es decir, de aquellos elementos provenientes de la historia, la economía, las expresiones culturales, etc., que configuran un ser montemariano/a diferente del mensaje vacío que perciben otros actores de la región: "Ser montemariano es el sentir de una población que ha vivido las cosas buenas y que ha sido azotada por el conflicto armado […] somos como una familia con diversas culturas y que tienen en común el color, el empeño que le ponen a las cosas, ganas de salir, el empuje que tenemos" (entrevista con Julio Cesar García, CCMMa, 2007).
Así, el Cineclub Itinerante, con su política del ser montemariano/a, entra a confrontar imaginarios colectivos que son el resultado de décadas de conflicto armado en los Montes de María, y que apuntan a desarticular la identidad como uno de los ejes principales para afrontar socialmente los estragos y las lógicas de la guerra.
Para comprender el impacto que han tenido las políticas de lugar movilizadas mediante el Cineclub Itinerante La Rosa Púrpura del Cairo sobre las geografías de terror implementadas en la región de los Montes de María, es necesario advertir la forma en que han operado dichas geografías y su marca en la región:
En la competencia entre organizaciones armadas por el control de posiciones estratégicas, las autodefensas han recurrido principalmente a las masacres, mientras que las guerrillas golpean a los civiles a través de los asesinatos selectivos […] en 1999 se producen cuatro masacres que cobran la vida de cerca de veinte personas. Este mismo año las FARC dan muerte a nueve particulares en dos masacres que tienen el propósito de golpear a quienes perciben como auxiliadores de los grupos de autodefensa; la primera se llevó a cabo en El Salado, la segunda en Jesús del Monte […] en 2001, en el mes de abril subversivos del frente 37 de las FARC produjeron la muerte a cuatro personas en la vía que conduce al municipio de Zambrano. En San Juan Nepomuceno, en el mes de marzo de 2000 fueron asesinados nueve habitantes del corregimiento San Cayetano […] (Oppddh, 2003: 11).
En los Montes de María, la violencia trajo como consecuencia la desarticulación de las formas de organización (políticas, económicas, las relaciones de vecindad, etc.) y con ello el debilitamiento del tejido social. En términos de vida cotidiana, la desaparición de escenarios de encuentro, de espacios recreativos, de esparcimiento, de circulación y la pérdida de lo público. Con la violencia también entran en escena las geografías de terror mediante actos como las bombas, las incursiones armadas, los asesinatos, las desapariciones y los desplazamientos forzados. En El Carmen de Bolívar, por ejemplo, "la última lágrima" era quien determinaba el toque de queda en la población:
No solamente eran las bombas, era una camioneta que le tenían un apodo: la última lágrima […] una camioneta blanca con vidrios polarizados que pasaba y nadie sabia quien iba adentro […] resulta que la camioneta pasaba y se llevaba a la gente, nunca más se volvía a saber de ellos. Esa camioneta era una de las causas para que la gente no saliera a determinada hora, no discriminaba (entrevista con Carmen Pacheco, CCMMa, 2007).
De esta forma, el lugar fue restringido en su dimensión territorial a tránsitos mecánicos y utilitarios: recorridos de la casa al trabajo, de la escuela a la casa o esporádicas salidas sólo de ser necesario. En su dimensión cultural el lugar sufrió los efectos de la prohibición de los encuentros entre vecinos y familiares al fresco de la noche, que en los Montes de María resulta una imposición contraria a las formas de ser en comunidad. Finalmente, en su dimensión identitaria, el lugar y sus pobladores se convirtieron en sinónimos de guerra. Frente a este panorama, la población no tenía otra opción que resguardarse del conflicto armado, mantenerse en casa, privilegiar lo privado, alejarse de lo público, evitar la organización social, desconfiar del otro/a, olvidarse de vivencias pasadas y sueños futuros y resignarse a sobrevivir. Las geografías de terror parecen primar sobre otras inscripciones del lugar. Sin embargo, en las geografías de terror es posible encontrar estrategias que apuntan a la "re-definición de las relaciones sociales anteriores y reconstrucción de los paisajes de miedo en espacios de solidaridad y paz" (Oslender, 2006: 164), es decir, a producir políticas de lugar.
En el caso de los Montes de María, las políticas de lugar implementadas por el Cineclub Itinerante son estrategias dirigidas a la re-construcción del lugar por medio del encuentro, la apropiación del territorio y la movilización de imaginarios colectivos que celebran la identidad montemariana. Por lo tanto, dichas políticas de lugar contribuyen a la construcción de lugares de resistencia en medio de las geografías de terror. Por ejemplo, la itinerancia responde directamente a las restricciones del encuentro y de los recorridos impuestas por los actores armados, actúa en la dimensión espacial o geográfica del lugar. La metáfora de Woody Allen apunta a generar sentimientos de pertenencia hacia el lugar olvidados en medio de la guerra (lo vivencial del lugar), y el ser montemariano/a invita a re-construir el lugar mediante su imaginación, celebración y re-apropiación (el lugar a través de lo identitario). Así, las restricciones que fundamentan las geografías de terror comienzan a ser desarticuladas por medio del llamado a tomarse la noche, la calle y lo público que hace el Cineclub en cada una de sus funciones. También por sus mensajes, que muestran la otra cara de los montemarianos (la persistencia, la organización, la alegría y las ganas de salir adelante) y que invitan soñar, imaginar y vivir unos Montes de María diferentes.
Ciertamente, al igual que en la historia de Cecilia (en La rosa púrpura del Cairo), quien encuentra el amor de la mano de Tom Baxter, un aventurero que salta de la pantalla del cine para rescatarla de su tristeza, lo que pretende el Cineclub es que los espectadores encuentren razones para creer y sentirse parte de la región, entrando en la pantalla y entablando diálogos con las películas, sus personajes y situaciones. Se trata de una invitación para perderse entre la realidad y la ficción, y en este tránsito, de la misma forma que Cecilia, enamorarse, esta vez no de un héroe, sino de un lugar y las posibilidades de vida que ofrece. La invitación anterior, más la itinerancia, la circulación por casi todos los municipios que conforman los Montes de María y cinco años de trabajo continuo, dan como resultado cambios en la región, imperceptibles en términos cuantitativos, pero significativos a la hora de vivir, imaginar y sentir el lugar, sobre todo, a la hora de retar las geografías del terror: "una cosa que nosotros hemos analizado y es el efecto que produce el cine […] cuando tú les muestras a ellos mismos, porque ese efecto es otro, cuando la gente se ve en una proyección de cine no solo se reconoce, se ve bonita y se siente que eso es lo importante" (entrevista con Carmen Pacheco, CCMMa, 2007).
En síntesis, la propuesta y práctica del Cineclub es la de construir un lugar por medio de la resistencia al terror, el miedo y el silencio; un lugar que se vea y se deje ver no como un simple producto de la guerra; que sea propositivo y se encamine a un proyecto de tolerancia, respeto y paz. Es decir, el lugar como un proyecto político surgido desde apuestas culturales y territoriales: "desde los Montes de María, para los Montes de María y el mundo entero" (conversación personal con Carmen Pacheco, 2007).
El Cineclub Itinerante La Rosa Púrpura del Cairo es una experiencia cultural que apunta a la reconstrucción de un lugar desdibujado por la violencia. En sus años de trabajo no sólo ha realizado funciones gratuitas y bajo las estrellas, sino que ha propiciado la escuela audiovisual del CCMMa y la realización de encuentros, talleres y foros con temas relevantes para la agenda pública de los municipios y de la región. Su impacto más notable tiene que ver con la forma en que reta las lógicas de la guerra, disputándole el espacio público, la noche, el derecho al encuentro, al esparcimiento, los sueños y la posibilidad de organización social por medio de actividades lúdicas de formación y reflexión que se derivan de la apreciación cinematográfica.
Por lo tanto, la experiencia del Cineclub es un claro ejemplo de la forma en que en medio de las inscripciones de la violencia, el miedo y el terror, surgen espacios de resistencia mediante lo que he denominado aquí políticas de lugar. Así, el Cineclub resiste las lógicas de guerra que intentan negar el lugar, a través de la itinerancia, la metáfora de Woody Allen y el ser montemariano/a. En suma, con la toma de la calle, del espacio público, y la recuperación de las formas de diálogo y encuentro perdidas durante la guerra.
En general, la experiencia del Cineclub Itinerante La Rosa Púrpura del Cairo demuestra la forma en que las acciones culturales comunitarias tienen incidencia en proyectos políticos territoriales que controvierten las formas de vivir el lugar impuestas por actores armados. Además, existe la posibilidad de resistir a las geografías de terror y demás lógicas de la guerra, promocionando otras formas de imaginar, sentir y vivir el lugar.
1 Ubicada entre los departamentos de Bolívar y Sucre. Agrupa a quince municipios: El Guamo, San Juan Nepomuceno, San Jacinto, Zambrano, El Carmen de Bolívar, Córdoba, María la Baja, Ovejas, San Antonio de Palmito, Morroa, Colosó, Chalán, San Onofre, Toluviejo y Los Palmitos.
2 AUC, Autodefensas Unidas de Colombia. FARC, Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia.
3 Premio de Paz (2003); Beca de Investigación Periodística para el Desarrollo Sostenible, Avina (2006); premio de periodismo de la revista Semana y Petrobrás a mejor medio comunitario (2007); y Beca de Creación del Ministerio de Cultura (2007).
4 Ejército Nacional, guerrillas y paramilitares.
![]() |
Versión PDF |
Mauricio Berger*
* Licenciado en Comunicación Social de la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina). Candidato a Doctor en Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires. Becario del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet). Becario j unior de Clacso (2003-2004). E-mail: Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla.
El artículo corresponde a una investigación realizada en el marco del programa regional de becas Clacso, sobre experiencias democráticas en América Latina. En este caso se reconstruyen algunos aspectos de acciones colectivas en defensa de la salud pública en la ciudad de Córdoba, Argentina. Los modos y posibilidades para su despliegue así como los dispositivos que capturan y reducen su potencia son considerados aquí sobre el fondo de las discusiones contemporáneas en torno al concepto de biopolítica.
Palabras clave: acción, biopolítica, dispositivo.
O artigo corresponde a uma investigação realizada no marco do programa regional de bolsa Clacso, sobre experiências democráticas na América Latina. Neste caso reconstroem-se alguns aspectos de ações coletiva em defesa da saúde pública na cidade de Córdoba, Argentina. As maneiras e possibilidades para seu despegue assim como os dispositivos que capturam e reduzem seu potencial são considerados aqui sob a base de discussões contemporâneas em torno do conceito de biopolítica.
Palavras-chaves: ações, biopolítica, dispositivo.
This article is a product of a research project undertaken under the Regional Scholarships Program of CLACSO, about democratic experiences in Latin America. Here some aspects of collective actions in defense of public health in the city of Cordoba, Argentina, are reconstructed. The ways and possibilities for its unfolding, as well as the devises that capture and reduce its power, are considered here in the frame of contemporary discussions about the concept of biopolitics.
Key words: action, biopolitics, devise.
El artículo que se presenta a continuación se compone de algunas reflexiones realizadas a partir de la beca de investigación junior del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales en el período 2003-2004, sobre experiencias democráticas en América Latina y el Caribe (Berger, 2004)1. Para Argentina, en ese momento, la expresión de muchas modalidades y posibilidades de acción colectiva continuaba en auge desde los acontecimientos del 19 y 20 de diciembre de 2001, el llamado "argentinazo", vinculado con la movilización de amplios sectores de la sociedad que generó una crisis institucional y política casi sin precedentes, un presidente derrocado y cientos de experiencias genuinas de democratización roturando el terreno. Cortes de ruta, asambleas, autogestión obrera y comunitaria, y variadas formas de auto-organización, son algunas de las expresiones en las que vastos sectores de la población inscribieron su éxodo del campo de la representación política2: la consigna "que se vayan todos", sintetiza el amplio rechazo a la clase política, su corrupción, el abuso de poder y la suspensión de derechos y garantías a las que sometieron a amplias capas de la población.
Estas acciones hablan por sí mismas de situaciones en las que la construcción de lo público, de lo común, está en la producción de experiencia política por fuera del sistema político y las estructuras del Estado. Sin embargo, y tan sólo tres años después de este trabajo de investigación, el panorama no es tan alentador, y muestra una realidad signada por la captura o la parálisis de muchas de estas experiencias, por causa de la hostilidad que las mismas han recibido de parte de los ocupantes del sistema político. Debido al desconocimiento de muchas posturas teóricas y políticas que han elaborado el duelo de aquel acontecimiento del 2001 y a la rápida reubicación de "los políticos" en instancias del poder dominante, la crisis de la representación se ha acentuado: la deslegitimada clase política sólo se ha abocado a realizar acuerdos y desacuerdos dentro de su descomposición y deslegitimación para constituir "frentes" electorales en época de elecciones, mediante las cuales únicamente buscan mantenerse en el poder, mientras que las demandas de los sectores que ven todavía vulnerados los derechos más básicos, siguen sin procesamiento efectivo por parte del Estado y los gobernantes, tanto en el nivel municipal, como provincial y nacional.
El objetivo del trabajo en aquel momento consistía en elucidar un concepto de acción en contextos situados. Mientras que para algunos estudiosos la acción como acción política es un concepto académico que necesita ser clarificado teóricamente, para los protagonistas de las acciones colectivas, la acción es facultad de actuar, poder (para) hacer algo en la situación en la que se encuentran y también poder (para) no hacer algo, ya que la acción se encuentra con problemas o dificultades que determinan su bloqueo. Por ello, la pregunta por el concepto deacción política de los actores de experiencias colectivas en salud pública, uno de los ejes del proyecto de investigación, pretende introducir e introduce a la vez, una reflexión de los sujetos de estas acciones y lleva a una autorreflexión, en este último caso del investigador, que toma parte en la misma praxis política.
Las relaciones entre poder, vida y política que se establecen en estas acciones, merecen una lectura biopolítica. Teniendo en cuenta las discusiones actuales entorno a la categoría foucaultiana, que encuentra sentidos negativos y afirmativos, el hecho indiscutible es que la vida misma es el territorio para la organización del poder dominante y del poder que resiste, a través de diferentes "dispositivos", término clave dentro del vocabulario biopolítico.
La investigación que ha dado lugar a este artículo se desarrolló en la interacción con cuatro experiencias colectivas de la ciudad de Córdoba, las cuales, desde diferentes lugares ideológicos y organizativos, despliegan diversas posibilidades de acción. El encuentro con estas experiencias tuvo distintos momentos, desde un inicio abordado a la manera metodológica tradicional, en el cual las pretensiones eran "traducir" a esos "otros", a una narración en primera persona en la que el investigador estaba comprometido con la acción misma; casi una investigación militante. El cambio tuvo que ver con una interpelación de carácter ético de parte de los protagonistas de estas experiencias, sobre los fines de mi trabajo y mi compromiso práctico en la escritura y en la participación en los acontecimientos.
Las Madres de Barrio Ituzaingó Anexo constituyen un colectivo de ciudadanas que a partir del 2002 vienen denunciando y realizando acciones en defensa del derecho a la vida, a la salud y al medio ambiente, a partir de la identificación de fenómenos como muertes numerosas y enfermedades, derivados de la fumigación con agroquímicos tóxicos en los campos de soja aledaños, derrames de PCB de los transformadores de energía eléctrica, provisión pública de agua contaminada y residuos industriales en suelo y aire. Legislación, acciones judiciales, intervenciones médico-asistenciales son algunos de los logros que este grupo de nueve mujeres auto-organizadas han obtenido a través de marchas, cortes de ruta y otras acciones directas.
El Movimiento Teresa Rodríguez es una agrupación de trabajadores desocupados, "piqueteros", que desde el año 2002 levanta las consignas de "trabajo", "dignidad" y "cambio social" en sus planes de lucha y en la modalidad organizativa en su interior, que se caracteriza por el funcionamiento asambleario. En cuanto a las acciones que ha llevado a cabo en el tema de salud, el movimiento ha efectuado toma de centros de salud e instituciones del ministerio correspondiente, cortes de calles y actos públicos, entre otros, en defensa y reclamo por las garantías de atención sanitaria, desde la provisión de medicamentos y profesionales acorde con las necesidades de la comunidad, hasta el saneamiento del medio ambiente y el suministro de agua potable. La forma de organización en "cabildos" ha sido para el movimiento un modo de funcionamiento sustentado en la democracia de base, la deliberación en asambleas y la discusión colectivizada de sus asuntos.
Las Promotoras de Salud del Barrio Villa Urquiza es un colectivo de ciudadanas que trabajan en tareas de atención primaria de salud (desde relevamientos epidemiológicos hasta campañas por la ley de salud sexual y reproductiva) en conjunto con el centro de salud del barrio y/o, en algunos casos, debido a su pertenencia a otras organizaciones, como la rama territorial de la CTA (Central de Trabajadores Argentinos) y el Movimiento de Mujeres de Córdoba.
La Mesa en Defensa de la Salud Pública, Universal y Gratuita realizó sus actividades como fiscalización de un programa provincial de provisión gratuita de medicamentos de neto corte asistencialista y con graves déficit de funcionamiento. Surge como una actividad interasamblearia de vecinos, un fenómeno de participación ciudadana que desde 2002 copó las plazas de varios barrios de la ciudad, con modalidades de democracia directa por fuera del sistema institucional. La actividad de la Mesa consistía en visitar hospitales y dependencias del Ministerio de Salud, y hablar con los pacientes a la espera de la entrega de sus medicamentos, escribir su testimonio, armar informes y hacerlos circular en redes de información a manera de denuncia, además de peticionar a las autoridades sanitarias en cada hospital.
A continuación, se presenta un recorte de la reflexión sobre estas prácticas dentro de los desarrollos de aquella investigación. Los contextos y sentidos que configuran las acciones en defensa de la vida en estos escenarios medidos por enfermedad y muerte, así como las circunstancias en las que la potencia de la acción parece ser bloqueada o paralizada por los efectos de los dispositivos de poder, hacen de las siguientes unas notas biopolíticas.
1. ¿Cuál es el escenario en el que se despliegan estos modos de ser y actuar juntos? La crisis del modelo de la salud pública neoliberal y sus efectos que se prolongan en los gobiernos actuales, pese a los cambios políticos posteriores a la crisis del 2001. Desde la caída del presidente Fernando de la Rúa, a raíz de la movilización de amplios sectores de la población en reclamo de cambios de políticas y en profundo rechazo a la clase dirigente, los nuevos gobiernos intentaron desplegar una serie de medidas para paliar los drásticos efectos de la privatización, mercantilización y desmantelamiento de las prestaciones públicas en materia sanitaria, mediante una serie de planes de asistencia social y de emergencia. El estado generalizado de suspensión de los derechos reconocidos constitucional y legalmente, sin embargo, no ha variado mucho precisamente en lo que respecta a reconocimiento y garantía de los mismos.
En el caso de la provincia de Córdoba, la reforma de ley provincial de salud es un proyecto formulado desde los requisitos del BID a través de una línea de programas para salud pública, aquí conocidos como Proaps (Programa de Atención Primaria de la Salud); introduce nociones que van desde el autocuidado a la prestación focalizada, no universal, así como criterios de gerenciamiento y de injerencia del capital privado3, transformando el sistema tradicional, una estructura de bienestar desmantelada, a las estrategias de la APS, con prestaciones mínimas y con enormes déficit en cuanto a acceso de la población a otros niveles de complejidad en el sistema sanitario.
Mientras las estadísticas ponen en números esta situación4, los testimonios muestran su padecimiento:
"Esto es un campo de concentración, nos tienen ahí metidos en un campo de concentración, todos encerrados, dejándonos morir" (Madres de Barrio Ituzaingó Anexo). "Te da la sensación de que no les importa nada, y nos están aniquilando" (mujeres del Movimiento Teresa Rodríguez). "Se puede ver el permanente paso de personas dirigiéndose a pie hacia al ministerio, sus cuerpos y sus rostros muestran diversos y profundos pesares, también su obstinación en conseguir lo que les corresponde, lo que nos han prometido, lo que se empecinan en dar como dádiva los poderosos" (integrantes de la Mesa en Defensa de la Salud Pública). "Vos te podés estar muriendo y a ellos no les importa, directamente te dejan morir", "Me mataron en vida. Me robaron los sueños", "Te maltratan por ser pobre, te dicen que acá hay una salud para ricos y otra para pobres, y los pobres se tienen que joder" (mujeres del Movimiento Teresa Rodríguez).
¿Qué quieren expresar estos testimonios cuando se usa la palabra "campo", cuando hay referencias a una situación de abandono, a un "dejar morir"? ¿Qué valor tiene la vida para los protagonistas, que en estas crónicas sintetizan sus padecimientos y los motivos de su lucha? Quienes enuncian estos testimonios describen las cuantiosas escenas del despojo, el abandono y la precarización de la prestación del servicio, desde falta de medicamentos y profesionales para cubrir las demandas de barrios muy humildes, en el caso del Teresa Rodríguez, a escasez de drogas oncológicas, como reclamo de los pacientes que se acercan a la Mesa, o la ausencia de una intervención eficaz en materia de contaminación ambiental como en el problema en el que actúan las Madres de Barrio Ituzaingó Anexo. Denuncias que evidencian la vigencia sin significado, sin aplicación efectiva, de todo el aparato legal y constitucional, las políticas públicas y los programas específicos destinado a garantizar como derecho la salud, la vida y el medioambiente. Giorgio Agamben, pensador italiano, aborda uno de los términos utilizados, el campo, paradigma que configura el espacio político actual en las llamadas "ceremonias de despojamiento de ciudadanía". El campo es el espacio que se abre cuando el estado de excepción comienza a convertirse en regla. "En él, el estado de excepción, que era esencialmente una suspensión temporal del orden jurídico, adquiere un sustrato espacial permanente, que, como tal, se mantiene constante fuera del orden jurídico normal" (Agamben, 2001: 38). "Sólo porque los campos constituyen, en el sentido que hemos visto, un espacio de excepción, en que la ley es suspendida de forma integral, todo es verdaderamente posible en ellos". (Ibíd. 39). Quienes entran al campo, como las Madres, las mujeres piqueteras y sus familias y los pacientes que dejan sus testimonios en la Mesa en Defensa de la Salud, se mueven en esta zona de penumbra para cualquier generación de derechos: civiles, políticos, sociales, culturales. Sus formas de vida son reducidas a vidas desnudas, vidas que no merecen vivir, señala Agamben.
2. El mismo pensador sugiere que nos preguntemos más que por cómo es posible que se cometan las atrocidades que suceden en situaciones donde opera la lógica del campo, por aquellos procedimientos o dispositivos que lo configuran. En nuestro caso, dado que el Estado democrático de derecho no puede negar abiertamente el reconocimiento de los derechos de la población en cuestiones sociales, apunta a transformar la relación de la población con el modelo de políticas sociales instalado, y lo hace a través de la configuración de representaciones sociales, de estrategias de subjetivación y de la materialización de las políticas en las estrategias de racionalización administrativa y organizacional de sus instituciones. Entendemos este conjunto de representaciones, discursos y estrategias como "dispositivos", en tanto mecanismos o tecnologías que actúan sobre la vida, sobre los cuerpos, y siempre inscriptos en una relación de poder, por lo tanto, los dispositivos son instrumentos bio-políticos. Para el caso que nos ocupa, hemos abordado el dispositivo de la autorresponsabilización individual y colectiva. Se busca lograr que los sujetos se sientan responsables de su propia salud y que "se hagan cargo" de la misma. La autorresponsabilización supone que los sujetos, porque actúan libremente en el mercado, pueden asumir libremente el desarrollo de sus propios destinos. Y porque son responsables de su "éxito" o "fracaso", generan un sentimiento de auto-culpabilización que lleva a la necesidad del auto-cuidado.
En el nivel individual, el comportamiento prescripto es aceptar casi en conformidad y obediencia que tenemos que pagar los bonos de contribución en los hospitales públicos, tolerar una atención sanitaria deficitaria "porque es lo único que tenemos", "porque somos pobres", "porque hay una salud para ricos y otra para nosotros", como señalan quienes tienen que padecer diariamente en los pasillos de los hospitales. En el nivel colectivo, la responsabilidad del funcionamiento del sistema recae sobre la comunidad próxima y no sobre la capacidad de gestión del Estado. Sólo como ejemplo, dos casos: la formación de promotores de salud y la formación de redes comunitarias en torno a los dispensarios. Estas dos políticas son centrales, tanto en el mencionado programa Proaps de la provincia de Córdoba, como en las políticas municipales en materia sanitaria5.
En relación con los promotores, esta actividad es voluntaria, no recibe salario alguno, y consiste en realizar captación de pacientes con dolencias y enfermedades, llevarlos al centro de salud para recibir atención médica básica, y dependiendo del caso, derivarlos a hospitales para ser atendidos en otros niveles de complejidad del sistema. También se realizan relevamientos epidemiológicos y de desnutrición en la población de las villas. Las promotoras igualmente organizan charlas sobre temas como salud sexual y reproductiva, enfermedades de transmisión sexual, etc.; los petitorios a las autoridades para la erradicación de basurales; la concesión de predios para levantar salones para actividades comunitarias; el acompañamiento de personas con enfermedades terminales o víctimas de violencia familiar en la gestión de asistencia económica y sanitaria en las reparticiones públicas. En cuanto a la formación de redes de salud, éstas suponen la integración de los actores barriales en un espacio democrático de trabajo conjunto por la salud de la comunidad.
En Córdoba, un funcionario de la secretaría de salud de la municipalidad, repite de barrio en barrio:
Queremos fomentar la participación de la gente. Queremos que la gente se acerque y se involucre en la solución de los problemas de salud del barrio. No nos interesa que venga una autoridad o un funcionario a decirnos que tiene que hacer esto o aquello. Acá queremos construir con democracia participativa, respetando la autonomía de la comunidad en las decisiones que tome6.
Estos llamados a la participación se apropian del discurso democrático, mientras que en su interior las soluciones puntuales a demandas puntuales nunca llegan por las vías de la deliberación colectiva y la respuesta de los funcionarios a las demandas, sino por la lucha de los colectivos en la calle ante la falta de atención. Los espacios carecen de condiciones institucionales apropiadas para garantizar la participación ciudadana y la construcción participativa de soluciones, puesto que no hay reconocimiento institucional de la capacidad de decidir sobre las reglas o la distribución de los recursos. La resolución de los problemas sigue en manos de unos pocos funcionarios, los cuales no procesan sino que burocratizan las demandas. Este simulacro de deliberación oculta lo real, el trabajo de la gente, como una suma de solidaridades para cubrir la retirada del Estado en cuestiones públicas. Pero la efectividad de este dispositivo no radica sólo allí, sino que además reside en una sumatoria de efectos que paralizan o desarticulan experiencias autónomas y antagonistas: la sobrecarga ética, cognitiva y política que reciben quienes participan en la modalidad de promotores y redes; la denegación de identidad de estos colectivos si no "pertenecen" al espacio de la red, por ejemplo, o el desconocimiento de la legitimidad de sus demandas en tanto no participan del lugar "natural" comunitario donde se procesan los problemas. La injerencia del poder político dominante reproduce sólo relaciones de poder hegemónicas, que no cuestionan el estado de las cosas sino que apuntan a su consenso, en tanto pautan los temas de la agenda y los modos en que se discute. Los colectivos con los que escribimos en esta investigación se ven así resentidos en sus actividades, con discusiones en su interior que amenazan la fractura, la desmotivación, y en definitiva, una disminución o una captura de la potencia de acción.
3. De las prácticas a los conceptos. Si estamos hablando de la vida en las mallas del poder, el paradigma de la biopolítica nos aporta un análisis de los modos en que el poder penetra en el cuerpo de los sujetos y modela sus formas de vida, las distintas estrategias por medio de las cuales el Estado asume el control y el cuidado de la vida de los individuos.
Ahora bien, a partir del uso foucaultiano del término7, las discusiones contemporáneas sobre la categoría de la biopolítica han cobrado un lugar central para pensar la política, otorgándole otros sentidos no negativos, que nos permitirían pensar no sólo los mecanismos de dominio sobre la vida sino la defensa de la vida como resistencia, como acción. En primer lugar, una actualización del aporte foucaultiano en la obra de Agamben, a través de definiciones como las del campo y la vida que no merece vivir, que presentáramos previamente.
Continuando con el arco de discusiones, para algunos pensadores en la tradición de Toni Negri, Paolo Virno y Maurizio Lazzaratto, por ejemplo, la unión de la vida y la política es la consecuencia de que la potencia inmanente de la vida, en su función ontológica, hoy cubre todos los aspectos de la existencia productiva social e individual; en otras palabras, la vida es una sustancia ontológica que unida al poder lo transforma en una potencia inmanente de la cual, finalmente, dependen los procesos tanto de la producción como de transformación revolucionaria de la sociedad. En cambio, para una línea de reflexión que profundiza el sentido negativo de la biopolítica, el enlace de los términos vida y política es una operación muy riesgosa. El mencionado Agamben es incluido entre los pensadores "pesimistas" de la biopolítica. Otros, como Badiou y sus seguidores locales, el Grupo Acontecimiento, sostienen que el resultado general de los desplazamientos operados como efecto de la falta de políticas de ruptura activas, en especial la sustitución de la lógica política-pública del Estado por la legalidad de la producción económica (capitalista), es haber puesto en primer plano el tema central de la vida.
Que la supervivencia sea el motivo esencial y determinante de cualquier política es lo que llamamos biopolítica. Vida/muerte y seguridad, es el nudo de la biopolítica. Cuando el Estado, por los motivos señalados, instrumenta su acción de tal forma que la supervivencia y la seguridad constituyen el horizonte central de toda decisión política, se abre el espacio de la barbarie 7.
La biopolítica sería entonces un dispositivo mortífero dado que atrapa tanto al que destruye la vida como a aquél que subordina todo su pensamiento y su acción para defenderla, porque entiende que toda política posible debe basarse en el reconocimiento de que la vida es un valor sagrado. Por ello es que este colectivo de pensamiento sostiene que la idea de vida biológica, y todo lo que de ella depende, debe ser erradicada de la política si ésta quiere ser de emancipación. "Si hay algo de lo que puede enorgullecerse la humanidad del hombre es la posibilidad de entregar su propia vida en defensa de un principio o de un ideal. Pues bien, la lógica del capitalismo mundial que hoy inunda la política ha logrado invertir esa donación: todo principio o ideal debe reducirse a conservar la vida" (Grupo Acontecimiento, 2002).
Lejos de cerrar la discusión o forzar una toma de posición, estas tensiones en las concepciones de biopolítica deberían nada más que abrir los caminos de reflexión. El aporte de las discusiones sobre biopolítica a este trabajo estaría dado al menos en dos cuestiones importantes. Una de ellas, proporcionarnos una posibilidad de análisis del poder, de las tecnologías de dominación, que podemos leer, por ejemplo, en estrategias como las de autorresponsabilización individual y colectiva. El otro aporte a esta discusión, tiene que ver con la posibilidad de visualizar la oportunidad de enmancipación que hoy están construyendo las acciones colectivas en salud pública, en su lucha por la vida. De esta manera, se puede adoptar una perspectiva en la que las dicotomías sobre el sentido de la biopolítica no sean excluyentes y que, al contrario, nos den la oportunidad de activar el pensamiento sobre la acción política, como forma de contribuir tanto a desmontar los dispositivos como a potenciar la producción de experiencia política.
4. Si la efectividad del dispositivo biopolítico de la autorresponsabilización está en la captura, bloqueo o parálisis de la acción, una tarea para desmontar este dispositivo está en un enfrentamiento cuerpo a cuerpo con el mismo. En los escenarios de la despolitización de colectivos de lucha, lograda por estrategias como las de autorreponsabilización, quizá la pregunta principal de la investigación tenía que ver con pensar la acción como estrategia para salir de la parálisis. Indagar sobre los sentidos de la política, no como definición de diccionario solicitada a los entrevistados, sino como un pensamiento situado, un registro reflexivo de los usos de la palabra política por sus protagonistas, en la propia práctica. Si aceptamos el supuesto de que aprendemos el significado de las palabras a partir de la realidad experimentada, podríamos sugerir que lo que pensamos y decimos muestra lo que hacemos. Consideramos relevante reflexionar a partir del uso y la circulación de la palabra, que da sentido al conjunto de acciones en cada experiencia. Acaso con algunos denominadores comunes, el sentido de la política se genera en estas experiencias a través de: auto-organización y autogestión para resolver los problemas que por acción y omisión el Estado no resuelve (desde las Madres de Barrio Ituzaingó Anexo que han realizado los estudios de contaminación inicialmente por su cuenta, al Movimiento Teresa Rodriguez que intenta organizar su propia farmacia y consultorio médico); instancias deliberativas en asambleas y reuniones con los miembros de la comunidad para la discusión y toma de decisiones; acciones directas como cortes de ruta, marchas para lograr la visibilidad pública y para que los funcionarios intervengan ante la falta de respuestas por las vías tradicionales de petición a las autoridades; "negociaciones" o enfrentamientos con los funcionarios, etc.
Primer registro:
Nosotras no hacemos política, nosotras trabajamos para la gente […] Nos querían meter en política todo el tiempo. Se nos acercó mucha gente con esas intenciones, y nosotras siempre mantuvimos una separación de eso, acá los políticos no entran ni nosotras entramos en política (integrante de Madres de Barrio Ituzaingó Anexo).
Yo no hago política, yo quiero hacer trabajo social en serio, quiero trabajar para la gente, para solucionarle los problemas […] la política es lo más sucio que hay, la peor gente está ahí, es una mafia donde lo único que les importa es robar, donde se miente todo el tiempo. Yo esa experiencia la tengo por mi familia y no quiero saber nada con eso (integrante del Movimiento Teresa Rodríguez).
En este primer registro, hay una identificación negativa de la realidad de la política, a partir de lo cual se produce una (sobre) valoración de lo social. No está en las intenciones de los actores la recuperación del concepto de la política y lo político, o la consideración de la política como un bien. El riesgo que conlleva este registro es que se puede solapar con las estrategias de intervención de los políticos quienes como funcionarios o agentes del gobierno avanzan fuertemente sobre la esfera de lo social en sus tácticas de despolitización y desmovilización de la acción colectiva apoyados en el discurso de la participación ciudadana en la atribución de autorresponsabilización para la solución de los problemas de fondo.
Segundo registro:
La política es así. Estos son los costos que hay que pagar. En este momento no tenemos correlación de fuerzas para ponernos duros, y necesitamos mucho los recursos. No nos queda otra que mantener abierta la puerta del diálogo (integrante del Movimiento Teresa Rodríguez).
Sí, es laburo político porque te sentís que obligadamente tenés que llegar al político que está arriba entonces ¿qué tenés que hacer? […] Yo estoy haciendo política en el sentido que yo veo la necesidad que hay en el barrio, convoco la gente para que vamos a hacer un piquete, entonces estoy haciendo política, a la vez estoy haciendo política social para poder pedirle al otro político que nos baje lo necesario, los remedios, la leche, los bolsones, o sea lo mires por donde lo mires es política (promotora de salud de Villa Urquiza).
La posibilidad de ser incorporados por las estrategias políticas de sus adversarios se visualiza al pensar en el segundo registro, en la medida en que este implica la aceptación de las reglas del juego como si no existieran otras alternativas. Sin embargo, las prácticas ponen en evidencia que aun en relaciones de dominación cristalizan las relaciones estratégicas. Puesto que se trata de una coordinación estratégica de fuerzas, se abren dos caminos posibles para la acción pensada en este registro. Uno de ellos es la inevitable reproducción de los modos de la política, en este caso sería repetir un ejercicio del poder que despliega sus estrategias para controlar y disciplinar la acción y asegurar el orden instituido: la permanente construcción del campo y de la vida que no merece ser vivida. Pero el otro camino deja abierta una brecha, un espacio en donde la dominación no es total y no alcanza su cometido de desarticular y desmotivar la organización. La atribución de responsabilidades públicas desde el Estado a los colectivos de ciudadanos no implica generar sujetos-efectos de esas estructuras de poder, sino que las actividades de esas estrategias pueden ser resignificadas en términos de resistencia, de organización para la acción. En la provisión de un mínimo de recursos de subsistencia, queda un margen de movilidad que permite hacia dentro del colectivo, reforzar posiciones y actividades, como las asambleas, la discusión, la elaboración de nuevos planes de acción y lucha. En todo caso, hay una pragmática aplicada a una situación muy desigual en la resolución de los problemas, y esta pragmática permite que la dominación no sea total, abre un camino de posibilidad para pensar la relación entre vida y política desde un lugar que puede ser el de la generación de algo diferente y que no termina reproduciendo el estado de las cosas.
Tercer registro:
No hacemos política partidaria, pero hacemos política. Sí, se hace política, porque la protesta ya es política yendo en contra de un sistema que funciona mal, yo no me siento representada por los políticos, al defender mis derechos yo pienso que hago política (integrante de Madres de Barrio Ituzaingó Anexo).
La diferencia con la política que hacen ellos es que nosotros venimos de abajo y tenemos que luchar para conseguir un lugar, ellos ya lo tienen, esa es la diferencia, que estamos tratando de enfrentar, nosotros somos la oposición, ellos son los gobernantes, y ellos lo saben, ellos saben que nosotros a la larga estamos haciendo la política, y saben que si nosotros nos lo proponemos a ellos los sacamos, como lo sacamos a De la Rúa en su momento, como se hizo en el 19 y 20 de diciembre (integrante del Movimiento Teresa Rodríguez).
A mí me parece que nosotros nunca representamos a nadie, y eso confundió un poco a la gente, como que están esperando que uno sea el representante, depositan en uno, que vos seas un gestor, y yo te apoyo, que seas un partido político, y nosotros no éramos nadie, éramos ciudadanos que queríamos defender nuestros derechos, que estábamos ahí, yendo a hablar con los funcionarios sin ninguna chapa, haciendo uso de nuestros derechos políticos, pero esa nueva práctica no fue entendida, es más, creo que no le interesó a la gente (integrante de la Mesa en Defensa de la Salud Pública).
El tema este de los movimientos sociales, transversales u horizontales, como sea, si no empieza a tener una repercusión política, no digo política partidaria, y la gente empiece a ver en esa lucha política realmente concretar […] se queda en lo social básico, y ese es uno de los peligros de las asambleas, que quisieron ser copadas por grupos ultra, pero por otro lado está el tema de cuando queda la cosa así nomás (integrante de la Mesa en Defensa de la Salud Pública).
Se han conformado un ejercicio de la ciudadanía de baja intensidad, funcionales con formas delegativas de la democracia. Ahí es donde la Mesa quiere y trata de promover a través de sus actividades otra comprensión de los derechos políticos y de la injerencia de la ciudadanía en asuntos públicos, en la relación con las instituciones del Estado, que se oponen a las reformas neoliberales como las leyes del estado nuevo de la provincia, que limitan los derechos a participar como mero usuario-cliente en organismos reguladores de servicios públicos (integrante de la Mesa en Defensa de la Salud Pública).
En estos registros se despliega la posibilidad de creación sobre el reconocimiento de las condiciones de la política actual, y sobre esas condiciones actuar, innovar, crear otros sentidos, otras prácticas. La afirmación "nosotros hacemos otra cosa" denuncia las formas de la política tradicional de los gobernantes, en tanto formas de control y disciplinamiento que tienden a reducir las existencias políticas como vidas que no merecen vivir y se valen de los dispositivos de configuración del campo para ello. A la vez, esta denuncia es lo que permite su crisis, y desde allí, generar otro espacio, partiendo de la lucha por las necesidades, la defensa del reconocimiento de los derechos a la vida y a las condiciones de vida.
A partir de las distintas perspectivas de sus protagonistas, el valor de estos registros reflexivos está en la posibilidad de pensar, desde una concepción de la performatividad del lenguaje, en las condiciones de potencia y bloqueo de la acción. Los conceptos nacen de formas de vida, aquellas que los dispositivos pretenden reducir a vidas que no merecen vivir y sin expresión política significativa. Reconstruir reflexivamente la acción colectiva a través de sus juegos del lenguaje, ha sido una de las intenciones de la investigación. Mostrar cómo la conexión entre las palabras y los hechos expresa una gramática de la acción colectiva, y en tanto marco interpretativo, forma parte de la misma praxis política, ha sido una de las características metodológicas, desde una posición en que la misma tarea de investigación es pensada como acción política. Por último, y en sintonía con estas afirmaciones, Agamben propone que sólo el pensamiento y su potencia pueden romper con la fractura biopolítica que nos convierte en vidas que no merecen vivirse (Agamben, 2001).
En el transcurso de esta investigación, al preguntarnos por el sentido de la política buscamos pensar de qué modos y bajo qué condiciones la acción podría superar los efectos de aquellos dispositivos que producen su bloqueo, en este caso por las estrategias de autorresponsabilización, en contextos de ceremonias de despojamiento de ciudadanía y crisis de representación política. Hoy las preguntas siguen vigentes, porque la hostilidad del sistema político se ha acentuado, no sólo en la imputación de responsabilidades, sino en otras estrategias que incluyen también denegación de identidad, menosprecio y amenazas físicas hacia estos colectivos. Los responsables de la función pública en sus distintos niveles han reforzado la incidencia desmovilizadora en los modos de auto organización y en el ejercicio de un derecho de resistencia por parte de los colectivos, buscando resolver la tensión en favor de los intereses que refuerzan todas las formas de exclusión y privación de derechos. En el interior de los colectivos es muy difícil sortear estos embates sin rupturas y presiones que provocan malestar entre sus integrantes y preparan terrenos propicios para la desarticulación de una coordinación de las fuerzas que sostienen la acción colectiva, y en ello, la afirmación del valor de la vida, una biopolítica afirmativa, como ejercicio de la potencia del existir. Reflexionar situada y conjuntamente sobre la acción para liberarla de aquellos dispositivos que actualmente determinan su bloqueo, su parálisis, es una forma, entre otras, de acompañar y sostener la producción de estas experiencias políticas.
1 Puede consultarse en: <http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/becas/2003/poder/berger.pdf>.
2 Quisiera destacar los aportes de la noción de éxodo de la ciudadanía del campo de la representación política dado por las discusiones del Proyecto Ciudadanía (Iifap-UNC) y en especial de la profesora Cecilia Carrizo.
3 Algunos documentos para consultar al respecto: "Programa de Proaps del gobierno de la Provincia", disponible en: <http://www.proaps.cba.gov.ar/quees.html>, Carta del Ciudadano, Constitución de la Provincia de Córdoba.
4 Un estudio de una consultora local del año 2003 presenta, entre otros datos, la siguiente información sobre el acceso a servicios públicos de salud en la ciudad de Córdoba: la disponibilidad de cobertura es seis veces más alta entre las personas de nivel socioeconómico alto que entre los menos favorecidos de la escala social, esto significa que nueve de cada diez personas de nivel alto tiene cobertura y sólo 1,5 de cada diez en condiciones marginales la posee. En una población de 1.000.000, 309.000 cordobeses, mayores de 18 años y menores de 75 no tienen ni mutual, ni obra social, ni pre paga, dependen de la salud pública. Para un poco menos de la mitad de ellos (48%) esta situación es nueva: un gran número de personas ha empeorado su situación como consecuencia de la pérdida de coberturas al ser despedidas de sus trabajos. Entre quienes no tienen actualmente coberturas de salud, un 48% si contaba con ella en el pasado, y la perdió (lo que equivale al 18,3% del total de la población de Córdoba). Este grupo está constituido principalmente por personas de niveles medios y bajos. Siete de cada diez cordobeses, o algún familiar próximo, han recibido asistencia médica en algún dispensario u hospital público en los últimos tres años. Un 83% de las personas de nivel socioeconómico bajo, el 68% de los de niveles medios (Perspectiva Sociales, 2003).
5 Algunos documentos de la Dirección de Epidemiología Comunitaria de la Municipalidad de Córdoba enuncian estas políticas, consultar en: <http://www.cordoba.gov.ar/cordobaciudad/principal2/default.asp?ir=5_12>.
6 Curiosamente, el desarrollo del trabajo de campo para esta investigación coincidió en varias oportunidades con las reuniones que autoridades municipales realizaban en los barrios donde las experiencias de acción colectiva tienen lugar.
7 El término biopolítica fue utilizado por Foucault para señalar los procesos por los que la vida comenzó a ser gobernada y administrada políticamente. La especie y el individuo, en cuanto puro cuerpo viviente, se convierte en el objetivo de las estrategias del poder político. La biopolítica son los mecanismos, técnicas y tecnologías de poder que trabajan con la población como problema político, como problema a la vez científico y político; biológico y de poder, en tanto que la población es una especie de entidad biológica que debe ser tomada en consideración para utilizarla como máquina para producir y controlar socialmente (Foucault, 1996; 1999; 2002). El camino del poder es reducir los sujetos políticos a vidas humanas en su mínima expresión: corporal, biológica y sanitaria. Para Foucault, "La tecnología del poder biopolítico conseguirá instaurar mecanismos que tendrán funciones muy diversas de las que eran propias de los mecanismos disciplinarios. En suma, instalar mecanismos para optimizar la vida. Estos mecanismos, como los disciplinarios, están destinados a maximizar las fuerzas y extraerlas, con procedimientos del todo diferentes […] No se toma al individuo en detalle. Por el contrario, se actúa por medio de mecanismos globales, para obtener estados totales de equilibrio, de regularidad. El problema es gestionar la vida, los procesos biológicos del hombre- especie, y asegurar no tanto su disciplina como su regulación" (Foucault, 1996: 255).
![]() |
Versión PDF |
Luis Facundo Maldonado Granados**
Edel Serrano Iglesias***
* Este artículo es resultado del proyecto "Simas y Coolmodes en el desarrollo de competencias básicas: una experiencia de comunidad de aprendizaje medida tecnológicamente"; desarrollado con la participación de los grupos Tecnice, Collide, Guane, Tecnimat, Temas y Remas; y cofinanciado por el Ministerio de Educación, a través de convocatoria de Colciencias, y las universidades Central, de Cundinamarca y Universidad Nacional Abierta y a Distancia, UNAD.
** Filósofo, PhD en Inteligencia Artificial. Investigador y líder del grupo Tecnice, avalado por la Universidad Central y la UNAD. E-mail: Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla.
*** Matemática, Magíster en Ciencias Financieras y de Sistemas. Investigadora del grupo Tecnimat, con aval de la Universidad Central. E-mail: Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla.
Este documento analiza el proceso de construcción de la red de aprendizaje generada por el proyecto "Simas y Coolmodes en el desarrollo de competencias básicas", desde los referentes teóricos proporcionados por la teoría de grafos y la teoría de las redes complejas, aplicados a redes de conocimiento. Se pretende identificar la estructura y la dinámica de la red y las conexiones preferenciales ocurridas. Así mismo, describir el efecto que en la complejidad de la red tienen estrategias adoptadas por el grupo para mejorar la conectividad entre los participantes.
Palabras clave: redes de aprendizaje, ambientes digitales para el aprendizaje, trabajo colaborativo, gestión de conocimiento, conocimiento compartido.
Este documento analisa o processo de construção da rede de aprendizagem generada pelo projeto "Simas e Coolmodes no desenvolvimento de competências básicas", desde as referências teóricas proporcionadas pela teoria de grafos e a teoria das redes complexas, aplicadas à redes de conhecimento. Pretende-se identificar a estrutura e a dinâmica da rede e as conexões preferenciais ocorridas. E assim, descrever o efeito que na complexidade da rede tem estratégias adotadas pelo grupo para melhorar a conectividade entre os participantes.
Palavras-chaves: redes de aprendizagem, ambientes digitais para o aprendizagem, trabalho colaborativo, gestão de conhecimento, conhecimento compartilhado.
In this document we present our analysis of the construction process followed by the learning network that emerged from the project "Simas and Coolmodes in the development of basic competencies". In doing so, we took as our theoretical frame the graph theory and the theory of complex networks, applied to knowledge networks. Our aim is to identify the structure and dynamic of the network and the preferred connections that happened within it. In addition, we want to describe the effect that the strategies adopted by the group to enhance the connectivity among the participants had on the complexity of the network.
Key words: learning networks, digital environments for learning, collaborative work, knowledge management, shared knowledge.
Para atender a la convocatoria de Colciencias, Redes de Aprendizaje, y acorde con la práctica de investigación adoptada de manera general, que involucra bajo un mismo ejercicio investigadores de diferentes campos de conocimiento, el proyecto "Simas y Coolmodes en el desarrollo de competencias básicas" es adelantado por tres grupos de investigación de experiencia incipiente: Tecnimat de la Universidad Central, Temas y Remas de la Universidad de Cundinamarca y Guane de la Universidad Abierta y a Distancia (Bucaramanga), que en este documento se identifican como G2, G3 y G4, bajo la dirección del reconocido grupo Tecnice, G1, y el apoyo del grupo Colide, G5, de la Unión Europea.
En el proceso de construcción de la red se pueden identificar tres momentos: en el primero, sólo intervienen los grupos de investigación participantes en el proyecto; en el segundo, se incorporan a la red los docentes de tres instituciones de educación media; y en el último momento del proceso, se incluyen los estudiantes de grado décimo de estos mismos colegios.
El proyecto tiene como objetivo central, la conformación de una comunidad de aprendizaje que trabaja de manera conjunta en el desarrollo de competencias básicas en cuatro áreas de conocimiento, a saber: vida ciudadana, español, física y matemáticas, mediante la intervención en las prácticas educativas de tres instituciones de educación secundaria ubicadas en ciudades diferentes.
El análisis de la conformación de la red atiende a su estructura, al observar el número de nodos o participantes en el proyecto, el número de aristas de comunicación entre los nodos integrantes, el peso de estas aristas o la frecuencia de la comunicación entre los nodos y los cambios ocurridos en cada uno de los momentos señalados. Así mismo, atiende a las características de una red de conocimiento, al observar el sentido de la comunicación, esto es, la dirección seguida por las aristas que salen de cada nodo cuando requieren consultar para construir conocimiento.
El desarrollo de Internet ha servido de catalizador para una serie de fenómenos que antes eran de ámbito reducido. La gestión de conocimientos, entendida como el proceso de crear, probar, debatir y usar conocimiento, se convierte en objeto de estudio sistemático. Aquél es activado en los procesos cognitivos y sociales incorporados a las estructuras, prácticas, rituales y creencias. La escuela comienza verse como un artefacto social incorporado al proceso general de gestión de conocimientos de las organizaciones sociales, en particular, y la sociedad en general. Los centros educativos son instancias del concepto de institución escolar, una de cuyas mejores representaciones es una red. Cada institución es portadora de conocimiento tácito y de conocimiento explícito.
La relación entre comunicación y constitución de comunidades es aceptada por las diferentes disciplinas que estudian las organizaciones humanas, de tal manera que podemos sostener que su vínculo es la comunicación y que ésta asume un valor positivo o negativo: el positivo, en contraste con el negativo, es generador de comunidad.
La dinámica de la formación de comunidades es estudiada desde la perspectiva de la construcción de conocimiento con la denominación de "comunidad de práctica", que inicialmente se usó para caracterizar la socialización en comunidades de pertenencia como Yucatán, Costa Ivory o alcohólicos anónimos (Lave y Wenger, 1991). Estas comunidades aparecen como estables y el conocimiento experto se transmite de una generación a otra sin cambios deliberados o notorios. Esta tendencia a la estabilidad se puede observar como una tendencia dominante también en las instituciones escolares, y es una explicación posible de su resistencia al cambio aun en la edad del conocimiento (Wenger, 1998).
Las tecnologías contemporáneas naturalmente afectan la organización de las comunidades humanas de diferente naturaleza, en la medida en que establecen, fortalecen o debilitan la comunicación entre personas y grupos. Una de sus manifestaciones se ubica en el campo de la economía, la cual depende de la producción de información e innovaciones. Por contraste, a las instituciones educativas se les pide generar cambios y producir los expertos que requiere la sociedad global.
Una forma de generar esos cambios en educación se basa en la introducción de proyectos (Nardi, Whitaker y Schwarz, 2002). Este tipo de iniciativas surgen de individuos o grupos de individuos que se proponen construir y administrar redes personales con las tensiones que ello implica. Estas redes tienden a ser de ámbito restringido o cerradas, en el nivel de una organización, o incluso de unidades dentro de una organización que les sirve de entorno. Por ejemplo, un departamento o un centro especializado.
Una tipo de innovación en comunidad es conocida como trabajo en nodos (knotworking), proceso por el cual en una organización se vinculan actores que antes no estaban integrados, para lograr determinados objetivos, generalmente por un período corto de tiempo. A diferencia de las comunidades de práctica, esos grupos no son estables y sus narrativas no son comunes entre los miembros (Engeström, 1999).
Stutt y Motta (1998) señalan dos procesos como factores que están afectando profundamente la dinámica del conocimiento y el trabajo humano: por un lado, tanto el trabajo como los artefactos que se usan en él incorporan significado, conocimiento e inteligencia que progresivamente son usados por una proporción mayor de ciudadanos (epistemización1) y, por otro, se integran actividades tanto simbólicas como materiales (hibridización2). En consecuencia, la sociedad intenta extender su inteligencia usando artefactos materiales en los procesos de pensamiento y de comprensión de fenómenos complejos como son las redes sociales. Las comunidades de conocimiento se apoyan en una red heterogénea y compleja de instrumentos y progresan gracias a nuevos instrumentos y métodos de medida, control y representación.
En el marco de organizaciones innovadoras, Nardi et al. (2002) señalan que para los individuos la competencia esencial: es la capacidad de crear relaciones de comunicación entre expertos que representen diferentes dominios de conocimiento, de manera espontánea y rápida; mientras que para las organizaciones, las competencias fundamentales son visualizar, administrar y analizar los procesos de reticulación, colaboración y construcción de conocimiento. Los dispositivos digitales actuales juegan un papel potenciador en ambos casos.
Hakkarainen et al. (2004) presentan el concepto de comunidades innovadoras de conocimiento3, en contraste con las comunidades de práctica y caracterizadas por: 1. orientarse a resolver problemas que impiden la generación de conocimiento como la superación de rupturas, tensiones y disfunciones de las prácticas cotidianas; 2. proponer como motivación de la colectividad la creación de conocimiento, la incorporación deliberaba de artefactos para apoyar la actividad cognitiva y el desarrollo de métodos y representaciones nuevas de su realidad; 3. interesarse por generar una cultura propicia para la generación e incorporación de conocimiento nuevo; 4. reducir intencionalmente la comunicación jerárquica y propiciar las relaciones simétricas entre sus miembros; 5. desarrollar responsabilidad colectiva por el crecimiento colectivo y realizar esfuerzos explícitos para incrementar el conocimiento individual; 6. desarrollar un ambiente dinámico adaptable a los cambios del entorno y a la representación del mismo; 7. generar, mantener y fortalecer relaciones con otras comunidades y culturas para el intercambio de conocimiento y la colaboración. La comunidad misma es objeto de diseño para lograr sus propósitos.
Para entender la dinámica de una comunidad de aprendizaje o de una red humana, es importante caracterizar tanto los patrones de comunicación entre los miembros como el papel de éstos dentro de la red. En el primer caso se trata de analizar quién comunica a quién, para determinar la estructura, intensidad o frecuencia de la comunicación. En el segundo caso se trata de evaluar el flujo de conocimiento experto, en la estructura funcional de la red (Hakkarainen et al., 2004).
La investigación muestra los grados de influencia de la fuerza de las relaciones sobre la innovación: a. los procesos tanto de producción como de innovación se difunden a través conexiones fuertes entre miembros de la red: estos miembros tienen un buen conocimiento mutuo y poseen metaconocimiento de la experticia de cada uno, como fundamento de su colaboración (Burt, 1987); b. el segundo nivel de difusión opera a través de afiliación de redes: miembros claves de una red se comunican entre sí, y cada uno de ellos se comunica con su grupo o subred (Frank y Yasumoto, 1998); c. en un tercer nivel, opera una especie de contagio social: diferentes actores entran en contacto sin que tengan una comunicación estable o permanente y comparten con los miembros de sus propias comunidades (Marsden, 1998).
Sin embargo, existe una discusión entre los investigadores sobre la importancia de las relaciones fuertes o débiles. Hakkarainen et al. (2004) hacen una comparación entre éstas: si se considera el flujo de información, en las relaciones fuertes hay redundancia, en contraste con las débiles, en las cuales también las relaciones tienden a ser asimétricas; en cuanto a la naturaleza del conocimiento compartido, en las relaciones fuertes el conocimiento es complejo, mientras que en las débiles es simple y preciso; en cuanto a la forma de conocimiento, en las fuertes domina el no codificado y tácito, en tanto en las débiles domina el codificado; en relación con el entorno, la vinculación con el contexto es proporcional a la fuerza de las relaciones; en cuanto al tipo de comunicación, domina en las relaciones fuertes la especialización de términos, la expresión compacta o encapsulada, en contraste con la relación débil en la cual dominan las expresiones fáciles de entender; finalmente, las relaciones fuertes exigen más recursos que las relaciones débiles.
La investigación muestra que el dinamismo de las redes hace que cuando las innovaciones se consolidan, tienden a transformar relaciones débiles en fuertes (Barabasi, 2002). En el extremo de las relaciones débiles está la situación de redes vinculadas a través de un solo nodo; cuando éste se desvincula se generan los "huecos-estructurales4". La información relevante y significativa entre subredes deja de fluir.
Frente al problema de los "huecos-estructurales", aparecen los "cuidadores de compuertas5" o los "facilitadores6" de la reticulación. Sverrison (2001) considera tres formas de promotores de reticulación: promoviendo la inclusión de personas a la red, haciendo labores de traducción de conceptos para acercar a las personas y promover interacción e identificando elementos nuevos para mostrarlos a potenciales miembros de la red. Las personas que ejercen este papel tienen suficiente conocimiento sobre el nivel de comprensión de los miembros, metaconocimiento, y de los recursos disponibles.
Las comunidades educativas institucionales, tales como los colegios, tienden a ser comunidades de práctica. La comunicación con otras comunidades tiende a hacerse mediante algunos miembros que se vinculan esporádica o permanentemente a otras redes. Las redes son, por su naturaleza, un fenómeno complejo y heterogéneo. La Figura 1 muestra una red posible con posibles sub-redes. A muestra una subred con todos sus miembros comunicados y con un miembro que sirve de puente con la red T. Wenger (1998) señala que después de cierto tiempo de interacción, los miembros de la comunidad de práctica tienden a llegar a los límites de competencia exigidos por la misma, en ese momento la conexión con otra comunidad puede generar conflictos y potenciales rupturas, en tanto surgen nuevas visiones y competencias. En estos casos, los miembros que intentan superar los límites de su comunidad y entrar a otra, sufren conflictos tanto emocionales como cognitivos, dependiendo de su flexibilidad mental y de la intensidad de comunicación con cada una de las redes a las cuales pertenece (Engeström, 1999). Superar los límites de una red y entrar en otra permite desarrollar competencias: el conjunto de competencias relacionales y cognitivas que habilitan el trabajo en red.
Hay un factor de liderazgo asociado con la capacidad de entrar en red. En las empresas contemporáneas, las personas con gran capacidad de compartir conocimiento son valoradas positivamente y son objeto de asignación de tareas administrativas de intercambio. En términos de innovación, el potencial de estos líderes radica en que permiten superar los límites de su propia comunidad a través de la comunicación simultánea con varias redes (Il. 1. Actor B). Teóricamente las comunidades institucionales educativas también podrían mantener una dinámica de innovación, si se dan condiciones de este tipo.
Los investigadores sobre la dinámica de las redes de innovación se han interesado también por lo que han denominado "relaciones incorporadas7". Se trata de relaciones no-contractuales, basadas en confianza y amistad. Pueden tener valencia positiva o negativa, en tanto motivan y promueven la comunicación o bloquean canales e ideas nuevas. Están normalmente asociadas con trabajo adicional, generalmente oculto a los observadores, e incluso a algunos miembros de la red (Nishiguchi, 2001). Quienes tienen este tipo de relaciones tienden a invertir esfuerzos para resolver problemas a través de procesos intensivos de negociación (Larson, 1992).
Una red de aprendizaje es una comunidad que basada en la comunicación, crea una organización con el objetivo de construir conocimiento. En el caso particular de este proyecto, el conocimiento al que se hace referencia es conocimiento explícito, esto es, aquél señalado por los programas curriculares que deben seguir las instituciones de educación media en décimo grado. Sin embargo, al vincular investigadores de tres instituciones de educación superior con estudiantes y docentes de colegios ubicados en ciudades diferentes, se crea una estructura que también permite la comunicación del conocimiento tácito pertinente a cada uno de los participantes y a sus respectivas instituciones y sociedades, por tanto, para la observación de la conformación y evolución de esta red, es necesario adoptar referentes conceptuales en las siguientes dimensiones:
La gestión de conocimiento, entendida de manera general como el proceso de construir, probar, representar, debatir y usar conocimiento, presenta, según Hakkarainen et al. (2004), tres posiciones diferentes, de acuerdo con el énfasis que se dé a la adquisición, la participación o la creación en este proceso. El enfoque orientado a la adquisición de conocimiento centra el proceso en la representación y en la transmisión de contenidos expresados en datos y códigos, lo cual es frecuente en instituciones de educación media y superior. El enfoque encaminado a la participación centra el proceso en la construcción del conocimiento, mediante la realización de actividades colaborativas que comparten un sistema de referencia; y para quienes adoptan el enfoque conducente a la creación, el conocimiento como tal es el que se consolida en comunidades o redes que enfrentan problemas cognitivos reales y desarrollan prácticas.
Los tres enfoques tienen vigencia y muestran desarrollos y resultados. Se diferencian de manera significativa en la unidad que adoptan para realizar sus análisis. El primero observa al individuo, el segundo a grupos y culturas y el tercero a comunidades y redes que desarrollan prácticas constructoras de conocimiento. En este proyecto, si bien existe un grupo de investigadores interesados en construir nuevo conocimiento, resulta más pertinente el segundo enfoque, no sólo por la realización de actividades colaborativas, sino por el hecho de que los integrantes del proyecto comparten el conocimiento tácito propio de cada una de las instituciones y de las respectivas comunidades. Por esta razón, aun cuando es posible visualizar en la red el flujo de conocimiento experto, o sentido de la comunicación realizada por un nodo que pregunta a otro para construir conocimiento, éste no será el mismo en los nodos que han establecido comunicación, es decir, no hay simetría en la relación.
Se tendrán en cuenta al calcular el grado de cada nodo o la probabilidad de que un nodo elegido al azar tenga un determinado grado, resultados con los que se construye la función de distribución de probabilidad del grado, que a su vez determina la ocurrencia de características importantes en la red. Sin embargo, métodos estadísticos multivariados pertinentes para el análisis detallado de los coeficientes de cluster, por ejemplo, no son utilizados en este ejercicio.
Aplicables al estudio de las relaciones construidas entre los investigadores, docentes y estudiantes que participan en el proyecto, para su modelado, representación matricial, determinación de medidas e identificación de los atributos que permiten determinar las características y cambios ocurridos en la red en cada uno de los momentos establecidos para su observación, y así mismo, para la caracterización de las propiedades emergentes que otorgan la calidad de complejo a la red.
La viabilidad del proyecto se concreta gracias a los contactos y al trabajo previo adelantado por los grupos de investigación G1 y G2, del cual se obtiene como resultado el proyecto elaborado de manera conjunta y presentado a Colciencias, respondiendo cada uno de los grupos por el trabajo por realizar en las áreas de física y matemáticas.
El tiempo transcurrido en espera de los resultados de la convocatoria, permite incorporar al proyecto a los grupos G3 y G4 para atender las áreas de español y vida ciudadana y, así mismo, la consolidación de todos ellos mediante el trabajo realizado en sus respectivas instituciones. Este hecho puede representarse usando una relación que definida sobre cada conjunto particular de investigadores, sirve a todos los grupos de manera general. Para ello, usamos el enunciado: "x se encuentra con y, para compartir conocimiento", en donde x y y son investigadores de un grupo.
La relación así definida construye una matriz simétrica de tamaño n para cada uno de los grupos, que asigna el valor uno (1) a los encuentros de investigadores acordados y respaldados por actas, y cero (0) en caso contrario, situación que en el grafo correspondiente a cada matriz, se representa con la existencia o no de arista entre los respectivos investigadores. Esta matriz determina el grado de cada nodo dentro del grafo.
La matriz suma o "resumen", correspondiente al trabajo de cada grupo durante la primera etapa del proceso, al ser representada en un grafo, permite asignar a las aristas el "peso" que resulta del acumulado o suma de unos por cada encuentro en las reuniones acordadas. Al comparar las matrices resumen de los grupos, se encuentra en ellas una diferencia significativa en el valor de los pesos de sus aristas, como consecuencia de la antigüedad en la vinculación al proyecto.
Para facilitar la comparación de los encuentros entre los investigadores de cada grupo sin importar el tiempo de vinculación al proyecto, es posible establecer una escala que asigne los valores del conjunto (0, 1/3, 2/3, 1), a las categorías cualitativas: "x no se encuentra con y", "x se encuentra pocas veces con y", "x se encuentra regularmente con y" y "x se encuentra siempre con y", con lo cual, las matrices resumen tienen en sus aristas pesos comparables.
Un período importante en la evolución del proyecto, es el transcurrido entre su aprobación por parte de Colciencias y la asignación de los primeros recursos. Durante ese período se realizan reuniones generales de investigadores, para construir la plataforma conceptual soporte de los futuros desarrollos teóricos en las competencias específicas de cada dominio de conocimiento, reuniones que integran los grupos en una comunidad que puede ser modelada como lo muestra la red de la Figura 2, en la cual es visible la relación construida y la función de facilitadores de la comunicación asumido por algunos de los participantes, como es el caso de los nodos (G11 y G22).
En febrero del 2006 se inicia la intervención en los colegios que participan en el proyecto y con ella, los encuentros entre investigadores y docentes de cada área para construir y compartir conocimiento, con la definición de un plan de trabajo y la identificación y delimitación de los objetos de aprendizaje por desarrollar en las aulas de clase, hecho que amplía el conjunto sobre el cual se define la relación, al incluir en el mismo a los docentes de cada área de los tres colegios participantes, y en la relación, las parejas de la forma investigador-profesor. Esta red puede caracterizarse desde la teoría de grafos como un grafo G(21,46), esto es, un grafo con 21 nodos y 46 aristas que representan las comunicaciones existentes entre ellos en razón de sus prácticas investigativas presentadas en la figura 3.
Los grafos proporcionan una representación estática de una red, cuyo análisis conduce a la descripción de la misma en un momento determinado. Con los referentes teóricos de los grafos probabilísticos y los conceptos asociados con su medida, es posible determinar en el G(21,46), funciones y comportamientos de los participantes: con las t rayectorias mínimas, la existencia de rutas de comunicación cortas o inmediatas entre casi todos los nodos, la comunicación entre los participantes más alejados; o con el diámetro del grafo, la innecesaria intervención de muchos intermediarios o nodos betweenness; y los coeficientes de cluster, el grado de agrupamiento de los investigadores alrededor de un nodo determinado. De igual forma, el conexo de la relación evidencia en el G(21,46) la existencia de una comunidad.
En el contexto de los grafos probabilísticos, el grado de un nodo no indicará, como en la teoría de grafos, el número k de aristas que llegan o inciden en un nodo determinado, sino la probabilidad de que un nodo escogido al azar en la red tenga grado k. Con esta definición, y usando el concepto de frecuencia relativa como medida de esta probabilidad, es posible construir la función de distribución de probabilidad de grado de la red. Para ello, se lista en una tabla el grado k de cada uno de los nodos que presenta la red, para construir a continuación una función que tiene en su dominio la variable k, y en su imagen, los valores encontrados como la frecuencia relativa del dato k, esto es, el cociente realizado entre el número de veces que el valor k aparece y el número total de nodos.
Los modelos usados para representar redes reales se clasifican en dos categorías: redes uniformes y redes complejas. Las redes uniformes se caracterizan por tener un número fijo de nodos y una función de distribución de probabilidad que "sigue" una normal. De acuerdo con esta primera categoría, la red representada en el G(21,46) guarda concordancia con esta definición, con una función de distribución de probabilidad de grado, que sigue una normal con media 5 y desviación estándar de una unidad, lo que indica que en la red, el 68% de los participantes, que son aquellos ubicados a una distancia de una desviación estándar de la media, tienen de cuatro a seis aristas incidentes, o comunicación con otros nodos de la red.
Los modelos de redes no son excluyentes, es decir, una misma red puede tener simultáneamente características de las redes uniformes y de las redes complejas, las cuales se caracterizan por tener una estructura irregular que evoluciona en el tiempo, en una dinámica en la que de manera permanente entran y salen nodos de la red. En el caso de estas últimas existen dos atributos de relevancia que son: 1. existe en la red una tendencia o conexión preferencial entre nodos altamente conectados, nodos hubs, y la función de distribución de probabilidad de grado sigue una ley de potencias representada con una gráfica de "cola", propiedad que clasifica a la red compleja como de libre-escala (Barabási, 1999); y 2. resulta relativamente fácil llegar de un nodo a otro cualquiera de la red, es decir, existe un camino corto, de máximo seis pasos relacionales de un nodo a otro de la red, propiedad que clasifica a la red como de mundo pequeño (Watts-Strogatz, 1998), en la cual, además de encontrar rutas breves, el grafo tiene vecindarios densos en cada nodo.
Las redes complejas permiten representar la última evolución ocurrida en la estructura de la red, con la vinculación al proyecto de los estudiantes de grado once de los tres colegios, y la ampliación de la relación con la inclusión de parejas de la forma investigador-estudiante, profesor-estudiante y, por supuesto, estudiante-estudiante. Los obstáculos presentados por las condiciones variables de conectividad de los colegios, los cruces de horario y las dificultades enfrentadas por algunos docentes en el manejo de las tecnologías de la información, aportaron la dinámica de entrada y salida de grupos en el último momento del proyecto, y así mismo, el papel de algunos estudiantes como monitores de grupo, la evidencia de algunos nodos dinamizadores altamente conectados tanto con sus compañeros de grupo como con los docentes e investigadores. De igual forma, es notoria la conexión preferencial entre los nodos directores de los grupos Colide y Tecnice. La red en este último momento crece a un promedio de 129 nodos participantes que realizan actividades colaborativas.
Para verificar la primera condición, o libre escala en la red, que ahora también incluye en sus nodos a los estudiantes de grado once, con la definición de grado K como la probabilidad de que un nodo elegido al azar en la red tenga grado K, se construye la tabla de frecuencia para los 129 nodos y su correspondiente función de distribución de probabilidad, realizada a partir de la tabla de grados – de la misma manera en que fue realizada en la red de investigadores-docentes– la cual se muestra en la figura 5. En la gráfica, a las barras de la distribución de frecuencias se anexa una curva que aproxima lo que sería de manera continua el comportamiento de las mismas, evidenciando pocos nodos altamente conectados y muchos pobremente conectados.
Para crear nuevas conexiones dentro de la red, se adoptó como referente teórico la metodología de trabajo colaborativo mediante proyectos interdisciplinarios, que agrupó a estudiantes de las tres instituciones participantes, como fue el caso del diseño y proceso de construcción de una montaña rusa, incluyendo en el mismo, el estudio de su viabilidad, su diseño, el modelo matemático que articula sus componentes, el comportamiento físico y el impacto social. Este tipo de actividad generó la emergencia de conexiones nuevas, incidiendo en la dinámica de la red, sin embargo, la red no alcanzó la madurez deseada en el desarrollo de la característica de pequeño mundo, respecto a ella, sólo podrían adicionarse unas pocas aristas emergentes, correspondientes a vínculos generados entre estudiantes y algunos docentes de distintas instituciones.
Finalizada la experiencia, con el propósito de identificar la percepción de conocimiento compartido, se pidió a cada uno de los participantes que señalara la primera, la segunda y la tercera persona a la cual había consultado más durante el proyecto. Con esta información se construyó una nueva relación asimétrica que afirma la complejidad de la red, representada en una red dirigida entre los mismos nodos, con vínculos valorados, de acuerdo con la selección hecha en la encuesta.
Nos preguntamos si a partir de los vínculos de la primera red se pueden predecir los vínculos en la segunda. Para responder a la pregunta, correlacionamos los valores de conexión de cada nodo en las dos redes. El índice de correlación es de 0.174 (p>0.051), que se ubica un punto por debajo del nivel de significación estándar en estudios sociales. El nivel de varianza compartida entre los dos conjuntos de datos es del 30% (R2 =0.30) y un valor de prueba F(1,27)=3.87.
Esto muestra que si bien hay un nivel de relación importante entre la cantidad de participación y la percepción de conocimiento compartido, las dos mediciones son independientes. Por tanto, se puede inferir un efecto diferente de las participaciones de cada uno de los nodos que corresponde a la valoración del conocimiento de cada nodo dentro de la red.
El ejercicio de hacer diferentes formas de representación de un problema, puede tener efectos positivos como facilitar el procesamiento de información, ayudando a la memoria de corto plazo, y propiciar el hallazgo de isomorfismos entre contextos, de esta manera posibilita tanto la generalización y la transferencia del aprendizaje como su pertinencia, entendida como la habilidad de aplicar el conocimiento en situaciones concretas.
1 Epistemification
2 Hibridization
3 Innovative Knowledge Communities
4 Structural holes
5 Gatekeepers
6 Brokers
7 Embebed links
Revista Nómadas
Dirección de Investigación y Transferencia de Conocimiento
Carrera 5 No. 21-38
Bogotá, Colombia
Correo electrónico: nomadas@ucentral.edu.co