Revista Nómadas
Dirección de Investigación y Transferencia de Conocimiento
Carrera 5 No. 21-38
Bogotá, Colombia
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Gisela García Cardona*
Liliana Paredes Restrepo**
* Analista política, Profesora-Investigadora de la Escuela de Comunicación Social-Periodismo de la Universidad Central. E-mail: Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla.
** Comunicadora Social-Periodista de la Universidad Central. E-mail: Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla.
La globalización de las comunicaciones conlleva nuevas dinámicas de participación ciudadana que permiten la confrontación de ideas en el ciberespacio, transformando la relación entre cultura, nuevas tecnologías y política. Este trabajo pretende hacer un sucinto recorrido por la historia de las nuevas tecnologías de la comunicación y la información, específicamente Internet, y reflexionar sobre las posibilidades que tienen los individuos y las organizaciones de subvertir los aparatos de poder, a través del uso y apropiación de dicha red. De manera específica, nos centraremos en el caso de las FARC-EP y en el uso que hacen de su página en la web.
Palabras clave: Internet, subversión, resistencia, política, FARC-EP.
The globalization of communications has generated new dynamics in citizen participation, that allow for the confrontation of ideas in cyberspace, transforming the relation between culture, new technologies and politics. This paper pretends to make a brief exploration through the history of new communication and information technologies, specifically the Internet, and reflect on the possibilities open to individuals and organizations, through the use and appropriation of this network, to subvert the apparatus of power. Specifically we look at the case of the FARC-EP and their use of their web page.
Key words: subversion, resistance, politics, FARC-EP.
El mundo de hoy se ha venido configurando como la sociedad de la información y del conocimiento, un mundo donde se han ido rompiendo las lógicas de las verdades reveladas, de la repetición, de la jerarquía, de la disciplina, de lo falso o lo verdadero. No obstante, es un mundo donde la naturaleza de construcción, desde las diversas miradas y saberes, propone con sus mecanismos de coacción económica y política la evidencia de la globalización económica.
En este sentido, el fenómeno de la globalización obliga, no sólo a los gobernantes sino a las personas en general, a replantear su accionar político en los nuevos espacios de participación que articulan lo local con lo global y lo global con lo local. El universo virtual se ha configurado como un lugar estratégico y desterritorializado donde quien o quienes tengan capacidad de acceso y uso, se pueden hacer visibles, ganar adeptos o contradictores, exponer sus intereses, ideologías y gustos, entre otros. Es un espacio para hacer política, tanto institucional, como de resistencia y de rebeldía.
Los avances científico-tecnológicos enfrentan al ser humano a nuevas tareas y los sacan de otras que le pertenecían por antonomasia. Entre otras, hoy flexibilizan sustancialmente el empleo, en la medida que la automatización de las tareas, la atomización de la producción y la descentralización de los procesos productivos alteran las relaciones contractuales de los trabajadores a lo largo del globo1.
Dentro de este espacio de transnacionalización productiva, el cambio tecnológico ha generado transformaciones sustanciales en la estructura del mercado mundial que a partir de las grandes corporaciones intentan regular las formas y términos de intercambio, en general, por encima de las trabas que el Estado-nación le impone a los procesos de acumulación y reproducción del capital a escala global.
En los últimos años, es evidente el crecimiento de la Web, “los usuarios de este espacio social y medio de comunicación eran 3 millones en 1993 y una década más tarde rebasan los 600 millones en todo el mundo (…) la cantidad de sitios web aumentó de 228 en octubre de 1993, a cerca de 45 millones para octubre de 2003, (…) la cantidad de equipos de cómputo conectados a la red ha crecido de 2 millones, a cerca de 200 millones para fines de 2003”2 . Sin embargo, estas cifras no muestran más que las grandes desigualdades de nuestro tiempo, en el acceso a tecnología y en general a bienestar y necesidades básicas.
Dichas desigualdades se conocen como brecha digital, un concepto que integra la disponibilidad de conexiones y equipos en un lugar, la calidad de contenidos y la capacidad para aprovecharlos. Según el 2002 Knowledge Assessment del Banco Mundial, en Estados Unidos hay 62.5 computadoras por cada cien habitantes, mientras en Colombia tenemos 4.93 y qué decir de India que tiene 0.583.
Los gobiernos nacionales promueven el uso de las nuevas tecnologías e invierten importantes sumas de su PNB para fortalecer el acceso y equipos. No obstante, las cifras que nos revela el Banco Mundial sobre inversión en tecnología de 8.83 por ciento en Colombia y 8.85 por ciento en Estados Unidos4 , en términos relativos es igual, pero en términos absolutos no es equiparable el PNB norteamericano con el de nuestro país.
La brecha digital no se refiere sólo a tecnologías, también al desarrollo y creación de conocimiento desde las perspectivas y necesidades de los usuarios. En este sentido, la producción de contenidos desde las especificidades culturales y el intercambio con los otros y en diversos idiomas aún es fuertemente excluyente. Prueba de ello es la cantidad de hosts; por cada 10 mil habitantes, por ejemplo, en Estados Unidos existen 3729, en Alemania 314 y en Colombia 13.4, entre otros5 .
Las nuevas tecnologías plantean problemas hasta ahora inéditos, propios de la esfera política y relativos a la representación, legislación, control, entre otros, que en último caso están estrechamente relacionadas con el poder, su administración y ejercicio. En este sentido, planteamos como marco de análisis la reconfiguración de los mecanismos de control a nivel global, en la medida en que la sociedad que se construye con base en Internet supera el monopolio estatal regulador de los conflictos sociales. Esta sociedad supone nuevas formas de organización y en especial le da un papel central a la comunicación, no sólo como medio o trasmisor, sino como portadora de mensajes llenos del universo simbólico que la produce y maneja –es decir, el mundo occidental desarrollado–, con base en la apropiación y uso de la información.
Vincularse a esta nueva sociedad informacional6 plantea una trasgresión de las tradicionales formas de organización y experiencias políticas, que a la suma y con el tiempo suficiente, se traducirán en prácticas sociales cotidianas y a su vez, en nuevas formas culturales, en la medida que el sujeto o la comunidad estén conectados al mundo de la Web. No obstante, en esta sociedad también emergen diversidad de resistencias, generalmente activas, que propician formas alternativas de acercarse a la sociedad informacional y de fomentar cambios, en la medida que la historia contemporánea nunca ha sido tan polarizada y desigual.
De qué manera se relacionan la política y las nuevas tecnologías para instalarse en el escenario de una nueva cultura, y cómo las condiciones creadas a partir de esta relación permiten que organizaciones subversivas utilicen las nuevas tecnologías de comunicación e información para hacerse visibles de otras maneras y en otros escenarios, es lo que vamos a desarrollar en este espacio.
Enmarcados en las sociedades modernas, el control ha sido típicamente manejado por el Estado. Max Weber plantea que el Estado es quien ejerce el monopolio sobre el ejercicio de la violencia. Es en ese espacio de defensa física que aparece Internet como una red “descentralizada, intangible, dependiente de energías y modos de conexión cada vez menos vulnerables a cualquier ataque material, con autonomía y forjando una serie de códigos internos que no necesitaban acordar obligatoriamente con los otros marcos normativos generales a los que todos los demás modos de comunicación se han debido adecuar”7.
Este nuevo entorno, como lo afirma Garay (2000), se erige sobre la plataforma de un Estado cuyo factor de legitimación está en crisis, unido al recorte de la capacidad de maniobra política, terreno ganado ampliamente por los emporios económicos internacionales. De acuerdo con Habermas, el control, o descontrol, de las acciones que hoy reconfiguran el concepto de poder –la globalización del tráfico económico y de las comunicaciones, la producción y transferencia de tecnologías, las nuevas formas de violencia y el surgimiento de nuevos espacios para la lucha no controlados, la reivindicación de las diferencias como origen de nuevas formas de organización y de financiamiento, etc.–, obligan a una reorganización de lo político y por ende, del Estado como institución central del ámbito de regulación, control y monopolio de la fuerza8.
Así, en este “Estado impotente”9, Internet posibilita la sutil propagación de los intereses y principios económicos que no están bajo el control del Estado y que constituyen una nueva fuente de autoridad10 –esto debido a que son las empresas multinacionales y trasnacionales las que proyectan los mapas del mercado global, que instaura a su vez pautas de consumo, producción, empleo, etc.–, y, de igual forma, proveen de espacios y herramientas tecnológicas a organizaciones supraestatales y a movimientos sociales de presión que propenden por un nuevo orden político y social, o bien, invitan al desacato de la autoridad mediante acciones, desde la reivindicación y la coacción hasta la movilización física, enlazados en redes por todo el planeta.
Por otra parte, Internet ha transformado un factor clave de la dinámica política: el control de la información11 . En la medida en que Internet afecta el acceso a la información y al conocimiento, ya sea por competencias tecnológicas, por velocidad de conexión, por ausencia de equipos, entre otros posibles problemas –quiere decir que favorece o limita el control de la información–, trastoca la naturaleza del poder político que residía en el Estado y en las instituciones tradicionales, trasladándolo a compañías enteramente privadas, en las más de las veces relacionadas con organizaciones económicas transnacionales. Es posible hablar así de Internet como palanca transformadora de la organización y de la acción política, en tanto desplaza el sistema de dominación estatal moderno al de la sociedad informacional.
La relación entre política y nuevas tecnologías está atravesada por el concepto de participación. En este factor, es posible la subversión del poder cuando el sistema democrático exige nuevas y ágiles formas de actuar políticamente, mientras los partidos y el Estado mismo como institución, mantienen estructuras verticalistas y jerárquicas, distantes en eficacia y cercanía, a los cambios generados en el sector privado (empresarial) en red12.
Esta “reconfiguración” ha sido adoptada por varios movimientos sociales, y ONG, que aprovechan las posibilidades tecnológicas de Internet en la disputa por el poder, con resultados muy atractivos en cuanto a horizontalismo y formas individualizadas de inclusión, que se traducen en modos de participación real directa o indirecta.
Sin embargo, el acceso al poder y la transformación de las formas de hacer política, no están aseguradas por los entes subversivos únicamente por estar en la Red. Las transformaciones políticas contemporáneas están ligadas a la emergencia y flujo de los espacios en redes globales que usan la tecnología desde dos perspectivas: una como herramienta y otra como parte de un complejo proceso cultural, expresión de una sociedad contemporánea inequitativa y desigual.
Las relaciones de poder en el ciberespacio se centran en la innovación tecnológica, la producción de conocimiento, la generación de espacios de interacción y la capacidad de usarlas para generar el cambio hacia un nuevo orden. Equitativo o inequitativo, será el resultado de las luchas que se den entre los Estados, la sociedad civil y las empresas privadas.
Manuel Castells propone el surgimiento de una nueva forma de movimientos sociales, diferenciando entre los movimientos sociales tradicionales como organizaciones estructuradas, consolidadas fuera de Internet (entiéndase del tipo partido, asociación, grupo, coalición, bloque, y de carácter legal e ilegal) y los movimientos sociales en red. Según Castells, salvo algunas experiencias pioneras en la exploración de otras funciones como la creación de una nueva esfera pública13, la relación entre Internet y los movimientos sociales ha sido del tipo instrumental, en la medida que éste se ha convertido en un medio privilegiado de acción y de organización14.
La diferencia que resulta del uso de este medio como instrumento está en la potenciación de los rasgos inherentes a la interacción propia de Internet, lo que facilita la emergencia de actores sociales fundamentalmente a partir de coaliciones específicas sobre objetivos concretos. Es decir, los movimientos sociales en red están vinculados por proyectos o campañas concretas que tienen implícitas orientaciones políticas, y no por la pertenencia como miembros (entiéndase como una categoría física) de una asociación.
De esta forma, se deduce que los movimientos sociales en la red, al poner a circular una información, logran adhesión u oposición, parcial o total a un proyecto u objetivo específico, con una marcada orientación política, que no está necesariamente ligada a la acción física concreta del movimiento social fuera de Internet para reivindicar su causa.
Existen diversas formas de activismo en la red apropiadas por movimientos y grupos de resistencia civil o armada. Una de las tipologías que ilustra el conflicto activo en Internet, ha sido presentada por el matemático SthepenWray (1998)15. Según Wray, existen cinco modalidades de “activismo en la red”16; en este trabajo sólo retomaremos la informatización.
La presencia de grupos armados en la red es una realidad que poco a poco cobra importancia, en la medida que estas organizaciones se hacen visibles y utilizan ese espacio para legitimar sus acciones. No obstante, como ya lo hemos dicho, el hecho de conectarse no amplía las posibilidades, es más bien la decisión de uso que adopte la organización, pues esto define lo que se pretende lograr con la utilización de la tecnología.
En el año 2004, las FARC-EP cumplen cuarenta años de existencia. Este grupo armado nació después de los ataques que el ejército nacional realizó en la región de Marquetalia (Tolima) en 1964 a las llamadas repúblicas independientes. Después de la ocupación militar, la autodefensa campesina constituyó el Bloque sur y para 1966 tomó el nombre de FARC, “bajo el anuncio de iniciar una guerra prolongada por el poder”17. A lo largo de los años setenta extendió sus frentes de colonización desde su región de origen hacia el Magdalena Medio y Urabá.
En 1982 se llevó a cabo la séptima conferencia de las FARC; durante ese año la organización amplió su espectro de lucha duplicando los frentes que tenía, al abrir la posibilidad de ingresar a sus filas a personas que no estuvieran ligadas a los problemas agrarios. En ese año le agregaron las siglas EP (ejército del pueblo), que abren la organización a una lucha no solamente campesina.
En diciembre de 1990 el ejército colombiano ocupó “Casa Verde”, lugar en el departamento del Meta donde funcionaba el Secretariado Central de las FARC-EP. Luego de este ataque la escalada ofensiva de la guerrilla se duplicó e intentó tener acciones a lo largo del país.
Esta ofensiva fue cada día más grande y para el año 2002, afirmaron su control en zonas de colonización, partes altas de las cordilleras (especialmente la oriental), zonas de bonanza agrícola o minera (banano, petróleo, coca y amapola), regiones de campesinado en crisis (Cauca, Boyacá y viejo Caldas), y se han ido acercando cada vez más a los centros urbanos a partir de las milicias urbanas18.
A lo largo de estas cuatro décadas, la guerra ha sido contada por los medios masivos de comunicación, “en términos de tecnología podría decirse que hasta el fin de los años sesenta la prensa escrita informaba sobre una violencia rural y lejana; a partir de los setenta la radio hizo del conflicto una realidad un poco más cercana; desde los ochenta las cámaras de televisión lo mostraron casi en vivo; luego las microondas y las antenas satelitales lo situaron en el aquí y el ahora, hasta que la Internet nos instaló en la guerra como un presente continuo”19.
Nos interesa un acercamiento a la experiencia que las FARC-EP han tenido con Internet a través de su página web, fundamentalmente en dos dimensiones: como espacio de representación y como herramienta comunicativa20.
La relación establecida entre el sujeto político que tiene un espacio de representación y una herramienta comunicativa para insertarse en la cultura de la sociedad red, se puede poner en términos de apropiación, entendida como la posibilidad de transformar prácticas políticas y culturales, que afecten el entorno mediante el conocimiento y aprovechamiento de las herramientas e instrumentos propios de Internet.
Vista así, la inquietud por la apropiación de la herramienta tecnológica comunicativa debe responderse en términos de usos. Según Castells “lo que caracteriza a la revolución tecnológica actual (con Internet como su más fehaciente manifestación) no es la centralidad del conocimiento y la información sino la aplicación de ese conocimiento e información a la generación de conocimiento y no los dispositivos de procesamiento/ comunicación de la información, en un circuito de retroalimentación acumulativa que se da entre la innovación y los usos de esa innovación”21. Esto significa que sólo el uso aplicado de las potencialidades de Internet como herramienta tecnológica de comunicación y como espacio de representación, es el motor de transformación de las prácticas político-culturales, en este caso hablamos de resistencia y subversión. Esto implica entonces, entender la apropiación de Internet como un hacer y usar; como una práctica cultural. Para efectos de este trabajo se observó la acción de las FARC-EP en Internet, a través de su página oficial actual www.farcep.org22.
En el marco de las formas de activismo y resistencia electrónicos, que emergen de la relación entre política y tecnología, la página oficial de las FARCEP pertenece al primer nivel de clasificación de acuerdo con Wray: el uso instrumental de la plataforma tecnológica, independientemente de otros factores comunicativos que pueden estar siendo aprovechados por el grupo. (Nos referimos a elementos que van desde el diseño de la interface hasta condiciones de navegabilidad).
Varias de las secciones en las que está organizada la página se limitan a “colgar” información: documentos, datos históricos, registros cronológicos, etc. Varios links están dedicados al registro de esta información sin que se encuentre en ellos la invitación explícita o la simple sugerencia hacia acciones reales directas23.
En cuanto a la relación entre ejercicio político y tecnología, la página refleja un pobre aprovechamiento de los recursos propios de Internet, concretamente la interactividad. Ejemplo de esta desvinculación entre las posibilidades de ejercicio político real con las herramientas tecnológicas de la página (y otras formas de activismo interactivo incluida la simple comunicación con el grupo), es la presencia de links que denominamos cerrados, es decir, no ofrecen posibilidad de interacción con el grupo guerrillero, bien sea en forma de correo o Chat Rooms. Evidentemente, en la página existe un espacio para contactarse con el grupo a través de out look, pero la falta de respuesta supone, o bien incapacidad de comunicación por las condiciones de ilegalidad y seguridad, o bien desinterés y desprecio por las posibilidades comunicativas interactivas del medio.
Esta condición se encuentra en otros espacios diseñados aparentemente para lo que podría llamarse “participación comunicativa”, es decir la presencia de voces distintas a las de los integrantes del grupo, para opinar (apoyar o criticar) sobre el grupo guerrillero24.
En algunos casos se encuentran esbozos de diálogo o contacto con otros medios, como la reproducción de artículos y entrevistas realizadas por personajes ajenos al grupo guerrillero, que son reseñadas por las FARC-EP25.
Dentro de la misma relación entre política y tecnología, existen dos links que resultan interesantes para el análisis: uno es el que conecta al usuario con el Movimiento Bolivariano26 y otro el de la Revista Resistencia Nacional y Resistencia Internacional. Estos links conducen a sitios de gran relevancia tanto para la reivindicación de la causa política dentro del aparato democrático vigente, como para la asociación del grupo con una publicación que tradicionalmente ha identificado al grupo guerrillero. Esta situación permite deducir que las FARC-EP mantienen una relación más estrecha y dialógica con formas comunicativas tradicionales (lenguajes, medios, público) y formas políticas igualmente tradicionales (partidos).
Respecto a la relación entre cultura y política, existen varios elementos emergentes en la página de las FARC-EP: el contenido de algunas secciones está orientado al conocimiento del grupo en su factor más humano, paralelo al perfil “guerrerista” y político-militar. En estas secciones se abordan temas de la agenda política internacional que requieren de un menor grado de reivindicación, como la temática de la mujer, el consumo de drogas, los diálogos entre partes en conflicto, la guerra de armas químicas y nucleares, entre otros27. Con una intención aparentemente “pedagógica”, estos vínculos estrictamente informativos y que no ofrecen herramientas de interacción, abordan temas que el grupo considera neurálgicos sobre el desarrollo socioeconómico del país: se trata de versiones explicativas subjetivas de temas como bipartidismo y opciones políticas alternativas, algunas reseñas particulares sobre minorías étnicas, temas relevantes para la causa política como prerrevolución y guerras de independencia, protesta y movilización social, luchas obreras y campesinas, y otros temas de la historia reciente como terrorismo de Estado e insurgencia armada.
Estas características descriptivas hacen pensar en la página oficial de las FARC-EP como un lugar privilegiado de visibilización (suponiendo que ese sea uno de sus objetivos al estar presentes en la red), pero carente de “herramientas” de comunicación, entendida como un proceso bilateral, interactivo, propicio para el medio tecnológico en el que sucede.
Esta condición se ve reforzada por dos elementos importantes: la ausencia de vínculos con otros sitios o páginas de grupos guerrilleros en el mundo, que permitan esbozar un diálogo o una conexión, por ejemplo, con el movimiento insurgente latinoamericano, guerrillas de otros países, académicos, gobiernos y cualquier otro ente político y/o subversivo en la red, que potencian los recursos tecnológicos de Internet para establecer redes de comunicación; y la trascripción del lenguaje que identifica al grupo guerrillero, no adaptado a la geografía hipertextual en tanto no ofrece vínculos abiertos, y presenta una reproducción del discurso tradicional de las FARC-EP no sólo en su lenguaje sino en su estructura semántica.
El uso que las FARC-EP hacen de Internet, en el marco de la relación política, nuevas tecnologías y cultura, es en realidad una sub-utilización de las propiedades de la tecnología, en detrimento de logros más evidentes y trascendentes al espacio real como la movilización, patrocinio, acción militar contundente, etc. Estamos hablando de que no es visible una intención de representarse a sí mismas como una organización-red, alternativa a las organizaciones tradicionales, con una identidad particular más global, dentro de las condiciones de la sociedad de la información.
Sin embargo, surge una pregunta: ¿qué es lo que es posible para las FARC-EP a través de esta página informativa, que justifica el costo de diseño, mantenimiento y actualización (por mínima que esta sea) de un espacio en la red?
Al respecto tenemos una idea que queremos esbozar: el uso que las FARC-EP hacen de Internet está relacionado con una estrategia comunicacional y no con el ajuste de su identidad al espacio global. Es decir, las FARC-EP podrían no estar interesadas en usar Internet como un espacio de reivindicación, movilización o cualquier otra acción militar o política, posible mediante la potenciación de la interactividad, hipertextualidad, etc., y de las cuales se podrían generar otro tipo de relaciones y acciones políticas. Tal vez, sólo están interesadas en la circulación de la información a través de un medio al que realmente tiene acceso un grupo limitado de población del país; población que no se cuenta dentro del mapa geográfico en el que incide militarmente.
Esta idea de una estrategia comunicacional estaría sustentada en varios aspectos: el primero de ellos tiene que ver con el interés del grupo guerrillero de ingresar a las ciudades, escenarios estratégicos para su ascenso al poder estatal28. Un segundo aspecto está sustentado en los estudios que caracterizan el perfil del usuario de Internet en el país, los cuales permiten ubicar fácilmente a estos mayoritariamente dentro de las ciudades. Y un tercer aspecto muy relevante, es el perfil mismo de estos usuarios, en su mayoría personas con un grado avanzado de escolaridad, capacidad de discernimiento y sobre todo, con capacidad de un ejercicio efectivo de la acción política directa, para el mantenimiento o desestabilización del orden tradicional.
En este sentido podría decirse que el uso que las FARC-EP hacen de Internet está relacionado con una estrategia comunicacional cuyo objetivo esencial es la penetración del público usuario efectivo de Internet, con miras a la conquista territorial de las ciudades como parte importante de su lucha por el poder político.
Esta forma de uso de la tecnología como simple espacio de información y reproducción de organización tradicional, no es transformador de las posibilidades de acción política y no necesariamente es generador de nuevas relaciones entre sujetos políticos de una sociedad del conocimiento. Al contrario de lo logrado por otros movimientos, las FARC-EP no reflejan su presencia en el ciberespacio como la apertura de un terreno novedoso de lucha a partir de la difusión y la confrontación ideológica en la medida en que no propician de manera alguna la interactividad o la horizontalidad.
Sus alcances dejan entrever un vacío en la capacidad de apropiación de esta tecnología, como escenario para la construcción de nuevas formas de organización alternativas y la emergencia de nuevos diálogos para la acción política.
1 Luis Jorge Garay, “Sobre la reconformación del espacio económico internacional”, copias de la Conferencia Internacional: Globalización y alternativas de desarrollo: La cooperación internacional en la perspectiva de los países No Alineados, Bogotá, Universidad Nacional, 1996, pp.1-3.
2 Raúl Trejo Delarbre, “La internet como bien público”, en: www.raultrejo.tripod.com/ensayosinternet/internetcomobienpublico.htm - 70k p.1.
3 Ibid., pp.8-12.
4 Ibid., pp.13-15.
5 Ibid., pp.9-10.
6 Castells plantea que “La sociedad informacional es una nueva estructura social de carácter global asociada al surgimiento de un nuevo modo de desarrollo denominado informacionismo, que sucede en su aparición al industrialismo y cuyas principales fuentes de productividad son la generación de conocimiento, el procesamiento de información y la transmisión de símbolos”. Manuel Castells, La era de la información, Vol. I: La sociedad red, Madrid, Alianza, 1998, p.57.
7 www.hipersociologia.org.ar/papers/sabatinisp.html. “Entre la filosofía y lo cotidiano: El Estado”, pp.1-3.
8 Habermas, La inclusión del otro, Estudios de teoría política, Barcelona, Paidós, 1999, pp.80-85.
9 Manuel Castells, La era de la información, Vol. II: El poder de la identidad, Madrid, Alianza, 1998.
10 Al respecto es importante revisar el concepto de Autoridad anónima, desarrollado por José Antonio Pérez Tapias, con referencia a la crítica de Erich Fromm, en: Internautas y náufragos, Madrid, Trotta, 2003, pp.116-117. Es muy relevante para el análisis del ejercicio del poder en el ámbito supranacional, en la medida que la política funciona cada vez más en redes y su acción se da en un espacio global cada vez más disputado, un espacio que, por lo menos en el ámbito económico, prefiere el anonimato y esto lo permite la sociedad red.
11 Al respecto es importante trabajar los postulados de M. Castells en: La galaxia Internet. En el capítulo 5, Castells desarrolla el problema de la política en Internet desde los movimientos sociales y el Estado, mostrando la relevancia de la conexión para generar participación ciudadana, las nuevas estrategias que se usan en política, basadas en la manipulación de la información y la ciberguerra.
12 Luis Jorge Garay, El falso amanecer, Los engaños del capitalismo global, Barcelona, Paidós, 2000, pp.100-101.
13 José Luis Brea, El teatro de la resistencia electrónica, consúltese en: http//alepharts. org/pens/teatro.html.
14 Manuel Castells, Lección inaugural del programa de doctorado sobre la sociedad de la información y el conocimiento, Instituto de investigación de la UOC, Barcelona, España.
15 Sthepen Wray, 1998, citado por José Luis Ebrea en la conferencia “Teatro de la resistencia electrónica” en los Talleres de Montequiu, julio 11 de 1999.
16 De acuerdo con Wray, existen cinco modalidades de activismo en la red: el primero es la informatización de los movimientos sociales cuya característica principal es el uso instrumental de la red, siendo aquel similar al que puede hacerse de otro tipo de instrumentos de propaganda. La infoguerra es la segunda forma de activismo en la red que surge como una extensión de la primera, pero que en la práctica es un desarrollo de la misma. La tercera forma de activismo es la conocida como resistencia electrónica o desobediencia civil electrónica, cuyas acciones para ser efectivas deben ser de carácter clandestino y radical y consiste en el desarrollo de un dispositivo de acción directa que permita el ejercicio colectivo de acciones de protesta mediante el llamamiento al bloqueo de determinados websites. La cuarta es el activismo –hacker– politizado (hacktivismo), cuyo objetivo es bloquear o sabotear los flujos de información de las corporaciones- Estado. La quinta clasificación hace referencia a una visión futurista de activismo y se denomina la próxima guerra. Tomado de www.aleph-arts.org/pens/ teatro.htlm. pp.3-7.
17 PNUD, El conflicto, callejón con salida, Bogotá, PNUD, 2003, p.28.
18 Ibid., pp.55-56.
19 Ibid., pp.427.
20 Internet entendido como herramienta comunicativa significa explorar la dimensión de lo puramente comunicativo en términos de lenguaje hipertextual, medio, mensaje, información, hipervínculos, links, que se valen de las potencialidades propias de la tecnología internet (hipertextualidad, horizontalidad, interactividad), para comunicar política y cultura. Respecto a la representación, entendemos esta como el proceso a través del cual un sujeto político productor de discursos ideológicos, con una o varias finalidades singulares, se define y proyecta a sí mismo en el espacio y lenguaje de la red. Hablamos entonces de un sujeto político colectivo que trasciende y al tiempo representa al individuo, que conserva sus mismas condiciones humanas y sociales pero que traslada sus prácticas comunicativas y producciones culturales a la interacción permitida en la sociedad red.
21 www.hipersociologia,org,ar/catedra/material/Castellscap1.htm
22 El trabajo de campo de este artículo se realizó mediante fichas de observación que se llenaron durante un mes, con una muestra aleatoria de cuatro días a la semana. Cada una de estas fichas registró la actualización de la información, el tipo de información de acuerdo a ejes temáticos reiterativos propuestos por el grupo guerrillero y finalmente el análisis de cada una de las secciones: Mujer, Cultura, Movimiento Bolivariano, Así es Colombia, Novedades, Documentos, Resistencia y 40 Aniversario de las FARC-EP, tanto en su contenido como en sus características técnicas es decir, links, banners, y cuadros de diálogo como chat, out look, correo, etc. De esta observación se extrajo el material para la construcción de este trabajo.
23 Es el caso del link Novedades, en el que se encuentra un vínculo dedicado a la publicación de comunicados de diversos autores del grupo armado (secretariado, comisión nacional, bloques y frentes, partes de guerra, mesa de diálogo y negociaciones). El link Documentos en el que se encuentran diversos vínculos sobre la historia, leyes, y en general documentos de constitución o transformación del grupo guerrillero a lo largo de su existencia. El link 40 Aniversario de las FARC-EP incluye artículos, editoriales y otros documentos apológicos sobre las acciones del grupo guerrillero durante las últimas décadas de acuerdo con los períodos presidenciales y una reseña biográfica sobre dos de sus máximos dirigentes, Jacobo Arenas y Manuel Marulanda.
24 Es el caso de los links Página universitaria y Otras opiniones, que muestran un limitado número de “participantes”, con textos exclusivamente de apoyo a la orientación política y a la acción militar del grupo, bastante desactualizada respecto a la fecha y las temáticas abordadas en estos espacios.
25 En algunas ocasiones apareció un artículo elaborado por el sociólogo Alfredo Molano en febrero de 2003. También entrevistas realizadas a personajes, como a un militar cubano en julio de 2003.
26 Movimiento político legalmente constituido en fortín de los intereses y orientación política promovida por las FARC-EP.
27 Estas temáticas se abordan en los links Mujer, Coyuntura, y Diálogos, de la página oficial de las FARC-EP. Llama la atención el hipervínculo Cultura, en el cual se encuentra el link Casa Verde que da cuenta de las dinámicas socioculturales del grupo: cómo viven, qué ropa usan, dónde duermen, qué comen, cómo se divierten, mediante narraciones de corte más literario (tanto en lenguaje como en extensión) y apoyadas por fotografías de la gente y de paisajes representativos de la geografía colombiana, al igual que otras producciones artísticas como cuentos guerrilleros, música, libros recomendados, producciones todas en sus respectivos lenguajes narrativos. En esta misma categoría de análisis (política y cultura), está el link Así es Colombia, que incluye datos sobre el país como ubicación geográfica, actividades económicas, costumbres, símbolos patrios.
28 Al respecto pueden revisarse los planteamientos hechos por el investigador colombiano Juan Guillermo Ferro sobre la urbanización del conflicto. Juan Guillermo Ferro y Graciela Uribe, El orden de la guerra: Las FARC entre la organización y la política, Bogotá, Centro Editorial Javeriano CEJA, 2002, pp.37-39.
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