Comunidades emocionales. Afectividades y acción colectiva en organizaciones sociales comunitarias de base en Bogotá (reseña de libro)
Comunidades emocionais. Afetividades e ação coletiva em organizações sociais comunitárias de base em Bogotá
Emotional Communities: Affectivities and Collective Action in Grassroots Community Organizations in Bogota
DOI: 10.30578/nomadas.n54a18
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Tatiana Gutiérrez Alarcón
Docente investigadora del Centro de Educación para el Desarrollo (CED) de Uniminuto, Bogotá (Colombia). Magíster en Comunicación-Educación en la Cultura; especialista en Comunicación Educativa. Correo: Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla.
AUTORA:
Diana Carolina Peláez Rodríguez:
EDITORIAL:
Corporación Universitaria Minuto de Dios – Uniminuto
CIUDAD:
Bogotá
AÑO: 2020
NÚMERO DE PÁGINAS: 229
Fruto de un ejercicio de indagación riguroso y coherente con la apuesta de situar a nivel teórico y metodológico la dimensión corpoemocional dentro de los estudios sociales, este libro se inscribe en una de las sublíneas de trabajo del grupo de investigación “Emocionalidades y cambio social”, del Centro de Educación para el Desarrollo (CED) de la Universidad Uniminuto. La investigación, de corte cualitativo, se titula “Organizaciones sociales comunitarias de base entendidas como comunidades emocionales” y se desarrolló entre los años 2015 y 2017 en la ciudad de Bogotá, producto de la interlocución entre miembros de las organizaciones1, las comunidades en relación con estas organizaciones y el equipo de investigación liderado por la autora. La obra se mueve en un contexto social –descrito en el texto de forma muy precisa como de sufrimiento y precariedad– en el que se potencian acciones colectivas que apuntan a la transformación de estas condiciones. Esta “interlocución contextualizada”, además, se enmarca en una matriz cultural que ordena las dimensiones ética, política, estética, temporal, espacial y sociocultural de los sujetos individuales y colectivos interactuantes. Desde esta perspectiva relacional, el trabajo evidencia su intención de posicionar dentro de la producción de conocimientos la función social y política de las emociones, más allá del campo intersubjetivo, lo que inaugura una investigación sociocultural de las emociones, los sentimientos y los afectos.
El prólogo, a cargo de Olivia López Sánchez, hace énfasis justamente en cómo la autora ingresa la categoría de comunidades emocionales para reconocer la forma en que las organizaciones sociales pueden ser entendidas como una red de afectividades que “emergen por el afectarse en común desde la proximidad” y que “producen estéticas propias del sentir que generan éticas para la acción colectiva” (p. 17). Entenderlas así implica, por un lado, que la dimensión corporal realmente “aparezca” dentro del campo de la investigación sociocultural de las emociones, como no suele ocurrir, y, por otro, que el campo mismo se dota de unas reflexividades en las que la praxis de las organizaciones se espacializa, se corporiza y se contextualiza. Este primer acercamiento que se ofrece de esta obra se convierte en una antesala para situar los aportes de la investigación al pensamiento social.
En la Introducción, llama la atención que la autora nos libra de leer exclusivamente la forma en que ha organizado el libro, para presentarnos el proceso de investigación y sus análisis –tal y como es debido, según los cánones de escritura de este tipo de literatura–, en el que ella queda afectivamente concernida, en concordancia con su compromiso corpoemocional. Así, nos narra la forma en que su maternidad la conmueve en pleno proceso de elaboración del libro y cómo esta experiencia “particular” la moviliza a ampliar sus marcos de comprensión en el estudio de las emociones, para entenderlas, más allá de la experiencia individual, en su dimensión colectiva y social. De manera que, como la autora aclara, en este trabajo no se busca definir o caracterizar emocionalmente todas y cada una de las organizaciones, “sino comprender cómo desarrollan un habitus afectivo particular, una estética y una ética compartidas” (p. 32), en relación con el contexto en el que interactúan. Una comprensión que, por su misma naturaleza, resulta dinámica e inaprehensible en su totalidad.
El libro está organizado en cuatro capítulos y un apartado final, que denomina “Aperturas”, con el que trasciende la expectativa académica de concluir su obra y más bien ofrece algunas líneas para ampliar las fronteras de su aplicación. El primer capítulo: “Pasiones, afectos y emociones: andares teórico-conceptuales y aportes desde la investigación”, presenta, como el título indica, el camino recorrido que da sustento a la investigación y la enmarca dentro de los estudios socioculturales de las emociones, exponiendo a quienes, desde la sociología, la psicología social, la antropología y la filosofía, aportan a “abrir” las posturas que sujetan las emociones a explicaciones universalizantes, para asumirlas como “expresiones corporizadas que se sitúan en las normas socioculturales de contextos y períodos históricos particulares” (p. 51). De ahí que sea central la categoría procesos corpoemocionales, como una de las contribuciones de este trabajo al campo de estudio, y de ahí también que construya esta noción indicando, de entrada, que las emociones son praxis,por cuanto implican interacciones dinámicas que tienen una dimensión intersubjetiva y también interobjetiva.
Se entenderá entonces por qué la autora nos dice que no hay cuerpo sin afecto (afectación), en la medida en que estos procesos organizativos condensan una “red del afectar y ser afectado”, esto es, el reconocimiento de que los cuerpos-emociones, en el marco de una matriz cultural emocional de los sujetos, dan significado y son los detonantes de sus prácticas, en un contexto específico que a la vez se transforma. Por eso, otras nociones, centrales en esta investigación, son los marcos de acción colectiva y las comunidades emocionales, todos los cuales aportan a los análisis de la función política de las emociones, como ya se dijo. Terreno poco explorado este, que posibilita un conocimiento sobre las organizaciones sociales en constante movimiento y a partir de “las relaciones sociales, las reciprocidades de largo aliento, los conflictos, los vínculos […] y las respuestas creativas hacia la transformación de su existencia y su cotidianidad” (p. 96).
En el segundo capítulo, que titula “La tríada performativa: un modelo de observación, recolección y análisis”, la autora da una respuesta creativa y novedosa a los retos metodológicos derivados de la investigación sociocultural de las emociones. Es dentro de esta tríada performativa que se organizan las tres tríadas o dimensiones de la interacción que se proponen en la investigación, para asir “los modos de operar de la comunidad emocional y hacerla más inteligible, entender las dimensiones que conformarían a estas organizaciones sociales como tales, y aportar una densificación de esta categoría analítica para futuras investigaciones” (pp. 119-120). Por ello, esta construcción metodológica es uno de las mayores aportaciones que hace este trabajo.
La primera tríada la conforman los actores involucrados en los procesos corpoemocionales que se producen en la investigación: interlocutores de las organizaciones, comunidades y equipo de investigación; la segunda tríada emerge de los detonantes que propone la investigación para producir la interacción a modo de “técnicas de recolección”: narrativa performativa, foto voz y observación corpoemocional; y la tercera dimensión es la tríada analítica a partir de la cual emergen los procesos corpoemocionales dentro de la matriz sociocultural y que constituye a las organizaciones como comunidades emocionales: dimensión corporal, dimensión ética, dimensión cognitiva.
En el tercer capítulo, “Organizaciones sociales entendidas como comunidades emocionales: contextos que afectan y acciones colectivas que reaccionan”, son las organizaciones sociales –ya caracterizadas en la introducción–, en las voces de sus líderes y de las comunidades –junto con las imágenes y lecturas críticas tejidas como narrativas sobre su contexto y las acciones colectivas que despliegan, los dolores y las dificultades del día a día– las que permitirán tejer los análisis en clave de procesos corpoemocionales. Aquí leeremos un abordaje territorializado de dos líderes –Juan Carlos Celis, de la Fundación Procrear, y Catalina Jurado, de la Biblioteca-Ludoteca II Nido del Gufo– sobre los contextos en los que habitan y podremos comprender la urdimbre de las afectividades que entran en juego como efecto (afecto) de la matriz sociocultural, económica y política capitalista.
El cuarto capítulo, con el que se concluye la presentación de esta investigación, titulado “Comprensiones heurísticas sobre las comunidades emocionales”, condensa los análisis que a partir de la tríada performativa posibilitan el surgimiento de los procesos corpoemocionales de los actores involucrados, para producir “la red de sentidos y sentires que (densifican) el concepto de comunidades emocionales” (p. 179), en las dimensiones analíticas que organizan su comprensión: ética, política, estética, temporal, espacial y sociocultural, ya antes mencionadas.
De ahí que el quinto y último capítulo se proponga no como cierre, sino como líneas de fuga para recomenzar a partir de un imperativo ético, ahora instalado con las comprensiones que abrió el texto y a la luz de los efectos (afectos) derivados de un modelo capitalista, neoliberal y hegemónico de muerte. Por eso se titula “Ante el abismo, los puentes: por una política de lo sensible que promueva la empatía radical”, es decir, una política en la que la vida sea posible y parta de que el dolor nos con-mueve –como a la autora–, para construir formas de sentir que forjen espacios comunes de reconocimiento de nuestra vulnerabilidad y para el ejercicio constante de la reciprocidad, la solidaridad y la empatía radicales.
Como se evidencia, este libro va más allá de presentar los resultados de una investigación situada en la ciudad de Bogotá, con seis organizaciones sociales donde se despliega la proyección social de una universidad, pues hace un aporte al pensamiento social y recupera el papel de la dimensión emocional en la comprensión de muchos de los fenómenos sociales contemporáneos. De ahí su necesaria lectura.
En atención a la convocatoria de este número de la revista, sea resalta el potencial que tiene esta investigación sociocultural de las emociones para estudiar los procesos migratorios en contextos como el bogotano, teniendo en cuenta, además, que se sitúa particularmente en las localidades de Ciudad Bolívar, Mártires, Suba y Bosa, caracterizadas por los altos flujos de población migrante por causa del desplazamiento interno y externo.
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- Última actualización en 21 Septiembre 2021