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Tejiendo la memoria en la construcción de identidades juveniles*

Tecendo a memória na construção das identidades juvenis

Weaving memory in the construction of youth identities

Martha Cecilia Herrera**
Vladimir Olaya***
Raúl Infante Acevedo****
Alexis V. Pinilla*****


* Este artículo hace parte de la investigación “Memoria Escolar y Memoria Mediática en jóvenes de una escuela pública de Bogotá”, del Grupo Educación y Cultura Política de la Universidad Pedagógica Nacional, la cual contó con la cofinanciación de Colciencias.

** Profesora e Investigadora de la Universidad Pedagógica Nacional. Grupo Educación y Cultura Política. E-Mail: Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla.

*** Investigador Universidad Pedagógica Nacional. Grupo Educación y Cultura Política. E-Mail: Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla.

**** Investigador Universidad Pedagógica Nacional. Grupo Educación y Cultura Política. E-mail: Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla.

***** Profesor Investigador Universidad Pedagógica Nacional. Grupo Educación y Cultura Política. E-mail: Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla.


Resumen

En este artículo se exponen algunos elementos en torno a las identidades así como al papel de la memoria en la construcción de subjetividades, a partir de reflexiones hechas sobre relatos elaborados por estudiantes de un colegio distrital de Bogotá, por medio de los cuales expresaron lo que ellos eran, sus recuerdos de infancia y juventud, los acontecimientos, lugares y personas que les habían impactado en su vida, así como la importancia que en estos recuerdos tenían los medios de comunicación.

Palabras claves: Identidades, subjetividades, memoria, juventud, medios de comunicación.

Resumo

Este artigo expõe elementos sobre as identidades e o papel da memória na construição de subjetividades a partir dos relatos feitos por alunos de uma escola em Bogotá, nos quais elles expresaram o que elles eram, suas lembranças sobre infancia e juventude, os fatos, lugares e pessoas que tinhan tido impacto na suas vidas, assim como a importância que nestas lembranças tiveram os meios de comunicação. Palavras-chaves: Identidades, subjetividades, memória, mocidade, mídia.

Abstract

This article includes some elements around the identities of youngsters, and around the role played by memories in the construction of subjectivities. The discussion on these elements is based on reflections on stories elaborated by students of 10 grade of basic education in a district school in Bogotá. In these stories, these youngsters talked about whom they were, their childhood memories, and the events, places and people that impacted them, as well as about the importance of mass media in their memories.

Key words: Identities, subjectivities, memory, youth, media.


El surgimiento de categorías relacionadas con la constitución de sujetos, la construcción de identidades y de subjetividades cobra articulaciones específicas a partir del proyecto de la modernidad y de los desarrollos del capitalismo como modo de producción social. En este contexto, el sujeto se construye como una categoría basada en el supuesto de que las prácticas y representaciones de los seres humanos puedan ser situadas como parte de un todo coherente y estructurado en donde el elemento racional tiene la supremacía (Touraine, 1994). Sin embargo, las ideas sobre la unidad y homogeneidad del sujeto así como el predominio de lo racional han empezado a ser reelaboradas para dar cuenta del análisis de las transformaciones de orden político, social y cultural, ocurridas a lo largo del siglo XX (Laverde, Daza y Zuleta, 2004).

A través de sus múltiples experiencias los individuos se apropian y reelaboran referentes culturales provenientes de los grupos sociales de los que forman parte, lo cual tiene lugar a través de procesos de subjetivación en los que, a partir del conocimiento de sí mismo como punto central de referencia, la identificación y la diferenciación juegan un papel trascendental, posibilitando a los individuos y a las colectividades los anclajes que dan sentido de pertenencia, bien sea en el plano personal o en el de las comunidades en las que éstos están insertos. De este modo, las identidades de diverso orden y sus múltiples referentes se superponen de manera abigarrada en las sociedades contemporáneas, dando lugar a subjetividades complejas que entran a cuestionar las representaciones en torno a un sujeto único y racional. En esta dirección algunos autores (Laclau, Mouffe, 2004) proponen un concepto de sujeto como resultado de una relación contradictoria entre la necesidad (estructura social) y la autonomía (contingencia). Es decir que el ser humano es tanto relacional como autónomo. La subjetividad se encuentra en estrecha relación con los dispositivos sociales y sus lógicas socio-históricas dentro de los cuales los sujetos aprenden a vivir y a interactuar.

Así, las sociedades están conformadas por matrices de significación compleja que sirven de marcos referenciales a los individuos y a las colectividades para dotar de significados las actividades materiales y simbólicas. En la apropiación y reelaboración de estos marcos referenciales, la memoria va a jugar un papel primordial, al constituirse en dispositivo que permite la organización de las experiencias vividas y la estructuración de esquemas y patrones mentales, ligados a las significaciones culturales del grupo del que hacen parte los individuos, contribuyendo a la constitución de identidades individuales y colectivas. Maurice Halbwachs señala las dificultades de separar memoria social y memoria individual, ya que buena parte de las representaciones sociales y los recuerdos que tienen los individuos se basa en matrices sociales y culturales de las cuales éstos forman parte. Para el autor, las estructuras narrativas en las que se apoya la memoria desempeñan un papel importante en la construcción de los sujetos, al permitir entender las experiencias como parte constitutiva de los procesos identitarios (Halbwachs, 1994:38). Pero la memoria, al igual que la identidad, no es única; existen múltiples memorias en la vida de una sociedad y en la trayectoria biográfica de los individuos. Estas memorias son parciales y se estructuran de acuerdo a los escenarios sociales y culturales en donde los individuos y los grupos llevan a cabo sus prácticas sociales.

En los últimos cincuenta años, el desarrollo de los medios masivos de comunicación y las nuevas tecnologías han transformado los escenarios clásicos de socialización y sociabilidad, así como las particularidades de los procesos de subjetivación. A partir de la concepción de Pierre Nora (1984), sobre los lugares de la memoria, podemos considerar los medios de comunicación como escenarios privilegiados de la memoria en la sociedad contemporánea, una memoria que en muchos casos no es espontánea sino producida. Para Nora, los lugares producidos por la memoria social y cultural, que pueden ser tanto de orden material como simbólico, proporcionan los soportes de la memoria y contribuyen a generar lazos de identidad y pertenencia, lazos que, no necesariamente, son armónicos. En este autor “la idea de que las colectividades tienen memoria implica una amplia transformación del status de los individuos y de sus relaciones con la comunidad. Así, la identidad ha pasado de ser una noción individual y subjetiva a una colectiva, cuasiformal y objetiva” (Nora, 2005). De tal manera, cada individuo es la síntesis no sólo de las relaciones existentes sino también de la historia de estas relaciones. La identidad tiene, entonces, un carácter intersubjetivo y relacional como parte de un complejo proceso dialógico (Taylor, 1995: 55).

En este orden de ideas, podríamos decir que buena parte de las concepciones que hoy se tienen de lo juvenil nacen de las producciones mediáticas pues “la vida de los jóvenes corre paralela al discurso de los medios: son éstos un espejo con el que la juventud se identifica o se repudia” (Instituto Federal Electoral, 2003: 51). No obstante, la vida de lo juvenil pasa por otros ámbitos en donde también tiene lugar la constitución de identidades juveniles; en otras palabras, no sólo los medios construyen lo juvenil sino también las vivencias y las experiencias que se dan en diferentes escenarios de interacción y las formas en que éstas son subjetivadas por los individuos, dando lugar, para evocar de nuevo a Nora, a una verdadera marea de las memorias.

Con el objeto de sondear algunos de estos aspectos, se trabajó con un grupo de jóvenes de grado décimo, entre los 15 y 18 años, pertenecientes a una escuela pública de Bogotá, con el propósito de invocar la memoria en torno a los recuerdos y olvidos sobre sí mismos, así como al papel que los medios de comunicación habían tenido en sus vidas. Por ello, en el presente artículo se analiza la información recogida a través de talleres en los que los jóvenes elaboraron lo que denominamos frisos; entendidos como productos artísticos que permitieron plasmar en imágenes y palabras, recuerdos y vivencias que posibilitaron la construcción de relatos biográficos, dando lugar a narraciones construidas desde el momento presente que atañen al ahora, reelaboran el pasado y proyectan el futuro.

Los significados de los frisos: el relato de la experiencia de vida

El doblez del friso, el juego de la imagen-palabra, el estar con los amigos, sirvieron como detonadores para la evocación de vivencias y sentimientos que permitieron a los jóvenes encontrar canales de expresión para hablar de sí mismos; fueron una manera de juntarse en la que los recuerdos sobre los medios quedaron en un segundo plano, para dar paso a la emergencia de experiencias vitales que atraviesan los diferentes escenarios en donde estos jóvenes han interactuado a lo largo de sus vidas. Conversar sobre los trabajos que habían hecho permitió que algunas de las imágenes y eventos evocados se abrieran en campos de significación amplios y se convirtieran en relatos abigarrados en donde lo importante era hablar de sí mismos y compartir sus experiencias. Estas actividades nos revelaron cómo la construcción de espacios de autorreflexión sobre las historias personales convoca a los jóvenes a hablar de aquello que usualmente no se habla en espacios escolares formales y coadyuva a la consolidación de procesos de identidad y constitución de subjetividades.

Ante la pregunta de qué había significado la elaboración de los frisos se obtuvieron respuestas como:

1 ¿Qué significa el friso para ti?

2yo quise hacer todas las etapas de mi vida y reflejarlas ahí, porque son cosas que uno ya no recuerda (…), cuando yo lo estaba haciendo me hizo pensar en muchas cosas de mi infancia que ya no recordaba, como por ejemplo los programas de televisión, la comida… (Grupo focal 1).

– Para mí el friso fue como desahogarme.

• ¿Por qué?

– Porque hay cosas que uno tiene siempre guardadas, entonces se le da por desahogarse no diciendo sino escribiendo y pintando (Grupo focal 1).

En la búsqueda de coherencia los jóvenes recurrieron como recurso a una línea cronológica para ordenar sus recuerdos. La mayoría dividió su biografía en etapas de 0 a 6 años, de 7 a 12 y de 13 a los 15 y/o 18 años. Aun así, en varias ocasiones situaron hechos relevantes en sus vidas que rompían dichos límites temporales y no se ajustaban con facilidad a esas clasificaciones. No obstante, al hablar sobre sus vidas los jóvenes encuentran una fuerte fragmentación entre la infancia y la juventud: la primera, la relacionan con el estar en casa en compañía de sus familiares, compartiendo momentos en donde la televisión y el gusto por los programas de la denominada franja infantil, ocuparon un lugar importante en sus vidas. Así, ellos afirman la división hecha por los medios sobre las franjas de audiencias según edad, aunque la elección de estos programas, denominados infantiles, se prolongue, en muchos casos, al período de la juventud. La segunda etapa, la juvenil, es entendida como parte de un cambio radical respecto a la infancia, percibiéndosele como un ciclo más ligado con la escuela como espacio de socialización, impregnado por la construcción de lazos afectivos fuera de la familia, por la vivencia de experiencias grupales y la participación en espacios y eventos sociales. En este caso, la televisión, aunque continúa siendo importante, se ve desplazada en muchas ocasiones por las actividades mencionadas, en las que la música ocupa uno de los lugares preferenciales en las vivencias rememoradas. Ésta es una etapa caracterizada por la aparición de diversidad de problemas y por un eterno cambio en la búsqueda de sí mismo y de referentes de identidad, en donde la interacción con los pares es de gran importancia para la construcción de lazos afectivos y la búsqueda de reconocimiento.

– Cuando era niña me gustaban mucho los cuentos infantiles y sobre todo me encantaba ver los Cuentos de los hermanos Grimm, también me gustaba Sailor Moon, Aventuras en pañales, el Chavo, los Pitufos… Ahora, en mi adolescencia me gusta mucho la música y gozar el rato cuando estoy con mis amigas y amigos, pasarla bien. Me fascinan los paseos y los momentos de recocha que se pueden gozar con música y con desorden (Friso 8).

La juventud es identificada con diversas problemáticas que se presentan tanto en los encuentros interpersonales –en algunos casos signados por la escuela– en las relaciones construidas en los grupos familiares y barriales. Los testimonios recogidos se relacionan con los contextos específicos a los que pertenecen los jóvenes, quienes son habitantes de barrios pertenecientes a los estratos uno y dos, con características sociales y económicas bastante difíciles. En esta medida las representaciones acerca de ellos como jóvenes tienen relación con los entornos en donde se vive y con significaciones en las que está inmersa la lectura de estas realidades. Por ello, no es extraño encontrar referencias a una vida difícil y riesgosa a la que hay que enfrentar con mucho coraje y en donde, a veces, los programas de televisión y la música sirvieron como referentes para hablar de estas vivencias:

– Algo que llevo siempre en mi vida son las ganas de vivir, sabiendo que en estos momentos estoy pasando un momento muy difícil, pero son obstáculos que uno siempre tiene que pasar sabiendo que con una ayuda de “el de arriba” lograré salir de este momento, pero ante las circunstancias soy muy alegre, no se demuestran los problemas, porque yo sé que en cada uno de nosotros hay un artista, un amante y un guerrero. Una frase que llevo siempre en mi vida es: haré de éste un día feliz porque sólo depende de mí y de nadie más que así sea. Vive cada segundo de tu vida porque no sabrás cuál es el último que vivirás (Friso 7).

¿Quién soy yo?: cómo me veo, cómo veo el mundo, cómo me ven los otros

• Háblanos un poco de lo que dibujaste en tu friso.

– … primero empecemos por lo que es el árbol: para mí el árbol ha significado siempre el progreso y esto que cae acá son todas las ideas que uno va descubriendo, que no se pueden lograr; seguimos por un poporo quimbaya, yo lo puse porque eso está en el museo del oro que fue el primer museo que visité y me pareció genial. El amanecer del sol significa el descubrimiento del conocimiento a través del progreso; después siguen las lágrimas: cada lágrima que va escurriendo es algo de la infancia que se va perdiendo, se convierte en palabras y se va al abismo: eso se pierde totalmente y es lo que quiero representar con ese dibujo. Cada vena que está acá significa un sufrimiento que yo tenía por cada cosa que descubría yo solo, sin la autoridad de una mamá o un papá que estuviesen ahí, o sea, siempre hacía falta alguien y siempre me la pasaba en la cama y por eso es que la cama tiene en la extensión un lápiz junto con la música; la música fue lo primero que me interesó cuando estaba solo (Grupo focal 7).

Los recuerdos y relatos de la infancia son polifónicos, evidenciando las características de la identidad como proceso dialógico y relacional en el que el otro emerge en la construcción de subjetividad. Las proximidades familiares implican cargas culturales y generacionales que registran diversas marcas identitarias. Muchos de los recuerdos sobre la niñez estuvieron articulados a las narraciones que sobre ésta tenían sus familiares.

– Ésta es la etapa de mi infancia cuando nací en Bogotá, el 3 de julio de 1989. Mi mamá me cuenta que nací en una de las clínicas de Bogotá y me cuidaron muy bien porque era muy juicioso, pero mi mamá también cuenta que me gustaba que me pusieran cuidado y me narraran cuentos que a mí me interesaban mucho. Después aprendí a leer y leía las historietas del periódico y me gustaba ver los dibujos animados y trataba de dibujarlos pero nunca pude dibujar ninguno; después comencé a ver TV donde daban Los Pitufos, Tazmania (Friso 11).

La vivencia en el entorno familiar logra mediar entre las tradiciones culturales históricamente construidas y la aparición de nuevas instituciones que bordean la cotidianidad y la construcción de parámetros de sociabilidad. Estas situaciones, entramado de ires y venires entre diversas generaciones, hablan también de un estatuto temporal fragmentado y discontinuo en el que se superponen épocas marcadas por acontecimientos para personas cercanas a la vivencia del sujeto o recordados por el sujeto mismo. Así, la historia de vida no siempre reviste rigidez temporal; ella se recuerda a la manera de actos significativos que permiten develar huellas de identidad que entretejen la vida personal con la social.

• ¿Dónde crees que aprendiste a querer a Colombia?

– Desde muy pequeño mi papá y mi mamá han sido muy colombianos, desde siempre el paseo de olla y continuamente decían que apreciáramos lo que teníamos y nos llevaban a ver bailes como los bambucos y nos integraban a los grupos folclóricos. Ellos eran un poco chiflados, se les corría la teja a veces y entonces así comenzamos a querer a Colombia, obligados (Grupo focal 7).

Televisión y música: presencia constante en la vida de los jóvenes

En la búsqueda de sentidos y en la construcción de los mismos, los medios de comunicación juegan como mediadores entre las percepciones de los jóvenes frente a las realidades y las proyecciones del mundo. Este fenómeno nace de la interpelación que hacen las industrias culturales a través de construcciones simbólicas que pretenden dar cuenta de formas y estilos de vida en diferentes espacios sociales. En estas búsquedas de sentido se encuentra una identificación con diversos personajes de los medios de comunicación. En los modos de verse a sí mismos, la música juega un papel fundamental en las construcciones juveniles pues la música, a diferencia de la TV, tiene en muchos casos mayor relevancia grupal ya que, mientras la TV, por lo general, privilegia como escenario los espacios domésticos, la música juega un papel más significativo en la construcción de sociabilidades fuera del contexto familiar. De todas maneras, no hay que olvidar que, en ocasiones, alguna parte de la música es vista y escuchada a través de programas televisivos.

– Me gustan las canciones de Ricardo Arjona porque hablan del amor. Una que me gusta mucho es la de una niña que ahora se va a convertir en mujer porque va a estar con su novio. Es que yo me pongo a pensar que muchos hombres se llevan a una niña y la entregan mujer porque ya han tenido relaciones con ella. Yo me pongo a pensar y es como la vida cotidiana, pues hay tantas niñas embarazadas y hay muchos hombres que sólo quieren estar con ellas y las dejan después, es tenaz que pase eso (Grupo focal 2).

Los recuerdos sobre la música también detonan la memoria sobre vivencias de la infancia, imágenes flashes de los padres y su influencia en los gustos musicales. Imágenes que quedan marcadas como huellas y se detonan cada vez que la canción emerja en cualquier escenario de sus vidas, anudándose con el acervo cultural que los jóvenes llevan consigo y que anudan lo intergeneracional.

– Cuando yo estaba pequeña, me acuerdo que mi papá llegaba y se ponía a escuchar Pink Floyd, hubo un tiempo en que mi mamá se volvió cristiana, entonces mi papá ya no podía escuchar su música en la casa y cuando a mí me empezó a gustar esa música y escuché ese disco de nuevo, mi vida como que se devolvió en un segundo y yo me acordé cuando estaba pequeña y de lo que viví, y pienso que esas fueron las raíces, que mi papá colocó esa semilla y se dieron los frutos en estos momentos (Grupo focal 6).

La música es para el joven la expresión de sensibilidades y de construcción de lazos de identidad que son compartidos con sus pares, asumiendo múltiples significaciones que les permiten expresar sus posiciones ante la vida, ante la sociedad, en algunos casos desde una postura política.

– La música protesta para mí es el método por el cual podemos expresar las inconformidades políticas; en ocasiones hay canciones como Fábula de los Tres Hermanos de Silvio Rodríguez que muestra todas las ocurrencias de los hombres para alcanzar sus metas, sólo que no planea ni tiene en cuenta los obstáculos que puede encontrar en el camino (Friso 26).

En las letras de las canciones se halla una suerte de crónica de los jóvenes que dice de sus vivencias. La ficción de la música se traslada a la épica barrial detonando el recuerdo como experiencia vivida. En la apropiación de producciones culturales mercantilizadas, los jóvenes construyen estructuras híbridas que mezclan lo local y lo global, en las que se habla de la realidad latinoamericana. En estas expresiones, se involucran los sentimientos de desarraigo y deslocalización que corresponden a ambientes culturales en los que viven los jóvenes.

• Y a ti ¿por qué te gusta tanto el Hip-Hop?

– Porque habla mucho de la calle, o sea la lírica habla de todo lo que está sucediendo; si yo supiera cristalear (rapear), yo cantaría el momento que estoy pasando…, son cosas demasiado reales (Grupo focal 3).

El influjo y la diversidad cultural presentada por los medios como la realidad de los contextos complejos en donde se actúa, hace que los jóvenes vivan en una constante búsqueda de sentidos, en un eterno ir y venir, en la elección de gustos o adhesiones a diversidad de grupos con x o y referente identitario. Esto es lo que les permite ser reconocidos, encontrar a los otros. Es la constitución de algún sentido lo que prevalece ante lo vertiginoso de la vida moderna. Cuando los jóvenes hablan acerca de lo que ha significado la televisión casi todos reconocen que ella ha estado siempre presente en sus vidas, encontrando en ella enseñanzas respecto a valores morales o de convivencia, llegando en ocasiones a reproducir en los juegos infantiles algunos de los programas televisivos.

– Como mi hermanito está pequeño, yo veo con él Pinocho. Es una buena película, a mí me marcó porque refleja muchas cosas debido a la enseñanza que deja. Por ejemplo: en la escena cuando los niños se van al parque de diversiones en lugar de irse a estudiar, los niños se vuelven burros y eso lleva a un mensaje: que uno se vuelve burro si no estudia. Los niños prefieren otras cosas, se van a fumar, a romper vidrios, hacer lo que les gusta y pues a lo último salen llorando y ahí, en ese momento, sí quieren a la mamá, cuando se convierten en burros. Entonces es un mensaje muy bonito. Por eso me gusta, porque mi hermanito aprende de esa película, y pues yo también aprendo (Grupo focal 6).

Hay programas que muestran a los jóvenes puntos de vista acerca de la realidad y de la sociedad que permiten el contacto con otros contextos culturales y formas de interpretar los fenómenos sociales. En algunos programas se articulan nuevas formas de entender el orden social o por lo menos de contestarlo. Así, los jóvenes incorporan episodios de la ficción a sus entornos no ficticios y, a la inversa, en el comentario e interpretación de los problemas de sus vidas personales, introducen acontecimientos y desarrollos de la ficción percibida en los media que les sirven como modelos a partir de los cuales pensar lo problemático de sus propias vidas.

– Pues ese programa que están dando ahorita (El mundo según Pirry) todavía lo sigo viendo, porque ese man tiene una perspectiva muy bacana de la vida, ese man cuenta las cosas, no así no más, para él no cualquier persona es un héroe. Por decir algo, ayer que lo vi estaba mostrando cosas que pasan en Medellín, que la gente conocía una parte de la ciudad pero no la otra que es la de las matanzas, y pues estaba él contando sobre las cosas que se hacían en el momento y que aquellos que luchaban contra esas cosas en las comunas eran verdaderos héroes (Grupo focal 4).

Qué sueño para mí…

Finalmente, las proyecciones de vida tienen que ver con perseguir un horizonte de sentido, son la consecución de aquello en lo que el ser ve un lugar de reconocimiento ante lo social desde el desempeño individual, es la forma en que se piensa interactuar ante un medio social, tanto desde las propias condiciones sociales como desde las características individuales. Las visiones de futuro están íntimamente ligadas con las opciones que deja ver el medio en el que se vive, con las características sociales en las que se mueven los sujetos y el entorno cultural de cada uno de los individuos. En ese sentido, es necesario reconocer cómo una parte de los jóvenes evidenció que desde los medios existen aprendizajes que hablan de la forma de leer y de actuar en la vida que también tiene incidencia en sus visiones sobre el futuro. Así, varios jóvenes postulan modos de ser individuales, ligados a proyecciones desde la visión que de algunas profesiones emiten los medios de comunicación, pero a su vez, también desde otros referentes relativos con sus experiencias de vida y sus propias utopías.

– No sé, porque cuando yo salga del colegio yo quiero ser policía.

• ¿Sí?, ¿por qué?

– No sé, me llama la atención, vea por ejemplo lo que pasa con ese man que es policía en la telenovela la Viuda de la Mafia; a mí me gusta como el riesgo que él está corriendo para averiguar toda la vida de esos mafiosos, es como un berraco por estar ahí y eso siempre me ha llamado la atención, como investigar, averiguar (Grupo focal 3).

–Fíjese que no sé, fíjese que… quiero ser pintor, a veces quiero ser escultor que exporta cosas, quiero ser médico, odontólogo, no pierdo la esperanza de ser arqueólogo, quiero montar una escuela de ballet folclórico, quiero hacer un proyecto para mi localidad, quiero muchas cosas, pero no hay tiempo, yo siempre lo he dicho, o sea… como dijo un profesor: todo está construido en el tiempo y lo que menos tiene uno es tiempo (Grupo focal 7).

La interpretación que se hizo de los frisos elaborados por los jóvenes y utilizados a la manera de lugares de la memoria para expresar aspectos relativos a sus identidades nos permite hablar de maneras de ser específicas y cambiantes, aferradas a contextos particulares en los que se entremezclan lo individual y lo social. De este modo la construcción de los frisos nos permitió entender que en la constitución de identidad la memoria juega un papel fundamental como espacio que permite la construcción de la significación desde la experiencia vivida como recuerdo presente y esperanza futura. Son los lugares de la memoria, pensados como construcciones sociales, los que permiten la búsqueda de la reconstrucción simbólica de la identidad; en esta medida, y como lo vimos en las expresiones de los jóvenes, aquello que se evidenciaba como un pasado, en donde las generaciones anteriores cobran una fuerte importancia, ayuda en la reconstrucción y en la forma de significar el presente y, por ende, en las visiones de futuro. En alternancia con lo anterior, vemos cómo dicha reconstrucción se ve influenciada por los medios de comunicación como nuevos espacios de socialización que interpelan las formas de estar de los jóvenes. Lugares que hoy mediante sus estructuras y mensajes dicen de la realidad. Los medios desde sus estructuras y ritmos aceleran la velocidad del mundo simbólico, al igual que inciden en la construcción de sentidos en la medida en que prevén una innovación permanente y que no hablan solamente de información sino de nuevas formas de percibir la realidad. Tal estructura advierte de nuevas temporalidades, cada vez más pasajeras y variadas. Esta aparición de símbolos convierte a los jóvenes en nómadas y viajeros incesantes de sentidos. Es la búsqueda de significantes que les permitan reconocerse y reconocer al otro que está fraguada por la memoria, por las estructuras sociales presentes y los contextos sociales a los cuales se pertenece, haciendo de la identidad un entramado social complejo, dependiente, autónomo e híbrido. Lo anterior nos permite entender una nueva dinámica social en las formas de decir y estar en la sociedad en la que se anuda lo electrónico, lo icónico, lo oral, lo escrito, mediados a través de la experiencia corporal. Trama que se expresa en construcciones simbólicas cambiantes que entretejen de manera compleja las vivencias en la escuela, en la familia, en el barrio, en el parche, constituidas por una dinámica y lógica propia que es necesario tratar de revelar desde la experiencia de los propios jóvenes.


Citas

1 Símbolo que identifica la intervención del investigador.

2 Símbolo que identifica la intervención de uno de los estudiantes dentro de los grupos focales en los que se conversó acerca de los frisos.


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