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Geografías de acumulación y conflicto territorial: el caso de Cajamarca (Colombia), 2002-2016*

Geografias de acumulação e conflito territorial: o caso de Cajamarca (Colombia), 2002-2016

Geographies of accumulation and territorial conflict: the Cajamarca’s Case (Colombia), 2002-2016

DOI: 10.30578/nomadas.n48a6

 

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Norma Patricia Vela Murillo**

Resumen

El texto analiza el territorio como eje central en el estudio de los procesos y las relaciones sociales presentes en la producción de geografías de acumulación, a partir del conflicto territorial del municipio de Cajamarca, Tolima. De esta manera, busca comprender los procesos de acumulación por desposesión en y por acciones conflictivas en escenarios rururbanos, debidos especialmente a la actividad extractiva en el marco de los procesos de globalización y las trasformaciones territoriales.

Palabras clave: geografías de acumulación, transformaciones territoriales, territorialización, empresas transnacionales, extractivismo, acumulación por desposesión.

Resumo

O texto analisa o território como um eixo central no estudo dos processos e relações sociais presentes na produção de geografias de acumulação, a partir do conflito territorial do município de Cajamarca, Tolima. Dessa forma, busca-se compreender os processos de acumulação por espoliação em e por ações conflitantes em cenários rurbanos, especialmente devido à atividade extrativista no marco dos processos de globalização e transformações territoriais.

Palavras-chave: geografias de acumulação, transformações territoriais, territorialização, corporações transnacionais, extrativismo, acumulação por espoliação.

Abstract

The text analyzes the territory as a central axis in the study of the processes and social relations that are present in the production of geographies of capital accumulation, based on the territorial conflict of the municipality of Cajamarca, Tolima. Thus, the document aims to understand the processes of accumulation by dispossession through and by conflictive actions in rurban spaces, which are a result of extractive activity within the framework of globalization processes and territorial transformations.

Key words: geographies of capital accumulation, territorial transformations, territorialization, transnational corporations, extractivism, and accumulation by dispossession.

*Este artículo hace parte de la tesis doctoral en Estudios Territoriales de la Universidad de Caldas, denominada “Prácticas sociales de cooperación y resistencia que configuran procesos de territorialización mediados por el conflicto territorial en el municipio de Cajamarca, Tolima”, iniciada en agosto de 2015 y actualmente en curso, dirigida por el Ph.D. César Abilio Vergara Figueroa.
** Docente Universidad del Quindío, Armenia (Colombia). Doctora en Estudios Territoriales; Magíster en Territorio, Conflicto y Cultura; Trabajadora Social.
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Introducción

La economía extractivista de capital transnacional a escala global ha tomado, durante los últimos 20 años, cada vez mayor protagonismo en la dinamización de las economías nacionales y locales donde hace presencia a través de sus filiales, con el propósito de adelantar operaciones de exploración y explotación minera, petrolera y/o la implementación de monocultivos intensivos. El modelo extractivista “[…] se caracteriza por la explotación de grandes volúmenes de recursos naturales que se exportan como commodities y dependen de economías de enclave […] las empresas transnacionales tienen un rol determinante, el Estado es funcional a esa transnacionalización y existen regulaciones y controles acotados (incluyendo regalías y tributos bajos)” (Gudynas, 2012: 131). Diversos países de Latinoamérica han adoptado este modelo, entre ellos Colombia y Perú; mientras que otros como Brasil, Bolivia y Uruguay transitan hacia un neo-extractivismo, “caracterizado por el papel más activo que adquiere el Estado en el proceso productivo, sea por una participación directa (por medio de empresas estatales) o por medios indirectos (asistencias financieras, subsidios, apoyos en infraestructura, etc.)” (Gudynas, 2012: 132), con el propósito de captar mayores recursos económicos para financiar programas sociales que den a los gobiernos un cierto grado de legitimidad. El modelo extractivista ha provocado múltiples reacciones por parte de los diferentes actores, —especialmente en integrantes de movimientos sociales— pues éste ha traído consigo grandes impactos, tanto sociales como ambientales, económicos, culturales e institucionales.

Más que cualquier otro actor, los actores económicos transnacionales operan de acuerdo a una lógica económica debido, en parte, a su proceso de expansión empresarial, estimulado por los desarrollos tecnológicos, la explotación a gran escala y la comercialización de materias primas en mercados de creciente demanda. Esto conlleva a la focalización de enclaves económicos como una de las estrategias para la acumulación de capital. Como lo expresa Bauman (2001: 10), “juntamente con las dimensiones planetarias emergentes de los negocios, las finanzas, el comercio y el flujo de información, se pone en marcha un proceso ‘localizador’, de fijación del espacio”.

Este proceso “localizador” de fijación del espacio ha propiciado en gran medida el surgimiento de conflictos de intereses a raíz de las diversas racionalidades que los actores sociales y económicos le otorgan a la naturaleza; conflictos anidados en las mediaciones simbólicas, técnicas, sociales y económicas que han construido históricamente los diversos actores en la apropiación del territorio; “la relación entre el hombre y su entorno es un proceso siempre renovado que modifica tanto al hombre como a la naturaleza […] la naturaleza registra, incorpora la acción del hombre y adquiere de él sus diferentes rasgos […]” (Santos, 1996: 78/79/81).

En este sentido, se afirma que los procesos de territorialización son más dinámicos en contextos de conflicto, pues el conflicto es detonante de la crisis que pone en juego las relaciones de fuerza y sentido en lugares que cuestionan fronteras y usos. La globalización, como proyecto hegemónico, ha permitido delimitar nuevas fronteras económicas, culturales, sociales y ambientales que se superponen con las regiones, los departamentos y los municipios para formar nuevos territorios y dinámicas de territorialización distintas, marcadas por los movimientos y las trayectorias a partir de los intereses de los grupos sociales.

El periodo en el que se analiza el problema (2002-2016) encuentra su asidero en: 1) el modelo de desarrollo extractivista que, a inicios de la década del 2000, toma mayor fuerza en toda Latinoamérica; 2) la irrupción de movimientos sociales frente a las estrategias lideradas por los Estados-nación para hacer viable el desarrollo extractivista y neoextractivista (transformaciones en el marco normativo y la política pública); 3) la influencia que ha tenido del Instituto Fraser a través de la encuesta minera mining survey desde inicios de la década del 2000 y del índice de libertad económica para orientar la inversión extranjera en países latinoamericanos; y ٤) la creciente actividad minera en Colombia, producto del capital extranjero, principalmente.

El caso del que se ocupa este artículo es el proyecto aurífero La Colosa, ubicado en el departamento del Tolima, municipio de Cajamarca, adscrito al Distrito Minero Bermellón, integrado por seis municipios pertenecientes al departamento del Tolima: Ibagué, Cajamarca, Murillo, Líbano, Anzoátegui y Santa Isabel. Con una extensión total de 3642 km2, el distrito representa el 15% del área total del departamento y el 45% de su población.

Mapa No. 1 Distrito Minero Bermellón

• Fuente: Norma Vela, 2018, a partir del Marco Geoestadístico
Nacional del Departamento del Tolima.

El proyecto La Colosa, ubicado en el municipio de Cajamarca, según la Corporación Autónoma Regional del Tolima Cortolima, se encuentra dividido en dos, según su área de influencia. La primera es el Área de Influencia Directa (AID), que incluye el Área de Influencia Puntual (AIP) correspondiente a la zona solicitada para la sustracción de la reserva -515,75 Ha. (en donde se pretende realizar la explotación por parte de la transnacional), y el Área de Influencia Local (AIL) que concierne a las veredas donde se ubica el polígono minero: La Luisa, La Paloma y El Diamante, las cuales abarcan 1.191,73 Ha. La segunda es el Área de Influencia Indirecta (AII), que comprende a las demás veredas de Cajamarca, incluido el corregimiento de Anaime y el centro poblado del municipio, con 50.175,89 Ha. equivalentes al 97,68% del área de influencia total. Sobre esta base, Cortolima estableció, para el año 2010, el área de influencia en un total de 11.716,09 Ha. ubicadas en el noroccidente del municipio de Cajamarca.

Mapa No. 2 Localización Proyecto La Colosa

• Fuente: Reyes Rojas, 2015.

Para efectos de análisis, este texto se encuentra estructurado en tres partes: la primera da cuenta de algunos elementos respecto de la comprensión de la naturaleza de las empresas transnacionales, como “músculo” que posibilita transformaciones territoriales; la segunda gira en torno a la territorialidad de la transnacional AngloGold Ashanti S.A. como estrategia para ejercer control y dominio en el establecimiento de sus interacciones y relaciones sociales; y la tercera muestra cómo las dinámicas fomentadas por AngloGold Ashanti S.A. movilizan geografías de acumulación a partir del conflicto territorial en el municipio de Cajamarca.

Empresas transnacionales1: incidencias y transformaciones a nivel mundial

Las multinacionales, empresas globales y las transnacionales evidencian un tipo de organización económica a escala planetaria que no se circunscribe a una nacionalidad específica. Sus distintas denominaciones dan cuenta de su evolución histórica, sobre todo después de 1948. Este tipo de organizaciones constituye la forma más desarrollada de concentración privada de poder. Antes de la Segunda Guerra Mundial, en la literatura económica se denominaba “empresas internacionales” a aquellas que realizaban inversiones económicas en otros países, pero, una vez finalizada la guerra cambiaron sus estructuras organizativas, especialmente por la inversión extranjera directa2, y avanzaron en dirección a lo que se conoció en un principio como multinacional, y renombrado en la década de 1980 como empresa transnacional. Estas organizaciones tomaron fuerza en la década de 1990, debido a la reorganización, a nivel mundial, de los procesos de producción y reproducción del capital.

A causa de la gran variedad de literatura existente en torno a la definición de empresa transnacional, este trabajo la aborda como una organización “constituida por una sociedad matriz creada de conformidad con la legislación del país en que se encuentra instalada, que se implanta a su vez en otros países mediante inversión extranjera directa, sin crear empresas locales o mediante filiales que se constituyen como sociedades locales, conforme a la legislación del país destino de la inversión” (Hernández Zubizarreta y otros, 2012). Desde dicha óptica, una empresa es considerada transnacional, según la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo3, si el control de una sola filial extranjera equivale al 10% de su capital; “en el mundo para el año 2002 existían alrededor de 65.000 empresas transnacionales (ETN) con unas 850.000 filiales extranjeras en todo el mundo […] en 2001 las filiales en el extranjero tenían unos 54 millones de trabajadores, en comparación con 24 millones en 1990 […]” (Unctad, 2002:11). Para el año 2012, según la Unctad, había más de 100.000 transnacionales con 900.000 filiales.

Los sectores más notorios por su amplia presencia son los relacionados con servicios, manufactura, telecomunicaciones, minería, hidrocarburos, energía y agua. Con base en el ranking anual de las 500 multinacionales con mayores ingresos a nivel mundial, para el año 2012, Estados Unidos sigue siendo el país con mayor presencia de ETN, seguido de China, Japón y Alemania, según la Revista Fortune (2012). Una de las características de este tipo de organización es que la acumulación de su capital se genera en el país del cual proviene, en tanto que los países donde funcionan sus filiales presentan menores procesos de acumulación y una agudización de desequilibrios territoriales. Para 2017, la tendencia de mayor concentración se mantiene, como se observa a continuación. A mayor dimensión del círculo, mayor presencia de empresas por país y por cada continente:

Mapa No. 3. Número de empresas del Global 500 en cada continente. 2017

• Fuente: Fortune, Global 500, 2017.

La compleja red de interacción con la cual funcionan las ETN, hace que su andamiaje interno sea muy difícil de comprender, pues el establecimiento de relaciones y niveles jerárquicos depende del tipo de negocio, del lugar geográfico donde se ubica la filial, de las regulaciones del país de origen, de las estrategias de fusión y adquisición, del tipo de mercado y de las afectaciones que se quieran estimular en la economía mundial.

Las 100 primeras empresas multinacionales del Índice de Transnacionalización de la Unctad tienen, en promedio, más de 500 filiales en más de 50 países. Su estructura de propiedad tiene 7 niveles jerárquicos (es decir, los eslabones de propiedad con las filiales pueden cruzar hasta 6 fronteras), unas 20 sociedades de cartera que poseen filiales en múltiples jurisdicciones, y casi 70 entidades en centros de inversión extraterritoriales […] Más del 40% de las filiales extranjeras en todo el mundo tienen varios ‘pasaportes’. Estas filiales forman parte de complejas cadenas de propiedad con eslabones transfronterizos en tres jurisdicciones, en promedio. La nacionalidad de los inversores en las filiales extranjeras y de los propietarios de estas está cada vez menos clara. (Unctad, 2016: 9, 10).

Una de las principales estrategias de la ETN para ‘conquistar’ nuevos escenarios de inversión, es la IED, la cual “consiste en la inversión de capital por parte de una persona natural o de una persona jurídica en un país extranjero” (Garay, 2012: 2);

dicha inversión desempeña un papel importante al ofrecer el potencial para transferir conocimientos, tecnología y experiencia en materia de gestión, mejorar las habilidades, impulsar la iniciativa empresarial y estimular el aprendizaje de las empresas nacionales mediante sus vinculaciones con empresas extranjeras. También puede ayudar a ampliar la capacidad de producción local y mejorar la competitividad local. (Unctad, 2004)

Sin embargo, alrededor del 80% de la IED se hace mediante fusiones y adquisiciones concentradas en el sector primario, los empleos son temporales y la mano de obra calificada es traída en su mayoría del extranjero. Esto se debe en gran medida a que las políticas públicas de los países donde llevan a cabo los procesos de IED, han concentrado sus cambios normativos en la atracción de flujos de capital extranjero, y han dejado de lado los estímulos a la ciencia, la tecnología y la educación que podrían fomentar la transferencia de conocimientos y tecnología, a fin de procurar el fortalecimiento del emprendimiento local. Según la Unctad, en la primera mitad de los años noventa, alrededor del 95% de las modificaciones a los marcos normativos de los países tenía por objeto facilitar los flujos de inversión extranjera.

Mapa No. 4. Número de compañías por país según Forbes Global 2000 para 2017

• Fuente: https://www.forbes.com, 2017.

Se evidencia en este tipo de andamiaje interno una consolidación de oligopolios en sectores estratégicos a través de las fusiones entre varias ETN, factor que contribuye a maximizar sus recursos, y a “conquistar” nuevos escenarios de inversión, exploración, explotación, fabricación y especulación. Las transnacionales visibilizan una suerte de territorialidad capitalista, que

[…] responde a un doble mecanismo. En primer lugar, responde a las ambiciones de expansión y crecimiento de toda empresa que pretenda ser competitiva en el mercado actual (mecanismo ofensivo). En segundo lugar, a la necesidad y obligación de crecimiento de toda empresa que no quiera quebrar o ser absorbida por otra en un mercado altamente competitivo (mecanismo defensivo). (Verger, 2003: 22)

Esta territorialidad “[…] es una estrategia que establece diferentes vías de acceso para disponer de la gente, de los recursos y de su interrelación” (Sack, 1991: 196). La producción del territorio que realizan las ETN a partir de su apropiación y control, bajo la ideología neoliberal, presenta distintas modalidades según su ámbito de actuación. Por ejemplo, las ETN financieras recurren a cierto tipo de prácticas para influir y ejercer control. Caso específico fue el “tipo de créditos hipotecarios suprime lanzados en Estados Unidos en 2001” (Sassen, 2015: 15), diseñados intencionalmente para introducir nuevas dinámicas en la economía mundial, lo que condujo a la crisis financiera en el año 2008. Por su parte, las ETN no financieras de tipo extractivista que atañen a este trabajo —como la AngloGold Ashanti S.A.— actúan a través de estrategias que permiten posicionar, por ejemplo, sus avances tecnológicos en el sector primario para ubicarse como actores estratégicos y/o aliados de los países, con el desarrollo y la competitividad de dicho Estado como pretexto, en una relación de beneficios obtenidos bastante asimétrica.

Territorialidad de AngloGold Ashanti S.A.4: “La verdadera minería”, “minería responsable”

La transnacional sudafricana AGA es considerada la tercera transnacional minera de oro más grande del mundo, constituida en Sudáfrica en 1944 bajo el nombre de Vaal Reefs Exploration and Mining Company Limited y rebautizada como AngloGold Limited en 1998, como producto de los intereses de explotación de oro de Anglo American Limited y sus diez empresas asociadas. Dos años más tarde incursionó en el negocio de fábrica de joyas de oro al adquirir una participación del 25% en OroAfrica —el mayor fabricante de joyas de oro de Sudáfrica— y en el negocio del comercio electrónico en oro al comprar un 33% de las acciones de Gold Avenue. Seis años después, en 2004, se consolidó el proceso de fusión con Ashanti Goldfields Company Limited, para cambiar nuevamente su razón social. Conocida actualmente como AngloGold Ashanti S.A., sus acciones cotizan en las bolsas de valores de Johannesburgo, Nueva York, Londres, París y Ghana; en Bruselas se cotizan en forma de recibos de depósito internacionales (IDR); en Australia, en forma de Intereses de Depositario del Sistema Electrónico de Subregistro de Compensación (CDI) y en Ghana, en forma de Acciones Depositarias de Ghana (GhDS) (AngloGold Ashanti, 2016).

Esta ETN llegó a Latinoamérica en la década de 1990, a países como Argentina, Perú, Brasil y Colombia. En 2014 contaba con 20 operaciones en 10 países de cuatro continentes y tres grandes proyectos de interés a escala global, como se observa en el siguiente mapa:

Mapa No. 5. Operaciones de AGA en el mundo. 2014

• Fuente: http://www.anglogoldashanti.com/operations/ regions-operations, 2014.

Durante 2017, con un total de 17 operaciones (tres menos con respecto al año 2014), las operaciones y proyectos de exploración de AGA se encuentran clasificadas en cuatro regiones: Sudáfrica, África Continental, Australia y las Américas. Los puntos negros en el siguiente mapa hacen referencia a la ubicación de las operaciones y de los proyectos de AGA en el mundo. Aunque el mapa no muestre la actividad de la ETN en Colombia, ésta sí se encuentra presente en el país, en los proyectos identificados en el mapa anterior.

Mapa No. 6. Operaciones de AGA en el mundo. 2017

• Fuente: http://www.anglogoldashanti.com/operations/ regions-operations, 2017.

Un elemento importante de la territorialidad de AGA se encuentra en la manera en que expande sus dominios a nivel global mediante dos métodos: exploración y explotación. La primera estrategia diseñada para la exploración, se ha denominado Greenfields Exploration, y tiene como propósito descubrir yacimientos de oro que conduzcan luego a nuevas minas. El equipo de profesionales responsable de estas actividades es reconocido en la industria del oro por su efectividad en el hallazgo de minerales con gran valor en el mercado; ejemplo de ello es La Colosa, Gramalote y Nuevo Chaquiro, en territorio colombiano, y Tropicana, en Australia. En 2006, AGA y B2Gold “formaron una nueva compañía para explorar conjuntamente oportunidades mineras ubicadas en el norte de Colombia, Suramérica; además firmó un acuerdo con Antofagasta PLC, para explorar conjuntamente un cinturón altamente prospectivo en el sur de Colombia para nuevos depósitos de oro y cobre” (AngloGold Ashanti, 2014). Actualmente la compañía posee el mayor número de títulos mineros de oro en Colombia.

La segunda estrategia de exploración, denominada Brownfields Exploration, se enfoca en agregar “valor a través de adiciones incrementales a las reservas en las minas existentes, así como en nuevos descubrimientos en áreas definidas alrededor de las operaciones existentes” (AngloGold Ashanti, 2014). Esto se logra por medio de la planificación minera, la innovación en el modelado geológico y la optimización de recursos a todo nivel. En esta estrategia, el desarrollo técnico y tecnológico juegan un papel preponderante, pues el equipo de trabajo altamente calificado, sumado al desarrollo tecnológico, hacen posible agregar valor a las reservas mineras existentes.

El conocimiento especializado permite la acotación del área como un primer elemento en la construcción de territorialidad y posibilita identificar zonas estratégicas a nivel mundial, partiendo de las reservas con las que cuenta cada país para avanzar en una primera fase de prospección. La información detallada del Servicio Geológico de Estados Unidos, en relación con las reservas explotables a nivel mundial, es un factor relevante para la toma de decisiones de estas compañías. Lo mismo ocurre con los 15 países con mayores reservas explotables y su valor potencial, según la lista publicada por el Businnes Insider en 2011; o el índice de libertad económica, Mining Survey, proporcionado por el Think Tank canadiense, Instituto Fraser, desde finales de la década del 90. Al respecto, la clasificación del área que realiza AGA, en función de las reservas de oro y de su valor estratégico, se ve materializada en la solicitud y adquisición de títulos mineros. En 2010 Colombia contaba con 206 títulos mineros y 1774 solicitudes en siete departamentos.

La forma de comunicación es otro aspecto importante en la construcción de la territorialidad. Para este tipo de compañía es absolutamente relevante el posicionamiento de su imagen en el mercado del oro al igual que en los diferentes países. Los eslóganes “verdadera minería” y “minería responsable” responden a una imagen que proyectada para establecer alianzas estratégicas en busca de sus objetivos. La forma en que AGA da a conocer sus opiniones y responde ante acusaciones realizadas por grupos y organizaciones con respecto a la contaminación ambiental que generan y a la vulneración de los derechos humanos, devela un patrón sistemático en el incumplimiento de marcos normativos locales y/o internacionales de cara al logro de sus metas.

Las “reglas de juego” que establece la transnacional, representan el tercer aspecto a través del cual ejerce su territorialidad. Las fusiones, adquisiciones y alianzas estratégicas constituyen los tres elementos principales de los cuales se vale AGA para afianzar su carácter transnacional, y mantener su vigencia en el mercado, su competitividad y permanecer como la tercera transnacional de oro más grande del mundo. La compañía se ha fusionado tres veces; ha adquirido más de 20 compañías que, por medio de acciones, vende paulatinamente con el paso del tiempo; compra y vende acciones de minas consideradas estratégicas en el mercado del oro; y ha establecido más de un centenar de alianzas estratégicas con otras transnacionales, con grandes y medianas empresas y con gobiernos de más de 10 países del mundo.

Movilización de geografías de acumulación: desposesión y formaciones predatorias

Las lógicas de producción contemporáneas cambian al igual que las relaciones sociales establecidas a su alrededor. Según Harvey (2004), la construcción de los lugares bajo el capitalismo se erige como permanente, en el flujo y reflujo de circulación de capital. De esta manera, la concepción sobre territorio existente entre los distintos grupos sociales, marca y agudiza la tensión entre las relaciones de fuerza y de sentido desarrolladas en el orden local. La acumulación por desposesión que describe Harvey implica que los distintos actores tracen diferentes trayectorias:

  1. Con el propósito de mantener su expansión geográfica para acumular capital, se constituyen nuevas redes que promocionan “territorios ganadores5” y “territorios perdedores” en la lógica del mercado. La objetivación espacial de dichos territorios se presenta, desde una dimensión instrumental, como regiones con fines exclusivamente administrativos que permiten movilizar las economías de aglomeración, especialmente de tipo extractivista para el caso de Latinoamérica. Estos territorios —ganadores y/o perdedores— asumen una dimensión instrumental al confrontarse como dos proyectos y visiones antagonistas frente a aquellas fundamentalmente simbólicas que imprimen procesos identitarios.

  2. La reglamentación de la expansión geográfica busca insertarse en el mercado global: los Estados nacionales regulan la actividad económica como requisito indispensable para el establecimiento de las relaciones de cooperación, en el marco del proyecto hegemónico con el capital transnacional. Estar bien posicionado, según el índice de libertad económica, significa ser un país atractivo para la inversión de capital extranjero. “La mundialización de la economía ha provocado una redistribución de cartas entre los territorios” (Borja, 2009: 203) porque la lógica de reorganización territorial, dirigida y administrada por los Estados, entra en conflicto con las prácticas sociales de la producción y acotación del territorio en el orden local.

  3. Ante los acelerados cambios producidos por la globalización, se trazan trayectorias de readaptación y resistencia: geográfica, social e históricamente la realidad es cambiante; el territorio es móvil y requiere nuevas formas de organización territorial que se entrecruzan por las representaciones sociales que los distintos actores tienen frente al territorio, su gestión y su dominio. Los discursos y las prácticas en torno a la producción y acotación del territorio atraviesan fundamentalmente la posición y la posesión de los grupos sociales, y los procesos de territorialización denotan la densidad de los flujos, los contextos de elaboración y práctica discursiva, y los movimientos que energizan y potencian a otros movimientos. Dichos procesos de territorialización son definidos como “el intento culturalmente basado, históricamente condicionado y a menudo contestado, de imponer significados discursivos particulares a algún elemento de un entorno físico en términos de relaciones locales, regionales o globales” (Liffman, 2009: 202).

El conflicto territorial presente en el municipio de Cajamarca, departamento del Tolima (Colombia), se posiciona como un punto de referencia de las dinámicas territoriales que, estimuladas por la actividad económica extractivista, genera procesos de acumulación por desposesión, mediante “formaciones predatorias”. Este conflicto territorial emerge debido a la disputa del territorio, como consecuencia de su significado, ordenación, acotación y gestión del mismo, lo cual implica ordenar el tipo de interacciones y relaciones sociales, además de las alianzas con las que se construye el tejido social, configuradas en “[…] la forma espacial primaria del poder” (Sack, 1991: 203). Los actores que hacen parte del conflicto demarcan límites y fronteras en escenarios sociales, políticos y económicos, a partir de procesos sociales que dan cuenta de sus intereses, negociados o no, a medida que avanza el conflicto en el tiempo. Esto resulta evidente, por ejemplo, en la delimitación del Distrito Minero Bermellón por parte del gobierno nacional, que otorga ciertos beneficios a la transnacional AGA, con el fin de acceder a los permisos requeridos para iniciar y/o continuar con sus actividades de exploración en el municipio de Cajamarca, y en defensa de la “despensa agrícola”, consecuencia de la consulta popular6 desarrollada en pro de la soberanía territorial.

La acumulación por desposesión tiene como propósito mantener el sistema capitalista mediante la mercantilización de ámbitos hasta entonces cerrados al mercado, se efectúa por medio del despojo y tiene efectos en los sectores más empobrecidos por la crisis de sobreacumulación del capital (Harvey, 2004). De esta manera, las dinámicas territoriales propiciadas por la intervención de AGA, a partir del proyecto La Colosa, ha influido en un doble despojo:

  1. El despojo de los bienes comunes y del trabajo, representado en la extracción de una parte de la reserva central forestal, para permitir la exploración y el nuevo uso del agua. La afectación de las fuentes hídricas, especialmente de la cuenca del río Bermellón, podría afectar significativamente las dinámicas territoriales del municipio de Cajamarca, pues de esta cuenca se abastecen 9.327 pobladores de los centros urbanos y 7.154 habitantes de zonas rurales, según informe realizado por Cortolima, Corpoica, Sena y Universidad del Tolima en 2006. A ello se suma el desabastecimiento de agua en siete fuentes hídricas de acueductos en 2009, a causa de la emergencia ambiental asociada al fenómeno del Niño. En el aspecto laboral, la introducción de una nueva dinámica socioeconómica ha impactado la vida del municipio, como consecuencia del incremento en el precio de los arriendos y de la propiedad, el encarecimiento de los costos de vida, el aumento de la prostitución, los elevados índices de inseguridad —especialmente en el centro del casco urbano— el déficit de mano de obra en el sector agrícola (la trasnacional ofrece $800.000 mensuales y es menos exigente en términos de fuerza y desgaste físico, en comparación con el sector agropecuario). La estrategia inicial para emplear a la población fue sectorizar el área urbana7y establecer tiempos para la contratación. Por ejemplo, se contrataba en una zona específica de un grupo de barrios durante cuatro o cinco meses, luego se contrataba otra y se dejaba al primer grupo desempleado por el mismo tiempo.

  2. El despojo del “futuro”, del “porvenir” de las generaciones presentes y de las generaciones futuras expone las visiones de los diversos actores en torno al territorio. Ejemplo de ello es la visión de futuro que tienen los habitantes del lugar, mediada por la herencia generacional. El concepto de generación juega un papel preponderante en los procesos de territorialidad y territorialización, el cuestionamiento sobre el relevo generacional, sus condiciones y quién gestiona la herencia. Todo ello evoca la memoria colectiva, pues “la función unificadora de la memoria colectiva y de sus símbolos se manifiesta notablemente en las relaciones que se establecen entre las generaciones” (Baczko, 1982: 186). Lo que está en juego se circunscribe a los recuerdos transmitidos y olvidados, los símbolos, rituales, prácticas y representaciones, además de los recursos legados a sus descendientes.

  3. En este sentido, las relaciones vecinales y comunitarias se han resquebrajado como resultado del gran porcentaje de la población que está de acuerdo con el proyecto aurífero, debido a las acciones de la trasnacional: obras de adecuación de la plaza de mercado, apoyo económico con el programa Tolima Digital, con dos centros de cómputo, apoyo financiero para transmitir algunas sesiones del Concejo Municipal por el canal local, bajo la figura de aporte a la democracia local, apoyo al mejoramiento de la producción ganadera en la campaña de formación de empleados e integrantes de la comunidad mediante el financiamiento de carreras técnicas y tecnológicas, además de la participación en diplomados y otros cursos. Según AGA, en septiembre de 2010 se había realizado una inversión de 6 mil millones de pesos en el marco de la responsabilidad social corporativa. Estas acciones han sido vistas por parte del movimiento social y de sus opositores como estrategias que cooptan tanto a la comunidad como a los funcionarios públicos y aumentan la polarización y las relaciones antagónicas entre grupos sociales.

Este doble despojo se da a través de la “formación predatoria” entendida como:

agrupaciones de actores poderosos, mercados, tecnologías y gobiernos. Son mucho más que simplemente los individuos más ricos o las empresas más ricas o los gobiernos más poderosos […] son demasiados los fragmentos de esos diversos mundos institucionales que se agrupan para formar fuertes dinámicas nuevas que no es posible reducir a ninguna de las instituciones fundamentales: ni la economía, ni la ley, ni el capital (Sassen, 2015: 247).

El intento por desentrañar cada uno de los actores/sectores que hacen parte de una “formación predatoria” se convierte en un ejercicio bastante complejo y casi imposible de rastrear, dado el ritmo con el que se movilizan, para develar el andamiaje que la hace funcionar. “Los instrumentos para hacerlas [formaciones predatorias] van desde políticas elementales hasta instituciones, técnicas y sistemas complejos que requieren conocimiento especializado y formatos institucionales intrincados” (Sassen, 2015: 12). Sin embargo, para el caso en cuestión, se identificaron por lo menos cuatro grandes actores/sectores que hacen surgir la “formación predatoria” y que da lugar a cuatro procesos de acumulación por despojo y, por tanto, a los procesos de expulsión en el marco del conflicto territorial del municipio de Cajamarca, Tolima:

  1. El rol protagónico que ha tenido y tiene el Think Tank canadiense, el Instituto Fraser, debido a la información estratégica que proporciona con respecto al índice de libertad económica por regiones y países a nivel mundial y a la encuesta minera que provee por países. Estos dos instrumentos se convierten en aliados para la toma de decisiones en el emprendimiento de inversiones en el extranjero por parte de las ETN, por lo cual se puede establecer una correlación entre los rankings generados por dicho Think Tank, en cuanto a minería, y las áreas geográficas de expansión, en términos de Greenfields por parte de AGA.

  2. La naturaleza de las ETN. La dinámica que este tipo de empresas moviliza no necesariamente satisface una necesidad, pues cuando se satura el mercado se generan estrategias diversas como la guerra y la IED para movilizar el capital.

  3. El avance tecnológico relacionado con la industria del oro a causa de nuevos usos en medicina, industria eléctrica (especialmente en electrodomésticos), la aeronáutica y medios de comunicación (ordenadores, tabletas y celulares). Esto ha aumentado demanda durante los últimos 30 años.

  4. Los cambios introducidos en el ordenamiento minero colombiano, especialmente a partir del Consenso de Washington y la apertura económica de los años noventa, que ha dado pie a un escenario propicio para atraer capital extranjero, lo cual se observa con el Código minero del año 2001, cuyo artículo 13 plantea la utilidad pública de la industria minería en todas sus ramas y fases, y que podrá decretar a su favor las expropiaciones de la propiedad de los bienes inmuebles y demás derechos que sean necesarios para su desarrollo. Este aspecto tiene serias implicaciones en lo referente a la propiedad, ya que agudiza el conflicto por la tierra y el territorio, al generar procesos de expulsión local para desarrollar un proyecto minero de utilidad pública y estratégica para el país.

Ante este panorama, los grupos sociales se han manifestado de distintas formas, y los movimientos sociales se han convertido en la expresión por excelencia donde se revela el conflicto; son éstos quienes han hecho visible la tensión existente del paso de la previdencia a la previsión, dado que:

la adaptación a un orden económico y social, sea cual sea, supone un conjunto de conocimientos transmitidos por la educación difusa o específica, saberes prácticos solidarios de un ethos que permiten actuar con oportunidades razonables de éxito. Por eso, la adaptación a una organización económica y social que tiende a asegurar la previsibilidad y la calculabilidad exige una disposición determinada con respecto al tiempo y, más precisamente, con respecto al porvenir, puesto que la “racionalización” de la conducta económica supone que toda la existencia se organiza en relación con un punto de fuga ausente e imaginario (Bourdieu, 2006: 33).

Este tránsito —de la previdencia a la previsión -supone nuevos tipos de conocimiento territorial y por lo tanto, de consecuencias territoriales —dada la disputa del territorio—, debido a la instalación, el acondicionamiento, el mantenimiento y la puesta en marcha de la nueva actividad económica, en este caso, la minería a gran escala presente en el municipio de Cajamarca desde 2007. Así las cosas, el tipo de minería que se desarrolla en el Distrito Minero Bermellón, a través del proyecto aurífero La Colosa proporciona un punto de referencia frente a los movimientos sociales y los conflictos territoriales generados por esta actividad económica. Según Melucci (2010: 11), los “movimientos contemporáneos anuncian los cambios posibles, no en el futuro distante sino en el presente de nuestras vidas; obligan a los poderes a mostrarse y les dan una forma y un rostro; utilizan un lenguaje que parece exclusivo de ellos, pero dicen algo que los trasciende y hablan por todos nosotros.”; bajo esta lógica se logra establecer una relación entre la actividad minera y las luchas sociales, como se observa en la gráfica No. 1.

Los movimientos sociales juegan un papel fundamental, tanto en la visibilización de la configuración del conflicto como en su resolución, pues tienen la capacidad de atraer problemas y conflictos de diversa naturaleza y de “romper con la inercia, es decir, rechazan el lugar al que históricamente estaban asignados dentro de una determinada organización social, y buscan ampliar los espacios de expresión” Porto (2001: 81). Este aspecto se evidencia en la iniciativa de movilización social en contra del Proyecto La Colosa, inicialmente con la ONG Emprendedores por la ecología y la tierra, Ecotierra, en 2009, bajo la dirección de Evelio Campos, a través de procesos de capacitación y sensibilización en torno a la minería y sus impactos ecológicos, sociales y económicos. Para esa época, la ONG consideró relevante establecer alianzas estratégicas con instituciones públicas como la Universidad del Tolima y la Universidad del Quindío y con entidades privadas como Pax Christi para aunar esfuerzos, potenciar su capacidad de agenciamiento y develar la dimensión de un proyecto extractivo como el propuesto por AGA. Así, se dio inicio al proceso de reescalamiento del movimiento social.

Gráfica No. 1. Luchas sociales relacionadas con minería 2000-2011

• Fuente: Documento Conflictividad en el sector Minero energético en Colombia, 2011.

Poco a poco se fueron sumando más organizaciones que emergieron en la medida en que avanzaba la movilización a modo de “bola de nieve”, como Colombia Solidarity Campaing, la Asociación de Usuarios del Distrito de Riego del Río Usocoello, la Asociación de Usuarios del Acueducto del Corregimiento de Anaime, Conciencia Campesina, las organizaciones socioambientales en defensa del Cañón de Anaime, la Fundación Vida Libre, la Unión Campesina por la Defensa del Medioambiente y del Territorio, el Colectivo socioambiental juvenil de Cajamarca, Agrotu Anaime. Para el periodo 2009-2011 hubo una explosión de procesos de organización comunitaria representada en la conformación de 10 organizaciones que tenían/tienen como propósito defender la autonomía territorial, como hizo notar el testimonio de un campesino de Cajamarca:

[…] pues entonces dijimos, no eso no puede ser, ya las veredas se enteraron de lo que había hecho el Águila y nos volvimos protagonistas en el tema de la minería y rechazo a la minería, y todas las veredas empezaron hacer lo mismo, a tomar esa iniciativa ¨[…] entonces lo que hicimos nosotros con el apoyo financiero de una ONG internacional fue comprar un video beam, un computador y un amplificador y comenzamos hacer cosas con ello, hacer bulla con ello […] eso me marcó muchísimo, porque fue como el despertar de la gente de Cajamarca, eso fue algo bien interesante y ver esa experiencia y verlo ahora; entonces la transformación ha sido muy buena, porque ya el campesino perdió el miedo hablar, sí, se salió de esas ٤ paredes y de su finca, a caminar con nosotros, hacer las movilizaciones y a acompañarnos en todo ese proceso […] (Líder campesino del municipio de Cajamarca. 2017).

De esta manera, se trazó una nueva forma de movilización caracterizada por el trabajo articulado de los distintos agenciamientos por parte de los actores para la conformación de la Red de Comités Ambientales en defensa de la vida del Tolima, lo que generó un mayor radio de acción. Después se sumaron los comités surgidos luego del inicio del proyecto La Colosa y su incidencia en la vida del municipio de Piedras y el corregimiento de Doima, y tras la concesión de títulos mineros en el Líbano, Santa Isabel, Ataco y Saldaña. A este proceso se sumó el apoyo de la Universidad Javeriana a través del Comité Ambiental de la ciudad de Bogotá, que buscó exponer el impacto de La Colosa en el panorama nacional, la regulación minera en Colombia y el papel de la Universidad en defensa de la autonomía territorial. Al respecto, un integrante del movimiento social expresó:

El trabajo mancomunado ha llevado a que el Comité Ambiental amplíe su rango de acción, pero respetando las ideas de todas las personas que están involucradas, aquí se trabaja sin egos, para poder avanzar en las metas que nos hemos propuesto como es parar la mina, vea por ejemplo el acompañamiento que dimos en Piedras, se hizo todo un trabajo educativo puerta a puerta para dar a conocer los impactos negativos de la megaminería que estaba propiciando la Anglo, pero ese trabajo fue con todos los voluntarios que se han sumado a la lucha y que han venido estudiando y replicando su conocimiento en cuanto a la contaminación y destrucción de la megaminería (Integrante del Comité Ambiental en defensa de la vida. 2016.)

Uno de los referentes importantes en el proceso del movimiento social fue la constitución en el año 2011
del Comité Ambiental en Defensa de la Vida8 como:

[…] una plataforma de integración y trabajo colectivo de organizaciones de carácter social, grupos ambientalistas, corporaciones, fundaciones, colectivos estudiantiles, campesinos, indígenas, medios de comunicación alternativos y personas independientes que tiene como objetivo impulsar acciones públicas en defensa del agua, la vida, el territorio y derecho colectivo a un ambiente sano (Comité Ambiental en defensa de la vida, 2014).

Así, en 2013 la conformación de la Red de Comités Ambientales del Tolima permitió avanzar en la estructuración de mecanismos potentes que aumenten la movilización social, y diseñar planes de trabajo constituidos por conferencias, charlas, marchas, desfiles, conciertos, actos simbólicos, consultas populares, encuentros, acciones populares, derechos de petición, entre otros. El mismo año, la Red se articuló al movimiento social internacional Yes to life, no to mining y nació la Corporación S.O.S Ambiental, una entidad sin ánimo de lucro pensada desde el CADV como estrategia para potenciar la capacidad de gestión y movilización, especialmente en la consecución de recursos para financiar proyectos a mediano y largo plazo, en torno a la promoción y el fortalecimiento de la defensa de los derechos colectivos del hombre, la naturaleza y los bienes comunes.

Para 2016, dada la articulación con otras organizaciones a nivel nacional, se estableció la Agenda Ambiental en Movimiento como “Un proceso mancomunado y solidario para co-crear y para actuar colectivamente por una sociedad en paz, justa y sustentable y de cara a procesos de articulación global-local” (Agenda Ambiental en Movimiento, 2016). La agenda está conformada por 40 organizaciones que cubren la mayoría de la geografía colombiana. El gran logro del movimiento social para frenar el proyecto La Colosa, será la Consulta Popular desarrollada en enero de 2017 en el municipio de Cajamarca, donde se busca rechazar la actividad minera y suspender el proyecto aurífero, que cumple 10 años de funcionamiento en la etapa de exploración.

Este nuevo lineamiento territorial (‘NO’ a la actividad minera en el municipio de Cajamarca), obliga a replantear los procesos de ordenamiento territorial y de planificación del desarrollo, a partir de otras actividades económicas como la agrícola, la agroindustrial y el turismo, que se han venido proponiendo desde los colectivos que conforman el movimiento social en contra de La Colosa. En consecuencia, es fundamental la crítica de toda variable relacionada con el territorio, es decir, sus configuraciones paisajísticas, los discursos sobre el mismo, las representaciones cartográficas sociales, sus significaciones, entre otras.

Reflexiones finales

El poder y el conflicto son las dimensiones que marcan con mayor potencia la construcción del territorio, en la medida que exponen los intereses en juego por parte de los actores sociales, y posibilitan la construcción de significaciones con respecto a la ordenamiento de un espacio territorial de conocimiento.

Según Harvey y Porto (2001), la producción del espacio se configura como una posibilidad de resolver la crisis, tanto para los actores hegemónicos como para los contra-hegemónicos. Un ejemplo claro de ello son las transnacionales como una de las manifestaciones de la globalización. Los modos de producción y el movimiento de capital se reordenan a escala planetaria y, con ellos, los espacios estratégicos para el desarrollo de sus actividades, a partir de la premisa de la obtención del máximo de beneficios en el mínimo tiempo. Para lograr acceder a los mercados, optimizar sus ganancias y ampliar sus espacios económicos, las ETN renuevan sus estrategias constantemente; las fusiones y adquisiciones empresariales y la inversión en tecnología se constituyen, por tanto, en un sinónimo de eficacia.

Hoy, más que en otras épocas, se percibe la finitud del espacio a través de la apropiación de los ‘recursos naturales’ que se encuentran en disputa bajo distintas formas de poder y que involucran a diversos actores sociales. Los movimientos sociales, especialmente los latinoamericanos, han jugado un papel fundamental en la problematización del discurso del desarrollo sostenible, como una salida a la crisis generada en las década de los 70 y 80. Este discurso ha posibilitado la incursión en las agendas nacionales, a partir del diseño de políticas públicas basadas en el principio de sostenibilidad, utilizado como sofisma de distracción y como eje estructurante de las políticas de responsabilidad ambiental corporativa, que han sabido utilizar las ETN para expandir sus dominios.

La administración y la gestión del territorio por parte de los Estados, han introducido nuevas cartografías económicas con fuertes impactos a nivel social, cultural y ambiental. “Cualquier práctica espacial inducida ≠por un sistema de acciones o de comportamientos incluso embrionaria, se traduce en una ‘producción territorial’ que hace intervenir a la trama, nudo o red” (Raffestin, 1980: 106). Esta producción territorial emerge desde el replanteamiento del tipo de conocimiento territorial a partir de:

  1. Los puntos de referencia. La crisis y el conflicto social gestado en el establecimiento de las relaciones y los procesos sociales en el marco de la globalización han facilitado la orientación y la localización indispensables para construir lugares y territorios. De esta forma, las acotaciones morfológicas espaciales, diseñadas desde la dimensión económica, asumen un papel protagónico en el establecimiento de la georeferenciación individual y colectiva, con las economías extractivistas que introducen o avivan el conflicto como punto de partida.

  2. El establecimiento de relaciones y conexiones. Los itinerarios esbozados ya no son generados por los actores locales, que han iniciado un tránsito de una estructura egocéntrica a una estructura exocéntrica. Ahora son los agentes externos quienes los generan a partir de las prácticas introducidas por el capital transnacional y las regulaciones del orden nacional referidas a la actividad económica extractiva. Según esta lógica, los actores locales resultan ser beneficiarios de un sistema de regalías o de un plan de mitigación ambiental y/o social, o como actores en resistencia. Así, la acotación del territorio muta constantemente a partir de la dinámica dialéctica de deconstrucción/reconstrucción, dada la diversidad de expresiones, actores sociales y relaciones que se presentan y se interpelan unas a otras.

Abordar el extractivismo como factor determinante de un conflicto territorial local y de la puesta en marcha de acciones colectivas (movimientos sociales en contra de dicho enfoque de desarrollo), pone en discusión las estrategias de acotación del territorio por parte de los actores sociales. En este sentido, dicho abordaje contribuye al debate de las dos grandes modalidades de territorialización: aerolar y reticular. La primera se refiere a la constitución de áreas apoyadas en la geometría euclidiana y la segunda, a la constitución de redes mediante flujos, intercambios y nexos. Así, por ejemplo, las políticas públicas se configuran en un aspecto de la contradicción, cuando se observa la superposición de las modalidades de territorialización que entran en conflicto unas con otras por parte de los actores locales.

Notas

  1. En adelante ETN.

  2. Sugiere Stephen Hymer en la década del 60 que la inversión indirecta se asocie con el capital de las operaciones internacionales de las empresas y que los movimientos de inversión directa estén determinados por la extensión de las operaciones internacionales (Hymer, 1960).

  3. En adelante Unctad.

  4. En adelante AGA.

  5. Los territorios ganadores y/o perdedores hacen referencia al resultado en el tiempo del comportamiento de los procesos productivos exitosos o fracasados.

  6. La Consulta Popular es un mecanismo de participación ciudadana contemplada en la Constitución colombiana de 1991 y reglamentada mediante la Ley 134 de 1994. Este mecanismo busca garantizar el ejercicio del poder político por parte de la ciudadanía, es decir, posibilita a los ciudadanos decidir sobre el modelo económico y el enfoque de desarrollo en sus territorios.

  7. El municipio de Cajamarca cuenta con 12 barrios en su cabecera municipal.

  8. En adelante CADV.

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