Revista Nómadas
Dirección de Investigación y Transferencia de Conocimiento
Carrera 5 No. 21-38
Bogotá, Colombia
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Con el advenimiento de la llamada sociedad de la información y el conocimiento, los medios masivos de comunicación no sólo se han transformado sino que han pasado a ocupar un lugar estratégico en la constitución del tejido social. En efecto, debido a esa transformación y a la emergencia de los denominados nuevos medios, ámbitos como el de la política, la educación y la vida cotidiana, entre otros, presentan hoy nuevas problemáticas pero también nuevas condiciones de posibilidad.
Este lugar estratégico lo podemos esbozar esquemáticamente a partir de tres aspectos interrelacionados. El primero, el que se origina con el lugar clave que ocupan los medios masivos, junto con las nuevas tecnologías, en la conformación y el funcionamiento de redes de muy diverso orden, nivel y alcance. Redes que hoy al decir de algunos autores (Castells, por ejemplo) estructuran el tejido social. El segundo, se relaciona con el creciente desarrollo y diseminación de las tecnologías de la información y la comunicación (redes satelitales, telecomunicaciones, microelectrónica, etc.), que acrecienta una doble condición (de vieja data): su carácter de mediadores sociales (en el sentido de Martín Serrano) y de agentes de la sociedad de mercado, y su carácter de mediadores sociopolíticos a través de los usos y empoderamientos que los sujetos individuales y colectivos hacen de ellos. El tercer aspecto tiene que ver con la concentración monopólica de las empresas de telecomunicaciones a partir de gigantescas fusiones en el campo de la telefonía, el cable, la informática, la televisión y, en general, la industria del entretenimiento y las repercusiones que ello tiene en los procesos de neoliberalización de las economías de los países del tercer mundo.
Desde luego, podríamos seguir mostrando aspectos que caracterizan ese lugar estratégico, pero basten por ahora los ya mencionados para decirles a nuestros lectores que, al asumir esta temática, NÓMADAS sólo quiere continuar y propiciar el debate crítico sobre el lugar que los medios de comunicación ocupan hoy en las sociedades, evidenciar las problemáticas asociadas a este hecho y suscitar preguntas que pensamos hoy son ineludibles. Varios son los ejes en los cuales ha resultado estructurado nuestro tema monográfico.
El primer eje es el político. Es claro que en las recientes transformaciones de la esfera política – tanto en su conceptualización como en su ejercicio– los medios de comunicación han jugado un papel fundamental. No obstante, la relación entre lo público y los medios de comunicación no se reduce a la mediación instrumental que ellos realizan pues no actúan sólo como vehículos de información ni como escenarios pasivos del debate público. De hecho, fenómenos como la fragmentación de la esfera pública en diversos niveles, en buena parte se debe tanto a los desarrollos tecnológicos de los medios como a su incorporación –en tanto artefactos y en tanto proveedores de universos de sentido– en la vida cotidiana de los ciudadanos; la opinión pública es en buena medida “fabricada”, según las necesidades y oportunidades, por los medios; y el ejercicio de la ciudadanía, pasa por el empoderamiento que los sujetos políticos posean con, y frente a, los medios de comunicación.
En este escenario surgen diversas preguntas: ¿qué significan y cómo entran en juego los medios masivos en lo que algunos analistas han llamado la ciudadanía universal?, ¿cómo se dinamizan mediáticamente las esferas públicas en el ámbito de lo local?, ¿cómo, empíricamente se moviliza ese continuo configurado entre lo público y el público, o entre el público político y el público tele(ciber)espectador, ¿cómo se tratan los conflictos de diverso orden por parte de los medios?, ¿cómo se configura la opinión pública en torno de los conflictos sociales, políticos y militares a través de los medios masivos?
Gran parte del tema monográfico está destinado precisamente a estas problemáticas. Los apartados Medios y comunicación dialógica y Tecnologías de la comunicación y política reúnen una serie de artículos que en ocasiones de manera directa y en otras tangencialmente retoman estos interrogantes. Peter Mclaren et al., y Flecha y Puigvert, desde las formulaciones freirianas de la comunicación dialógica abordan el análisis de la comunicación y los medios en su relación con la sociedad y presentan propuestas de democratización. En el segundo conjunto de artículos, Winner, Rueda, Ollivier, García y Paredes, y Portillo, con diferentes entradas, bien desde la reflexión de las tecnologías, bien desde la configuración de nuevos escenarios de lo político propiciados por las tecnologías de la comunicación y la información, o bien a partir del uso que de ellas hacen actores políticos concretos, nos retan a pensar sobre esa relación extraordinariamente compleja de las tecnologías de la comunicación, la cultura y la política. Preguntas acerca de cómo se desarrolla el impulso de las tecnologías, cuáles son los criterios de selección que se aplican, cuáles son las finalidades de su uso, cómo se insertan y se relacionan con los sujetos y las culturas y cómo estas las transforman, son, entre otras, cuestiones que no se resuelven de manera armónica pero cuyo punto en común es tal vez el reconocimiento de que en el control, manejo, difusión de la información y en el dominio de las nuevas competencias tecnológicas (de producción y de resistencia) se juega de fondo el proyecto que habrá de orientar el destino de nuestras sociedades.
Por otra parte, la relación entre los medios y la institución escolar ha tenido, y tiene, cierto grado de conflicto y de complejidad. A primera vista, sus encuentros y desencuentros estarían marcados por la ya clásica visión dual entre apocalípticos e integrados, por la condena y la fascinación, por la satanización y el endiosamiento. Sin embargo, los matices de esta relación son mucho más complejos que estas dualidades y se inscriben en dinámicas de profundos conflictos culturales. Culturas hegemónicas que atraviesan dinámicas y propuestas institucionales (de los medios y de la escuela) se tensionan con culturas subalternas o contrahegemónicas que resignifican esas dinámicas y propuestas, enriqueciendo de esta manera la interpelación de los medios tanto a la escuela como a sus actores. En este sentido, surgen preguntas por la manera como los actores escolares “usan” los medios dentro y fuera del aula, por la manera como docentes, estudiantes, padres y madres de familia los conciben y los relacionan con la educación; por el valor educativo que se les otorga a los medios, a los programas de radio y televisión; y por la categoría que se les da de agentes socializadores. Pero también surgen preguntas sobre la llamada educación en medios: ¿qué se debe enseñar sobre los medios?, ¿a quiénes se debe enseñar?, ¿cómo se debe enseñar? Dos artículos se inscriben en este campo temático. En efecto, tanto el artículo de Orozco como el de Aguilar asumen el análisis de lo que significa el aprendizaje en la sociedad actual. El primero, otorgándole a esta sociedad el adjetivo de “sociedad del aprendizaje” y en el marco de la transformación de ciertos paradigmas de la modernidad analiza las múltiples posibilidades de aprendizajes “mediados” por los medios. El segundo, reflexiona críticamente a partir de algunos hallazgos empíricos sobre una de las corrientes de educación en medios, específicamente la llamada Recepción activa.
El otro ámbito que quiso abordar este número de NÓMADAS, se relaciona propiamente con la dimensión investigativa. Por una parte, la emergencia de escenarios de socialización virtual y la convergencia en estos entornos de múltiples lenguajes y lógicas comunicativas particulares, desde hace algunos años le están planteando a los investigadores sociales ciertos retos, no solamente relacionados con las formas de socialidad, construcción de subjetividad y dinámicas comunicativas sino también en cuanto a las metodologías tradicionales de hacer investigación. Massimo Canevacci, en un artículo con escritura en sí misma sugerente, reflexiona sobre la etnografía aplicada a la web y los retos que la mezcla de lenguajes y saberes en ese entorno le plantean a lo que el autor denomina la monoescritura. José Cabrera, a su vez, estudia cómo se introduce y usa la Internet en las organizaciones mediáticas en sus dinámicas internas y analiza hasta dónde las páginas web de los diarios o las televisoras son espacios para repotenciar las audiencias o nuevas formas de comunicar sus mensajes e interactuar con sus públicos. La digitalización de la imagen y del sonido, su compresión en “paquetes” electrónicos de fácil y rápido transporte (compresión digital), el desarrollo gigantesco de la tecnología de las telecomunicaciones, pero especialmente la convergencia entre Internet y televisión, son algunos de los fenómenos actuales donde medios masivos y tecnologías de la información difuminan sus fronteras y nos proponen un nuevo ámbito de investigación. Por otra parte, aunque por ello no menos importante, las cuestiones sobre las audiencias y el entorno familiar siguen siendo vigentes. Preguntas acerca de qué tanto sabemos de la manera como se usan e incorporan los medios en el seno de la familia, qué sabemos de los modos como los medios organizan la agenda de las audiencias (qué tan válida es esta hipótesis [agenda setting]), cómo y cuáles son las audiencias hoy, qué significa ser audiencia en los nuevos entornos infocomunicacionales y cómo se reconfigura en el seno de las audiencias la relación entre lo público y lo privado, son inquietudes asumidas por el artículo de Vásquez y Pinilla sobre los usos y sentidos que familias bogotanas le otorgan a la televisión. Este estudio nos da pistas para repensar la familia como espacio de socialización e interacción mediática y, por supuesto, como escenario de construcción de subjetividades en la cotidianidad.
Desde luego, sabemos que son muchísimos más los ámbitos y las preguntas que se pueden construir en derredor del tema que NÓMADAS ha querido plantear en esta oportunidad en su sección monográfica. También sabemos que no todos los interrogantes sugeridos han sido confrontados por los articulistas. Sin embargo, como lo decíamos al comienzo, nuestro interés radica en crear un escenario de debate que estamos seguros continúa el ya generado en otros espacios académicos y en otras publicaciones que recientemente se han producido en el país. Nuestro propósito es aportar un conjunto de perspectivas en este entramado de voces, discusiones y posiciones que no se pueden agrupar de manera definitiva y coherente, pero que tal vez sí sugieren una preocupación constante por intentar comprender cómo se están transformando nuestras sociedades en el nuevo ecosistema mediático y técnico, que a su vez hace parte de procesos globales de producción y de poder donde los ciudadanos requieren nuevas competencias tanto para participar como para resistir y actuar.
INSTITUTO DE ESTUDIOS SOCIALES CONTEMPORÁNEOS
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