Tipos de conocimiento y experiencias de la política: el sujeto político invocado por las Farc
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Tipos de conocimiento y experiencias de la política: el sujeto político invocado por las Farc*
Tipos de conhecimento e experiências de política: o sujeito político invocado pelas FARC
Types of knowledge and experiences of politics: the political subject invoked by the FARC
Ingrid Bolívar**
* El artículo es parte de una investigación en marcha titulada Discursos emocionales y experiencias de la política: las Farc y las Auc en los procesos de negociación de paz (1998-2006). Una primera fase del proyecto fue cofinanciada por Colciencias y realizada en el CINEP conjuntamente con Teófilo Vásquez y Silvia Otero.
** Politóloga e historiadora, profesora del Departamento de Ciencia Política de la Universidad de Los Andes, integrante del Grupo de investigación Violencia Política y formación del Estado del Centro de Investigación y Educación Popular (Cinep). E-mail: Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla.
Resumen
Este artículo tiene como objetivo propiciar una discusión sobre los vínculos entre tipos de conocimiento y experiencias de la política, a partir de la revisión de la forma como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Farc, invocan a la sociedad nacional en los contextos de negociación de la paz con el presidente Pastrana (1998-2002). El texto plantea unas preguntas sobre la “distancia” entre las precisiones conceptuales a las que han llegado los investigadores sociales y las experiencias políticas de actores que, como las Farc, desafían la visión predominante de la política como actividad pacífica.
Palabras clave: racionalismo en política, Farc, ideología, experiencias de la política.
Resumo
Este artigo tem como objetivo principal propiciar uma discussão sobre os vínculos entre tipos de conhecimento e experiências da política, a partir de uma revisão da forma como as Forças Armadas Revolucionárias da Colômbia, Farc, invocam à sociedade nacional nos contextos de negociação da paz com o presidente Pastrana (1998-2002). O texto coloca em questão umas perguntas sobre a “distância” entre as precisões conceptuais às quais chegaram os pesquisadores sociais e as experiências políticas de atores que, como as Farc, desafiam a visão predominante da política como atividade pacífica.
Palavras-chaves: racionalismo na política, Farc, ideologia, experiências da política.
Abstract
This paper tries to foment a discussion about the relationships between types of knowledge and experiences of the policy from the revision of the form like Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Farc, invoke to the national society in the contexts of negotiation of peace with the president Andrés Pastrana (1998-2002). It raises questions on the “distance” between the conceptual precisions at which the social researchers have arrived and the political experiences of actors that, like the Farc, defy the predominant vision of the policy like pacific activity.
Key words: rationalism in policy, Farc, ideology, experiences of policy.
Mi objetivo en este artículo es propiciar una discusión sobre los vínculos entre tipos de conocimiento y experiencias de la política, a partir de la revisión de la forma como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Farc, invocan a la sociedad nacional en los contextos de negociación de la paz con el presidente Pastrana (1998- 2002).
El texto plantea unas preguntas sobre la “distancia” entre las precisiones conceptuales a las que han llegado los investigadores sociales y las experiencias políticas de actores que, como las Farc, desafían la visión predominante de la política como actividad pacífica. Planteo preguntas, pero no supongo que “debe” o que “no debe” haber una relación entre el conocimiento teórico especializado y la experiencia de los actores políticos concretos. Me interesa inscribir esa “distancia” entre teoría y práctica política, tan criticada hoy1, en una vieja y peligrosa tendencia de la política moderna: convertir a la política en ideología y en formulaciones racionales y abstractas sobre la vida social (Oakesthott, 1962). El texto está dividido en tres secciones. La primera, presenta esquemáticamente cómo nació el problema y cuáles hábitos de pensamiento invito a reconsiderar. En la segunda, reseño algunas producciones verbales de las Farc e insisto en la necesidad de “rarificarlas” para poder detectar en ellas algo de la experiencia política de esa organización armada. En la tercera sección retomo y enmarco los planteamientos de las Farc desde perspectivas que recalcan la transformación histórica de la política y los problemas implícitos en el predominio de un tipo de conocimiento y de lenguaje político centrado en ideales o en sujetos abstractos.
¿Cuál es el problema?
Me interesa animar un debate sobre la relación entre conocimiento y experiencia política, porque he enfrentado grandes dificultades para comprender el mundo político del que habla las Farc en sus distintas producciones verbales, y porque no me convence –académica y personalmente– el diagnóstico que hacen algunos investigadores, según el cual, el problema es que las Farc sufren de un severo “anacronismo”2.
Cuando hablo de las dificultades para comprender el mundo político de las Farc, aludo a que sus declaraciones están llenas de contraposiciones que he aprendido a clasificar como “simples” y de lecturas “complotistas”, sobre las relaciones entre “pueblo y oligarquías”, entre sectores sociales concretos y “minorías ricas”, entre el pueblo y las “castas politiqueras”. Resalto la calificación de contraposiciones “simples” para marcar que, precisamente, se trata de un juicio “instruido” que proviene de un mundo de experiencia distinto al de las Farc y que tiende a subestimar las exigencias propias del trabajo político. Este señalamiento queda más claro si se recuerda, con Norbert Elias, que existen distintos tipos de conocimiento, que aquellos tienen funciones orientadoras de la acción y que sólo en algunos casos es necesario o siquiera deseable que tales conocimientos hagan matices o muestren todas las complejidades de un fenómeno determinado (Elias, 1996: 43 y ss).
Elias insiste en un punto que hoy solemos pasar por alto: las funciones de orientación de los distintos tipos de conocimiento. Desde su perspectiva, el conocimiento científico o positivo es sólo una forma tardía de conocimiento, que fue privilegiada en un momento específico de la historia de las sociedades, pero que es inseparable de las formas de conocimiento teológicas y metafísicas. Estás últimas siguen habitando las categorías y los anhelos políticos de las sociedades contemporáneas sin que, a veces, tengamos clara conciencia de ello (Elias, 1996, 1997 y ss; Abrams, 1996)3. Es preciso entonces reconocer que eso que percibimos como “simplismo” habla del desconocimiento de las funciones de orientación de los distintos tipos de conocimiento y particularmente, de los tipos de conocimiento que se entrelazan en la construcción de algunos discursos políticos4. Ahora bien, no supongo que todo discurso político tenga que ser simplista o que el simplismo y las visiones complotistas son patrimonio de las Farc. Claro que no. Me dedico a las Farc, porque continúan en guerra y porque no hemos sacado todas las implicaciones conceptuales y, menos aún, las implicaciones políticas del hecho de que siguen explicando su acción armada en términos que intelectuales y ciudadanos del común consideran “inadecuados”, “atrasados”, “viejos”, cuando no simplemente “falsos”5. Prueba de eso es que, aunque las Farc tienen ya más de cuarenta años son escasos los trabajos que interrogan sistemáticamente las producciones verbales de esa agrupación con preguntas sobre la comprensión del estado, la violencia, la vida política o la diferencia regional entre otros temas6. Es cierto que el discurso político de una organización o de un actor no explica su comportamiento. Sin embargo, brinda importantes indicios de la forma como tal actor concibe el orden social y su lugar en él. Incluso, aún cuando se sospeche sobre la “falsedad o la veracidad” de las declaraciones, conocerlas sistemáticamente da cuenta de cómo quieren ser percibidos o cómo se ven así mismos los grupos en cuestión y cómo se han transformado a lo largo de la confrontación7. Estas cuestiones, unidas al estudio de los riesgos implícitos de comprender la política como una actividad “racional” o como una “confrontación de ideales” (Elias, 1997; Oakesthott, 2000; Tocqueville, 1998), sustentan mi interés de proponer esta discusión y de hacerlo de forma tal que las perplejidades de la experiencia de investigación sean visibles.
A quiénes invocan las Farc
La exhortación a la sociedad colombiana en las producciones verbales de las Farc y en el contexto de las negociaciones de paz con el Presidente Andrés Pastrana (1998-2002), se mueve permanentemente entre alusiones al “pueblo”, a sectores sociales concretos (trabajadores, estudiantes, campesinos, entre otros) y llamamientos a los “pobres”, a los “compatriotas” y, en casos muy puntuales, a la “sociedad civil”.
Un pueblo
“El pueblo” es un actor central de las distintas producciones verbales de las Farc, recogidas a lo largo de la investigación. Aparece insistentemente en la autodefinición del grupo guerrillero, en las explicaciones sobre los orígenes y la dinámica de la lucha armada y como principal destinatario de sus acciones. Incluso, desde la Séptima Conferencia en 1982, el grupo sumó a su nombre de Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, la definición Ejército del Pueblo (Ferro y Uribe, 2002: 114).
En efecto, en el contexto de las negociaciones de paz, las Farc insistieron en su autodefinición como “pueblo en armas” (48, 93)8 y como “movimiento revolucionario en lucha por los cambios” (20). Recalcaron que siempre han estado pensando en los intereses del pueblo colombiano (52) e incluso en el momento de la ruptura de los diálogos señalaron enfáticamente que:
(…) seguirán manteniendo en alto las banderas ideológicas y políticas que han caracterizado su lucha durante más de 37 años por los intereses del pueblo así nuestros enemigos de clase nos den el calificativo que quieran (169).
En distintas producciones verbales las Farc explican que el estado, los políticos, la oligarquía, las minorías ricas, le han declarado una guerra al pueblo y que nunca van a legislar o hacer algo a favor de él (20, 34, 41, 43,166, 170). En una carta que le dirigen a los militares, las Farc explican que:
Desde hace 37 años, se le ha impuesto al pueblo colombiano una guerra, por parte de los gobiernos de turno y el parlamento, que busca sostener un Régimen que defiende los privilegios económicos, políticos y sociales de una minoría oligarca enemiga de Colombia, mientras los colombianos, incluidos los miembros de la Fuerza Pública y sus familias padecen hambre, miseria y falta de educación, salud, vivienda y trabajo (155).
Y es que, de acuerdo con las Farc, en
(…) el conflicto colombiano solo existen dos partes: el Estado con las fuerzas de seguridad y sus paramilitares encargados de la guerra sucia gubernamental contra el pueblo y sus organizaciones, entre ellas el movimiento guerrillero liderado por las Farc-Ep (50).
Varias intervenciones de las Farc se dedican a señalar la situación en la que se encuentra el pueblo. Insisten en que aquel está “ahogado por las necesidades” (52), es “valeroso y digno”, que “reclama por las exclusiones, por el saqueo y la injusta distribución de los ingresos” (Farc, 50). Es un pueblo que les impide (a las Farc) hacer un cese al fuego, porque la gente está muriendo de hambre (39). Un pueblo que les impone luchar por el beneficio popular (41). En una entrevista con la Revista Semana, Manuel Marulanda, máximo comandante de las Farc señala que la organización tiene que estar pendiente de si “el presidente va a cumplirle al pueblo la palabra o no” (25). Continuamente, las Farc anotan que los gobernantes tienden a “escamotearle al pueblo” sus derechos (169). Esta caracterización del pueblo que resalta su carácter de víctima convive con exhortaciones para la lucha, con celebraciones de la “rebeldía popular” y del “carácter revolucionario” (41). En febrero de 2002, cuando se están terminando las negociaciones, las Farc expiden un comunicado:
Al pueblo colombiano le hacemos llegar nuestra voz de aliento para que continúe la lucha y la movilización de manera organizada por la solución de los problemas de desempleo, falta de educación, salud, vivienda y tierra para los campesinos. Por libertades políticas, democracia y soberanía nacional, por un nuevo gobierno que reconstruya y reconcilie la Nación (169).
En este comunicado la alusión al “pueblo” como sujeto político se combina con otro rasgo de sus producciones verbales: la alusión más “técnica” a sectores y organizaciones sociales concretas y la referencia a problemas determinados.
Los luchadores sociales y los sectores económicos
En sus producciones verbales, las Farc invocan sectores específicos de la sociedad colombiana, coyunturas concretas en las que aquellos están involucrados y situaciones a las que hay que hacer frente. En el discurso enviado por Marulanda a la ceremonia de instalación de las negociaciones de paz, se establece que el estado colombiano tiene que responder por
(…) el genocidio cometido contra la Unión Patriótica, al igual que por la muerte de comunistas, sindicalistas, defensores de los derechos humanos, el caso de los esposos Elsa Alvarado y Mario Calderón, Eduardo Umaña Mendoza, Jesús María Valle y el dirigente obrero Jorge Ortega (20).
Las Farc se quejan de que los distintos gobiernos descargan “en los trabajadores brutales reformas laborales y pensionales mientras deja intactos los privilegios de los monopolios (…) que explotan las riquezas del país y a sus trabajadores” (154). Insisten en los diversos medios utilizados por el “régimen” para constreñir las “escasas libertades políticas, sindicales y de organización de los demócratas y revolucionarios y (que) mañana cobijarán a todo aquel que reclame el mínimo derecho” (152). Además, subrayan los asesinatos de dirigentes sindicales, líderes campesinos (115), y lo que denominan “luchadores sociales” (35). En sus textos, las Farc reconstruyen con detalle los agravios del estado contra diversos sectores sociales. Algunos documentos reseñan exhaustivamente las acciones del ejército contra las organizaciones campesinas (115); otros, hacen diagnósticos sobre la situación de la educación, la salud, la agricultura, el desarrollo industrial, financiero y minero del país (136) y otros textos informan sobre la situación de actores concretos: los maestros, los destechados (133), los desempleados, (147) los que viven del “rebusque diario” (152) y los trabajadores y familias campesinas (154). En sus intervenciones las Farc se felicitan, porque hasta donde ellas están han ido los sectores más representativos del país (47), al tiempo que dirigen comunicados y cartas explícitas a las organizaciones campesinas (151), a los gremios (154), a la Conferencia Episcopal (153), a los profesores y estudiantes (157, 25), a los trabajadores (158), a los países amigos (156).
Las Farc hacen un esfuerzo permanente por articular su discurso político con los problemas y situaciones que enfrentan otros grupos sociales. Más específicamente interesa subrayar que las Farc convocan, al tiempo que ofrecen su solidaridad a sectores sociales determinados y que suelen ser definidos desde categorías en las que predomina lo económico (empleados, gremios, desempleados, trabajadores del campo). Incluso, con mucha frecuencia, construyen una lectura del conflicto armado en clave de oposición entre estos sectores. En una Carta Abierta, que Marulanda envía al Presidente Pastrana en octubre del 2001, se lee lo siguiente:
Argumenta el Señor Presidente: “del lado del sistema democrático estamos todos unidos en el propósito de discutir con las FARC los temas que más interesan a los colombianos…”. No dudo que algunos gremios económicos, gran parte de los jefes de los partidos tradicionales, la mayoría de los candidatos presidenciales, altos mandos militares, algunos jerarcas de la iglesia católica y los grandes medios de comunicación estén unidos en la defensa de sus privilegios, del Estado represivo y del régimen oligárquico en contra de la Nueva Colombia que agrupa a las mayorías del país que luchan por la paz con empleo, con salud, con vivienda, con educación, con garantías políticas y con soberanía (142).
Es claro en este pronunciamiento, que el conflicto enfrenta a unos sectores sociales determinados y muy bien definidos –los gremios, los partidos, la iglesia, los medios– contra otros que buscan transformar las condiciones económicas, que persiguen garantías políticas y finalmente “soberanía”. En una entrevista publicada por la revista Semana en 1999, Marulanda ya había hecho una contraposición de este tipo. Allí se lee:
SEMANA: ¿Ustedes creen que el establecimiento va a ceder en todos esos puntos? M.M.V.: Bueno, sabemos que va a ser dura la confrontación por cosas como esas. Con los 10 puntos están muy sonrisitas. Pero ampliando ya, teorizando sobre cada uno de los temas, son supremamente amplios. Entonces vea con quiénes nos vamos a enfrentar: con el gran capital al que hay que ponerle control. Porque no podemos permitir que la gente siga muriéndose de hambre, sin la casa, sin el carro, sin el techo, sin la educación, sin la salud, mientras que otros tienen grandes edificios llenos de dólares. No. Eso hay que cambiarlo. No va a ser muy fácil porque es la confrontación con un Estado que no ha querido ni quiere dar nada (25).
En la definición de sectores sociales, a lado y lado de la confrontación se dan cita distintos códigos políticos que no pueden clasificarse fácilmente como de izquierda o derecha. Cada una de esas invocaciones abre un conjunto de relaciones políticas posibles e intenta construir lazos y afinidades con un carácter político determinado.
Al lado de los pobres, excluidos y otros compatriotas
En las producciones verbales de las Farc se menciona con frecuencia lo que ellos denominan “los problemas sociales de los pobres” (46). Con esose refieren al empleo, la educación, la salud, la vivienda y la seguridad (115). Insisten en que el hecho de que esos problemas permanezcan sin solución es lo que explica “los paros” y las protestas de la gente (46), y en que están convencidos de que “los explotados y excluidos por este régimen oligárquico” encuentran en el Movimiento Bolivariano creado por las Farc una alternativa a los “decadentes partidos” (41). En un documento que mandan al Encuentro de Costa Rica en octubre de 2000, cuyo tema eran las negociaciones de paz en Colombia, las Farc declaran:
Mientras los enemigos comunes de los pueblos arman y ponen en práctica su estrategia de guerra contra nuestro pueblo, las FARC-EP reiteran su invariable compromiso de luchar al lado de los pobres y excluidos, con las armas y las banderas en alto por la paz con justicia social y por la segunda y definitiva independencia, en defensa de la soberanía nacional de Colombia (94).
La insistencia de que luchan junto a los pobres y excluidos se fortalece con el llamamiento a los colombianos y compatriotas, quienes, según las Farc, están deseosos de que termine la confrontación (58). Considera la guerrilla que “los compatriotas” pueden enriquecer los temas de discusión de la Mesa de Negociación y, por eso, los llama a participar (52). En un discurso en la Mesa de Diálogos en noviembre de 1999, Raúl Reyes insistía en que,
(…) los colombianos tenemos la obligación de luchar por los que nos pertenece, para el logro de una vida mejor para nuestros hijos y estamos seguros que si la lucha popular se dispersa no habrá victoria en el combate por la paz con justicia social (49).
La responsabilidad como colombianos termina rápidamente inscrita en una visión de los desenlaces de la “lucha popular” que se quiere o añora unificada. Se pide la participación de los compatriotas, porque se ha denunciado que las medidas de los gobiernos pretenden sumergirlos en la miseria (166, 170).
Finalmente, es interesante constatar que las Farc hablan en muy contadas ocasiones de ciudadanía y de sociedad civil. En un comunicado anterior al establecimiento de los diálogos y en el que las Farc solicitan el despeje de los municipios, determinan que ellas,
… no aceptan como integrantes de la sociedad civil a quienes contribuyen con aportes económicos para la guerra, instigan la confrontación, negocian con armas o participan de la ejecución de la barbarie y la cobardía contra los civiles desarmados (4).
Esto con el fin de evitar la presencia en la negociación de sectores sociales que las Farc consideran cercanos al paramilitarismo. Más adelante y en una carta pública que le envían al Presidente para “aclarar” ciertas cuestiones respecto al funcionamiento de la Zona de Despeje, se quejan de que él las ha criticado por convocar a la “sociedad civil” a la negociación. En su pronunciamiento, dicen que ellas forman parte de la sociedad civil tanto como estudiantes, comerciantes, ganaderos y banqueros, entre otros (19).
Ahora bien, he reconstruido con algún detalle este panorama sobre los sujetos políticos que las Farc invoca, para llenar de contenido la referencia que hacía antes a las dificultades que plantea el análisis de sus discursos. ¿Cómo interpretar esas contraposiciones entre unos y otros en el discurso político de las Farc?, ¿cómo analizar la coincidencia de las invocaciones a los pobres y excluidos, con las lecturas “técnicas” sobre situaciones pensionales y tributarias?, ¿cómo articular la referencia explícita a sectores económicos como los gremios, con las caracterizaciones del régimen como oligárquico y enfrentado a la Nueva Colombia? Varios autores han mostrado que en las producciones verbales de los actores políticos se sobreponen distintos lenguajes políticos y que las invocaciones al pueblo pueden hacerse desde ideologías de izquierda o derecha, desde romanticismo o desde apuestas vanguardistas (Elias, 1997; Oakeshott, 2000; Archila, 2003). Algunos investigadores han notado, y nosotros lo hemos constatado en las producciones verbales de las Farc, que aun cuando se invoca a distintos sectores sociales concretos, persiste el anhelo de un sujeto histórico capaz de realizar los cambios y de jalonar a toda la sociedad, por no decir “iluminarla”, a las buenas o a las malas. Eso, a pesar de que las Farc insisten en que no son “mesiánicas” (Farc, 2). Incluso, en la investigación de Mauricio Archila sobre la historia de las protestas sociales en Colombia, se analizan las acciones políticas de los movimientos de izquierda y se muestra cómo algunas de sus tendencias –por ejemplo, el vanguardismo, el elitismo, el voluntarismo– recogen y orientan hacia nuevos destinos políticos, viejos valores o formas de representar la sociedad. En estos puntos, la izquierda y particularmente la izquierda armada se alimentan de las formas de relación política que las oligarquías habían construido en las sociedades latinoamericanas, así como del mesianismo y el iluminismo típicos de una cultura política que se nutre también del cristianismo (Archila, 2003; Mancilla, 1990; González, 1991).
Encuentro muy útil la insistencia de estos autores en el entrelazamiento de los diferentes lenguajes políticos y en la necesidad de estudiar cómo en el lenguaje o el tipo de prácticas utilizados por un actor, se puede seguir el lenguaje o las formas de relación puestas en marcha por otros. Considero que está línea de análisis y el interés de comprender la naturaleza y complejidad de las producciones verbales de los actores, y en este caso las de las Farc, se verían fortalecidas al ser situadas en un mapa más amplio de la acción política. Un mapa que nos recuerde que la orientación ideológica es una práctica reciente en el ejercicio político y que este último está cruzado por conflictos entre distintos tipos de conocimiento. Aclaro más el punto. En la comprensión de las producciones verbales de los actores políticos y en el caso de las Farc, se han hecho importantes esfuerzos por identificar las tradiciones ideológicas de las que ellos se alimentan o el tipo de relación que habían construido con el mundo intelectual. Ambas formas de proceder dan sugerentes resultados. Sin embargo, ambas necesitan inscribirse en un panorama más vasto que no reduzca la política a la ideología y a la acción racional, y que nos muestre las dificultades que enfrentan los actores para autodefinirse o para identificarse con los términos que se les ofrece.
En una entrevista realizada por Guillermo Ferro y Graciela Uribe al comandante Fernando Caicedo de las Farc, en pleno periodo de la Zona de Distensión se pueden detectar algunas de esas perplejidades:
Lo que nosotros estamos reclamando es que no sólo a la gente se le den cosas, sino que le den poder, que al pueblo le den poder, y nosotros somos pueblo y en ese nuevo poder tiene que contar el pueblo y nosotros hacemos parte de ese pueblo. Por eso el camarada Manuel habla de que nosotros hacemos parte de la población civil, aunque suene como a contradicción. Nosotros somos población que ha optado por las armas porque se le cerraron las otras vías, porque sino qué somos. En la medida que ya oficialmente alguien diga que las Farc son una fuerza beligerante, un Estado en potencia, ya empezamos a dejar de ser población civil porque fuerza beligerante es como un Estado en potencia, entonces ya empezamos a dejar de ser población civil. ¿En ese momento qué somos? Un sector de la población civil que se alzó en armas contra el Estado (Ferro y Uribe, 2002: 132).
Sobresale la insuficiencia de las clasificaciones ideológicas para comprender lo que está en juego con estas declaraciones. Ya a comienzos de los años ochenta, el sociólogo William Ramírez había dicho:
No deja de ser preocupante que el análisis sobre las Farc haya sido especialmente desafortunado en el pensamiento de la izquierda y de la derecha. En esta última por la malintencionada y grosera identificación con el comunismo internacional y con el bandolerismo; en la primera, por la sectaria identificación con la dirigencia del Partido Comunista colombiano y con sus propios sueños de que basta romper el dominio de esos jerarcas criollos sobre los ingenuos líderes campesinos, para que estos abran los ojos y empiecen el asedio de las ciudades. Ninguno de los dos pensamientos, sobra decirlo, se ha acercado a indagar a las Farc como organización campesina dotada de especificidad, ubicada en un lugar preciso de la estructura social y con orígenes y destinos preformados por nuestra propia historia nacional (Ramírez, 1980: 204-205).
Y ninguno de esos dos pensamientos puede hacerlo, porque ambos conciben la política como ideología. Precisamente, unos investigadores interesados en discutir la representación habitual de las Farc como un grupo carente de ideología, advirtieron que el problema de esa guerrilla no es “la falta de fundamentación política”, sino “las dificultades para renovar y adecuar estos principios (de marxismo-leninismo) a partir de visiones actualizadas –incluso marxistas– y de nuevas realidades (…)” (Ferro y Uribe, 2002: 125). Ese es exactamente el problema: buscar ideologías, fórmulas “renovadas” o “novedosas”, “múltiples posiciones de sujeto”, por decirlo con una de las formulaciones en boga hoy en día, donde lo que se encuentra es una lucha entre distintos tipos o formas de conocimiento y experiencias políticas.
Y es que la fluidez con que el discurso de las Farc pasa del pueblo a los sectores económicos concretos, los luchadores y los pobres, así como las “dificultades” que tienen para incluir los nuevos temas de la agenda de la movilización social: género, diversidad cultural, ecología, entre otros, debería devolver nuestras preguntas a la experiencia de los actores. Ecología, género y diferencia cultural son temas de gran actualidad, pero están lejos de la experiencia de las Farc y, sobre todo, de la forma como sus y cuándo se separaron experiencia y conocimiento, o mejor y para decirlo con Manuel Marulanda, experiencia y cultura. En efecto, en una de las entrevistas que Arturo Alape le hace a mediados de los ochenta, en la que ambos hablan sobre la formación cultural del Comandante, este señala que por estar en la guerra su
(…) nivel cultural es limitado (pero) que no es que carezca de conocimientos en muchas cosas, tengo mucha experiencia que lo puede ayudar a uno, para participar y puede servir y ayudar a conducir la lucha… A pesar de las limitaciones que uno tenga, puede ayudar mucho (Alape: 1994: 198).
Se trata de una cita reveladora. Nos recuerda el proceso de separación entre experiencia y conocimiento, o entre experiencia y cultura. Marulanda tiene “conocimientos” y tiene “experiencia”, aunque no tiene mucha “formación cultural”. Esta última y el conocimiento que se reconoce como tal en los discursos políticos se formula siguiendo las categorías abstractas que empiezan a caracterizar la política desde la época posterior a la revolución francesa (Kosseleck: 2004). De hecho, y como mostraremos en la sección que sigue, distintas formas de experiencia permanecen ahora excluidas del conocimiento que se considera fundamental para la acción política: el conocimiento científico o positivo.
Teoría y práctica política entre “sectores inexpertos”
A lo largo de este documento he insistido en que el análisis de las producciones verbales de las Farc presenta numerosas dificultades que, usualmente, se resuelven acusando al grupo guerrillero de anacrónico o de incapaz de incorporar nuevos temas a su discurso político. He subrayado que tales juicios revelan ser inútiles y nos desvían de la verdadera pregunta: de qué experiencia política habla las Farc. En esa dirección he recalcado la importancia de identificar qué lenguajes políticos se entrecruzan en los discursos de la organización guerrillera. Sin embargo, también he insistido en que, en tal ejercicio no se puede reducir la política a la ideología. Mi objetivo en esta última sección del texto es aclarar e ilustrar, de la mano de autores que analizan las transformaciones históricas de la política, este último asunto. Ya vimos que las Farc habla de pueblo, de pobres, de excluidos y de sectores concretos. Señalamos que los investigadores se interesan por escudriñar qué orientaciones ideológicas sustentan esas invocaciones y qué distancia hay entre ellas y los términos en los que ahora se habla de los sujetos políticos. Pues bien, el punto clave es comprender que esas distintas formas de evocar los sujetos políticos expresan y actualizan una vieja tendencia de la política moderna: dar predominio al conocimiento científico y con él, a formulaciones abstractas más que a experiencias claramente encarnadas en actores específicos. Se tiene entonces que, cuando las Farc se refieren a “sus enemigos de clase” están utilizando el marxismo como medio de lucha política. Marxismo que, en cuanto tipo de racionalismo, dotó de legitimidad las denuncias de algunos sectores sociales y dio lenguaje político a unas clases inexpertas. En palabras del investigador inglés Michael Oakeshott:
(…) pero no hay duda de que éstos son los autores –Marx y Engels– del más estupendo de nuestros racionalismos políticos, como sería de esperarse, porque fue compuesto para la instrucción de una clase políticamente menos educada que cualquier otra que jamás haya tenido la ilusión de ejercer el poder político. Y ninguna falla puede encontrarse en la manera mecánica en la que ésta, la más grande de todas las traducciones políticas ha sido aprendida y usada por aquellos para quienes fue escrita. Ninguna otra técnica se ha impuesto como ella al mundo como si fuese conocimiento concreto; ninguna ha creado un proletariado intelectual tan vasto, sin nada que perder más que su técnica (2000: 44).
En una dirección similar se orienta el sociólogo judío-alemán Norbert Elias:
(…) la obra de Marx y Engels ciertamente constituye la estructura teórica actual más completa e impresionante, es más casi la única, que sirve de arma ideológica y guía a los grupos de marginados que ejercen menos poder en comparación con determinados grupos establecidos que impiden a los primeros satisfacer sus necesidades (Elias, 1997: 279. Cursivas en el original)
Ambos señalamientos nos ayudan a definir un campo de discusión en el cual inscribir y situar la producción e invocación de sujetos políticos en el discurso de las Farc. Los planteamientos de Oakeshott y de Elias nos recuerdan que el marxismo es usado en las disputas políticas por grupos sociales específicos, y que se convierte en técnica, en arma ideológica, y por esa vía “se aplica” a distintos contextos y realidades. Oakeshott lo dice muy bien: “ninguna otra técnica se ha impuesto como ella al mundo como si fuese conocimiento concreto”. Aparece aquí el predominio, en la política, de un tipo de conocimiento que se independiza de la experiencia que le da lugar, que se formula como conocimiento sin tiempo ni historia, como un conocimiento válido independientemente de las circunstancias, un conocimiento general… conocimiento que, además, será convertido en arma política, en ideología y en la única forma moderna y deseable de enfrentar la construcción del orden social como una construcción (Bauman, 1997). Tenemos, entonces, que el uso del marxismo como medio de lucha política y la invocación general de sujetos más o menos abstractos forma parte de una transformación de la política que había sido ya reseñada por Tocqueville en su libro sobre El antiguo régimen y la revolución. En esa obra analiza el proceso por el que “los hombres de letras” se convirtieron en los principales políticos sin asumir directamente tal categoría. Dice Tocqueville:
La misma condición de esos escritores los predisponía a abrazar las teorías generales y abstractas en materia de gobierno y a confiar en ellas ciegamente. Viviendo tan alejados de la práctica, ninguna experiencia venía a moderar su natural ardor, nada les advertía de los obstáculos que los hechos existentes podrían producir incluso a las reformas más deseables; no tenían la menor idea de los peligros que siempre acompañan aún a las revoluciones más necesarias (…) De esa suerte fueron mucho más atrevidos en sus innovaciones, más amantes de las ideas generales y los sistemas, más despreciativos de la sabiduría antigua y aún más confiados en su razón individual de lo que comúnmente sucede entre autores que escriben libros especulativos sobre política… (Tocqueville, 1998: 223-224).
Más recientemente, el sociólogo Zigmunt Bauman se ha ocupado del mismo problema. Dice Bauman:
Tal vez fue en este período precoz de la historia de los intelectuales modernos (segunda mitad del siglo XVIII) cuando a partir de una experiencia colectiva se forjó una visión peculiar del mundo; una visión hecha de palabras, construida con ideas, regida por ideas y destinada a rendirse al poder de las ideas. Una imagen que exploraba y jugaba virtualmente con todas las versiones pensables del idealismo, una imagen del mundo que asignaba a las ideas prioridad sobre la realidad material (Bauman, 1997: 141).
Ideas que Tocqueville denomina “teorías abstractas” y que empiezan a tener un papel cada vez más importante en la comprensión y en el ejercicio de la política. Al punto de que, como ha mostrado Kosseleck (2004), el lenguaje político se llena de categorías orientadas hacia el futuro y llenas de expectativa –socialismo, comunismo–, mientras que categorías ligadas a la experiencia y por eso concretas y situadas, van perdiendo importancia. No sobra aclarar aquí que el predominio de esas “teorías abstractas” y del racionalismo en política está ligado a la preeminencia de “los hombres de letras” y los “intelectuales”. Ellos también conquistaron tal importancia a través de una intensa lucha política, en la que se transformó el lugar de los distintos tipos de conocimiento en la regulación y orientación de la vida social (Elias, 1996; Bauman 1997). Precisamente las dificultades para analizar el discurso político de las Farc hoy tienen que ver con los límites del marxismo como “teoría abstracta”. Hasta hace unos años, el marxismo funcionaba como la “formulación racionalista” mediante la cual una organización de campesinos disputaba su reconocimiento como “grupo revolucionario”. Hoy, cuando tantos sectores discuten la utilidad del marxismo, los campesinos e integrantes de ese “grupo revolucionario” no han encontrado otra “teoría abstracta” que les dé legitimidad en el campo político. El problema es que precisamente ten demos a convertir la política en ideología, en “proyectos a futuro” y en formulaciones abstractas sobre “libertad, igualdad y fraternidad”. Pero, ahí están las Farc usando el marxismo y mostrando, sin saberlo muchas veces, que la política no habla sólo del futuro sino también del pasado, no habla sólo de abstracciones y referencias generales sino de sectores, eventos y experiencias concretas. Cómo comprender, como parte de un discurso político, las palabras que envió el comandante Manuel Marulanda Vélez a la instalación de las Mesas de Negociación y en las que se lee: “Huyendo de la represión oficial nos radicamos como colonos en la región de Marquetalia (Tolima), donde el Estado nos expropió fincas, ganado, cerdos y aves de corral…” (20) ¿Cómo ver en esas palabras la experiencia política y de relación con el Estado que tienen amplios grupos de campesinos colombianos? Combatiendo la tendencia a convertir la política en ideología y a buscar esta última en formulaciones abstractas y generales sobre la Democracia, la Igualdad, la Libertad… Recordando que con la llegada de “los intelectuales” a la política se tiraron fuera otras experiencias y los conocimientos concretos que sostenían y reproducían el orden.
Citas
1 Ver, por ejemplo, De Sousa Santos (2005) y Archila (2003).
2 Al respecto es útil recordar la carta que los intelectuales colombianos le dirigen a las Farc, en donde le dicen que su guerra ya no tiene sentido o la constante alusión a esa guerrilla como “dinosaurios políticos” en el debate preconstituyente en el período 1990-1991. Ver también las declaraciones que hace al respecto un jefe de la organización guerrillera (Ferro y Uribe, 2002).
3 Al respecto es muy iluminadora la pregunta de Abrams sobre por qué se suele escribir Estado con mayúscula como si fuera Dios o los trabajos de Kosseleck sobre los deseos y temores implícitos en categorías como “revolución”.
4 En el prólogo que hace el historiador Marco Palacios a un libro recientemente publicado sobre los mitos políticos en las sociedades andinas, se recuerda que el hombre político debe ser simultáneamente homo magus y homo faber (Palacios, 2006: 7).
5 En los cursos de “introducción a la política colombiana” y de “formación del estado nación en Colombia” que he tenido a cargo en el Departamento de Ciencia Política en la Universidad de Los Andes, usualmente hago elegir a los estudiantes entre revisar ciertos materiales sobre o producidos por las Farc y revisar documentación proveniente de los grupos de Autodefensa. Invariablemente, el interés de los estudiantes se orienta por los grupos de Autodefensa. Conversando con ellos sobre lo que explica tal preferencia insisten en que no se trata de algo “ideológico”, sino que les parece muy “mamerto” y muy “viejo” lo que dicen las Farc. Desde nuestra perspectiva esto no es un dato anecdótico, sino una fuente para trabajar las representaciones de los actores armados y de sus repertorios de lucha, tanto como las transformaciones recientes del vínculo político y de la política como actividad. Al respecto ver Lechner (1996).
6 Tenemos estudios que tipifican la organización guerrillera, que explican su evolución territorial y geográfica, sus nexos con la violencia de los cincuenta y más recientemente su evolución organizacional. (González y otros 2003; Ferro y Uribe, 2002) Tenemos también una amplia literatura testimonial y unas crónicas entre las que se destacan los diferentes trabajos de Arturo Alape (1994), y los trabajos de Alfredo Molano. Sin embargo, fuera de las declaraciones recogidas por Ferro y Uribe, del trabajo de Braun (2003) sobre las negociaciones con Pastrana y de la investigación de María Victoria Uribe (2004) sobre el Mito de Marquetalia, no hay un conocimiento acumulado sobre la forma en que las Farc se refieren a su propia experiencia como actor político.
7 No sobra insistir en la necesidad de un conocimiento sistemático de las producciones verbales de las Farc, porque con frecuencia la investigación cualitativa cita declaraciones de los actores, pero no puede localizarlos en un mapa más amplio que hable de su recurrencia. No estoy abogando por una “representatividad estadística”, pero sí por la posibilidad de informar con precisión en qué términos hablan los actores investigados. Un “análisis de contenido” de los discursos no resuelve todos los problemas pero si contribuye a la autonomización entre el problema tal y como es pensado por el investigador y como emerge o es denominado en las fuentes. Me detengo en este problema propio del oficio, porque a lo largo de la investigación he enfrentado el desprecio de algunos estudiosos que creen que citar a las Farc es un ejercicio “de mera descripción” o que no tiene mayor importancia saber si invocan al “pueblo” o a sectores concretos. Por ahora, estoy concentrada reconstruyendo a quiénes invocan y cómo, pues he aprendido que una forma o la otra delatan mundos y expectativas políticas distintas y por esa vía contextos de negociación de paz también disímiles.
8 Los números que en adelante aparecen entre paréntesis, se refieren a documentos de las FARC citados y que están identificados en el documento anexo. El número que cito corresponde al de la primera casilla.
Bibliografía
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Anexo 1. Documentos de las Farc # Título Fecha Fuente
1 Entrevista de Angel Beccassino a Manuel Marulanda Velez 02/10/88 Angel Beccassino (1998).
2 La otra Colombia según las FARC. 15/02/98 Revista Alternativa. Febrero 15 1998. No. 17
3 FARC dicen que no van a negociar con Samper 15/06/98 s.a.
4 FARC insisten en despeje 04/08/98 El País P 2 A
5 Las FARC piden ley para hacer canje 08/08/98 El País P 6 E
6 Jefe de las FARC pide mediación a Menem 10/08/98 El Espectador P 6 A
7 Carta de las FARC al Congreso 21/08/98 El Tiempo P 12 A
8 FARC buscan humanizar la guerra 23/08/98 El Nuevo Siglo P 11
9 Acordaos que el enlace es Leyva 10/09/98 El Espectador P 5 A
10 Negociación directa entre Estado y FARC 16/09/98 El Espectador P 4 A
11 La carta de Tirofijo al presidente 27/09/98 El Tiempo P 12 A
12 Canje, única salida 28/09/98 El Espectador P 6 A
13 Alcaldes, única autoridad en zona de despeje 30/09/98 El Colombiano P 11 A
14 A las FARC no les interesa el indulto 08/10/98 El País Pág 2 A
15 Tirofijo hablaría ante el senado 08/10/98 El Tiempo P 3 A
16 La carta a Ricardo 02/11/98 El Tiempo P 8 A
17 Declaración de las FARC ep 27/11/98 El Espectador P 4 A
18 Así será la mesa de diálogo 05/01/99 El Colombiano P 8 A
19 La carta de las FARC al presidente 07/12/98 El Colombiano P 8 C
20 Oración del Manuel "Tirofijo" Marulanda al inicio de los diálogos 07/01/99 Página web FARC
21 Si no hay canje habrá que traer políticos 08/01/99 Semana. Enero 8 1999 No. 871
22 Cese al fuego con las FARC está lejano 10/01/99 El Espectador. P 5 A
23 Historia secreta de los diálogos 11/01/99 El Tiempo P 7 A
24 Política de paz para el Cambio: Gobierno 12/01/99 El Espectador P 5 A
25 Tirofijo se destapa 15/01/99 Semana. Enero 15 1999 No. 872
26 Colombia puede convertirse en otro Vietnam: ´tirofijo´ 18/01/99 Vanguardia Liberal P 3 A
27 Carta abierta al presidente Pastrana 20/01/99 El Tiempo. 7 A
28 Las razones de Raúl Reyes 20/01/99 El Tiempo P 3 A
29 FARC quieren caída de 10 generales 26/01/99 El Tiempo P 13A
30 El ataque a casa verde 04/02/99 El Espectador P 10 A
31 Hasta el último minuto 30/01/99 El Espectador P 5 A
32 Las FARC esperan resultados 07/02/99 El Espectador P 5 A
33 FARC acepta que secuestra civiles 27/02/99 El Espectador P 8 A
34 Pastrana desconoce cómo marchar hacia delante 01/03/99 El Tiempo P 4 A
35 Nuestra lucha es contra el Estado terrorista y opresor 07/04/99 Voz P 16
36 Lo acordado ayer 03/05/99 El Tiempo, P 6 A
37 Agenda común por el cambio hacia una nueva Colombia 06/05/99 s.a.
38 Hay generales dignos de respeto 07/05/99 El Espectador P 5 A
39 Pastrana le ha cumplido al país en la lucha a paras 11/05/99 El País P 3 A
40 FARC no aceptan ajustes a despeje 15/05/99 El Tiempo P 7 A
41 35 años luchando por la nueva Colombia 27/05/99 www.analitica.com/bitblioteca/farc/35.asp
42 FARC piden decreto de despeje 30/05/99 El Espectador P 15 A
43 Referendo después de negociar 10/06/99 El Tiempo P 9 A
44 La Uribe, un mito de la guerra y de la paz 04/07/99 El Espectador P 6 A
45 Ya somos una fuerza beligerante: FARC 05/07/99 El Espectador P 5 A
46 Sigue roto el diálogo 18/09/99 Página web Farc
47 “Nos interesa la beligerancia” 18/10/99 El Espectador P 2 A
48 Guerra civil no. Inestabilidad guerrillera sí. 21/10/99 El Colombiano P 8 A
49 “Discurso del comandante Raúl Reyes” 03/11/99 Voz P 9
50 Comunicado de las FARC 16/11/99 El Tiempo P 7 A
51 Con desafio responden las FARC al gobierno 21/11/99 El Espectador P 5 A
52 Comunicado Número 6 15/12/99 Página web Farc
53 Alfonso Cano aterriza tesis de FARC 24/01/00 El Tiempo P 10 A
54 Comunicado número 8 28/01/00 Página web Farc
55 Carta de las FARC 29/01/00 www.ciponline.org/colombia/000129FARC.html
56 Hay que acabar la guerra 30/01/00 El Espectador P 7 A
57 Es más rentable invertir en la paz 02/02/00 Voz P 7
58 No es una amenaza a la libertad de prensa 03/02/00 El Tiempo P 7 A
59 Comunicado FARC-gobierno del viaje a Europa 02/03/00 www.ciponline.org/colombia/000302eu.html
60 Comunicado número 9 10/03/00 www.ciponline.org/colombia/000302eu.html
61 Comunicado 17/03/00 Página web Farc
62 No todo el ejército es paramiltar: Reyes 17/03/00 El Tiempo p 6 A
63 Raúl Reyes al banquillo 02/04/00 El Tiempo P 3 A
64 Comunicado conjunto No. 12 12/04/00 Página web FARC
65 La patria está amenazada 13/04/00 Página web Farc
66 Urabá sigue en juego 19/04/00 El Colombiano P 7 A
67 Ley 002 27/04/00 Página web Farc
68 Intimidación de las FARC no se puede admitir 27/04/00 El Espectador P 3 A
69 Comunicado No. 15 28/04/00 Página web Farc
70 Ponencia del lanzamiento del movimiento bolivariano 29/04/00 www.ciponline.org/colombia/00011bolivariano.html
71 Declaración pública de las FARC por el caso del collar bomba 16/05/00 Hechos de paz. Vol. XVII. P 45
72 Declaración de las FARC ep 17/05/00 Hechos de paz. Vol XVII. P 49
73 FARC: cárcel para los corruptos 25/05/00 El Espectador P 6 A
74 Ley 003 28/05/00 Página web Farc
75 Se abre paso solución para el canje 30/05/00 El Espectador P 3 A
76 Comunicado no. 16 31/05/00 Página web Farc
77 La otra cara de las FARC 05/06/00 El Tiempo P 1/10
78 EU debe perdonar la deuda externa 06/06/00 El Colombiano P 3
79 Discurso de Manuel Marulanda 29/06/00 Hechos de Paz. Vol XVII P 69
80 Ofrecimiento del Secretariado de las FARC ep a las delegaciones Internacionales 29/06/00 Hechos de Paz Vol. XVII. P 71
81 Comunicado No. 18 30/06/00 Página web Farc
82 Comunicado No. 19 03/07/00 Página web Farc
83 Soldados Colombianos 03/07/00 http://www.agrnews.org/issues/78/noticias.html
84 Colombia: Comunicado del Estado Mayor Central de las FARC EP 10/07/00 http://www.agrnews.org/issues/79/noticias.html
85 Comunicado No. 21 03/08/00 Página web Farc
86 No vamos a interferir en elecciones 06/08/00 El Espectador P 8 A
87 Amplían plazo para evaluar propuestas 26/08/00 El Tiempo P 1/6
88 El proceso de paz está en cuidados intensivos 13/09/00 Voz P 12
89 Proceso queda en suspenso 19/09/00 El Tiempo P 1/10
90 A la comunidad internacional 28/09/00 Página web Farc
91 El secuestro tiene que liquidarse 01/10/00 El País P 8 A
92 El canje sería un acuerdo humanitario 11/10/00 Voz P 8
93 Documento de las FARC EP al encuentro de Costa Rica 17/10/00 Página web Farc
94 Respecto al encuentro de Costa Rica hacemos saber: 17/10/00 Página web Farc
95 Comunicado No. 23 23/10/00 Página web Farc
96 Veo al presidente Pastrana muy débil 23/11/00 Voz P 7
97 Comunicado 14/11/00 Página web Farc
98 El capítulo de la paz apenas está comenzando 18/12/00 Voz P 7
99 Comunicado 20/12/00 Página web Farc
100 FARC harán liberación unilateral 16/01/01 El tiempo P 1-2
101 11 propuestas 17/01/01 http://www.del-sur.org/SecCol/c_nest.htm
102 Carta abierta al presidente 02/02/01 Página web Farc
103 Acuerdo de los Pozos 09/02/01 http://www.fsa.ulaval.ca/rdip/cal/lectures/colombia_ los_pozos.htm
104 FARC limitarían uso de cilindros 12/02/01 El tiempo P 1- 9
105 El acuerdo nos evitó un salto al vacío 14/02/01 El Espectador P 4 A
106 Comunicado No. 25 01/02/01 Página web Farc
107 Comunicado No. 26 23/02/01 Página web Farc
108 Señores representantes de los distintos gobiernos 08/03/01 Página web Farc
109 Comunicado No. 27 09/03/01 Página web Farc
110 Listo el intercambio humanitario 12/03/01 El Tiempo P 1 -10
111 FARC buscan influir en FMI 16/03/01 El Tiempo P 1 -12
112 Hay muchos obstáculos para el canje 21/03/01 Voz P 8
113 Comunicado No. 28 05/04/01 Página web Farc
114 Comunicado No. 29 11/05/01 Página web Farc
115 Informe de los Integrantes de la Mesa Nacional de Diálogos de las FARCEP al Comandante Manuel Marulanda V. 22/05/01 http://six.swix.ch/farcep/Mesa/informe.html
116 Intercambio Humanitario 02/06/01 Página web Farc
117 FARC somos conscientes del pesimismo 11/06/01 El Tiempo P 1-11
118 “Más amenazas del Mono Jojoy” 30/06/01 El Tiempo P 1-14
119 No podemos negociar nuestros principios 04/07/01 Voz P 7
120 Comunicado de las FARC sobre el intercambio de prisioneros 06/07/01 www.ciponline.org/colombia/070602.html
121 Segundo informe presentado por los voceros de las FARC en la Mesa de diálogos al comandante Manuel Marulanda Vélez
122 A mí los godos sí me colgaron el lazo al cuello 11/07/01 Voz P 8
123 Comunicado de las FARC sobre el secuestro de Alán Jara 19/07/01 www.ciponline.org/colombia/071901.html
124 La otra historia de las FARC 18/07/01 Voz P 6
125 Las naves del intervencionismo 21/07/01 http://hrw.org/spanish/informes/2001/farc_apendice. Html
126 Propuesta de las FARC ep sobre cese del fuego y hostilidades 23/07/01 Hechos de Paz. Vol XVII. Pág. 151-160
127 Columna Jacobo Arenas de las FARC ep comunica a la opinión 12/08/01 http://six.swix.ch/farcep/Comunicados/2001/ago1501.html
128 FARC admiten adiestramiento del IRA 20/08/01 El Tiempo P 1-2
129 Carta de los negociadores de las FARC a Camilo Gómez 22/08/01 www.ciponline.org/colombia/082202.html
130 Comunicado No. 30 07/09/01 Página web Farc
131 Propuestas concretas de las FARC ep al gobierno Pastrana para agilizar el proceso de paz. 12/09/01 www.ciponline.org/colombia/091202.html
132 A la cacica la mató el ejército 01/10/01 http://six.swix.ch/farcep/Comunicados/2001/oct0101.html
133Comunicado de los voceros de las FARC-EP en la MNDN sobre la marcha que organizó Serpa 02/10/01 www.ciponline.org/colombia/100201.html
134 Acuerdo de San Francisco de la Sombra 05/10/01 Página web Farc
135 “Queremos gobernar” dice negociador de las FARC 05/10/01 El Tiempo P 1-2 / 1-4
136 Memorando al gobierno nacional sobre la paz y el futuro de Colombia 15/10/01 Página web Farc
137 Carta a los voceros de las FARC EP 15/10/01 Página web Farc
138 Carta al señor presidente de la República 15/10/01 Página web Farc
139 Consideraciones de los voceros de las FARC EP 20/10/01 Página web Farc
140 Comunicado 25/10/01 Página web Farc
141 EEUU y el proceso de paz en Colombia 05/11/01 www.ciponline.org/colombia/110501.html
142 Carta de Manuel Marulanda Vélez a los voceros de las FARC 07/11/01 www.ciponline.org/colombia/110704.html
143 Carta abierta 20/11/01 http://six.swix.ch/farcep/Comunicados/2001/
144 Pastrana acabó con el proceso en un momentico 21/11/01 Voz P 10
145 Comunicado 30/11/01 Página web Farc
146 No queremos treguas sino cese 23/12/01 El Espectador P 11B
147 Comunicado 25/12/01 Página web Farc
148 Comunicado público 03/01/02 Página web Farc
149 Comunicado público 04/01/02 Página web Farc
150 Carta al señor Presidente de la República 06/01/02 www.ciponline.org/colombia/010602.html
151 Carta a las organizaciones campesinas 08/01/02 www.ciponline.org/colombia/010802.
152 Carta al Congreso de la República 08/01/02 www.ciponline.org/colombia/
153 Carta al Monseñor Alberto Giraldo de la conferencia episcopal 08/01/02 www.ciponline.org/colombia/
154 Carta a los gremios económicos 08/01/02 www.ciponline.org/colombia/010805.html
155 Carta a las fuerzas Militares y de policía 08/01/02 www.ciponline.org/colombia/010806.html
156 Carta al grupo de países amigos 08/01/02 www..ciponline.org/colombia/010808.html
157 Carta a los profesores y estudiantes 08/01/02 www.ciponline.org/colombia/010809.html
158 Carta a los trabajadores colombianos 08/01/02 www.ciponline.org/colombia/010811.html
159 Carta a James Lemoyne 08/01/02 Página web Farc
160 Comunicado 09/01/02 Página web Farc
161 Comunicado público 10/01/02 Página web Farc
162 Comunicado 11/01/02 Página web Farc
163 Comunicado público 12/01/02 Página web Farc
164 Comunicado público 13/01/02 Página web Farc
165 Acuerdo de un cronograma para el futuro proceso de paz 20/01/02 www.ciponline.org/colombia/012002.html
166 Propuesta de las FARC para la disminución de la intensidad del conflicto 02/02/02 Página web Farc
167 Comunicado 06/02/02 www.ciponline.org/colombia/02020601.html
168 Comunicado 20/02/02 Página web Farc
169 Comunicado 21/02/02 Página web Farc
170 Comunicado 01/03/02 Página web Farc
- Detalles
- Última actualización en 04 Enero 2017